- Opinion
- 07.04.2025
OPINIÓN
"Primera sangre entre el PRO y LLA", por Werner Pertot
La primera semana de la campaña porteña mostró que la elección se va a nacionalizar y que no habrá piedad entre los partidarios de Macri y de Milei

Desde el primer día se vio que la elección iba a tener un fuerte componente nacional. La primera discusión no fue sobre el bacheo o el subte, sino sobre el dólar. Sí, sobre el dólar. Se metió Mauricio Macri el primer día y, después de decir que Karina Milei venía a destruirlos, pidió “otro tipo de cambio”. A la misma hora, la secretaria general de la Presidencia se sacó una foto con el vocero y candidato Manuel Adorni en la puerta de la jefatura de Gobierno y con una motosierra. No por falta de sutileza el mensaje deja de ser claro: "Voy a representar las ideas de la libertad en la ciudad de Buenos Aires, donde pasaremos la motosierra por un Estado gigante”.
Le contestó Jorge Macri: dijo que la Ciudad no andaba necesitando motosierras dado que hay equilibrio fiscal y aprovechó para preguntarle a Adorni qué piensa decir de la deuda que el Gobierno nacional tiene con la Ciudad por coparticipación. Adorni, por supuesto, no contestó, dado que las discusiones sobre hechos y datos son su punto débil y se mueve con mayor fluidez sobre el territorio de las chicanas. Por eso, de todo lo que dijo Jorge Macri eligió responderle sobre que no conocía a los bonaerenses. Retrucó que los conoce más que un ex intendente bonaerense. Festejo de las tribulas libertarianas.
Adorni hizo una sugestiva alusión a la campaña del pis de Larreta: "Yo no te voy a decir que hay olor a pis, pero sí que el modelo no está funcionado, aunque pueden gestionar mejor o peor. El modelo que lleva adelante el PRO, en uno de los distritos más importantes del país, quedó viejo". Eso seguramente acrecentó las suspicacias que hay en el PRO sobre una suerte de acuerdo entre Larreta y los Milei, o como minimo un pacto de no agresión.
De la decena de listas de derecha que buscan pelear el voto al PRO y LLA, Larreta es hasta ahora el único que logró meterse en la discusión. Su campaña del pis fue retrucada y comentada por todos, especialmente los del PRO que salieron a defenderse y a cuestionarlo con virulencia. Objetivo logrado.
¿Y Leandro Santoro? Parece que estuvieran tan ocupado matándose entre sí que se olvidaron de él. Solo Silvia Lospennato lo criticó en una declaración perdida que fue, incluso, bastante light. Mientras siga adelante en las encuestas, Santoro puede sentarse a mirar la pelea de la derecha con un balde de pochoclo.
La cantidad de listas habla de una fragmentación, que es especialmente fuerte hacia la derecha, pero si la polarización es grande, la mayor parte de esas listas sacarán un porcentaje ínfimo y entre las tres principales (o cinco, si sumamos la de Ramiro Marra) se llevarán la mayoría de los votos. Todavía falta, pero la primera semana no deja dudas de lo intensa que será la campaña porteña.
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