OPINIÓN

"El hambre más urgente en CABA", por Werner Pertot

Crece la cantidad de personas en situación de calle. Crece la indigencia. La Legislatura quiere sesionar de emergencia para que las escuelas entreguen comida en vacaciones.

El jefe de Gobierno, Jorge Macri, dijo al comienzo de las medidas de Javier Milei que iba a tener que atender “el hambre de la clase media”. Cada día ese pronóstico se vuelve más y más real, con la suba generalizada de todos los costos de servicios y productos que no se puede elegir libremente dejar de pagar (la luz, el gas, la comida, el transporte) y algunos que la clase media en breve deberá resignar (la salud privada, con subas desproporcionadas de las prepagas mes a mes). Pero no es en la clase media donde el ajuste pega más duro, sino como siempre en los pobres y sobre todo en los indigentes. Está creciendo, según los relevamientos de organizaciones sociales, la cantidad de personas en situación de calle. En esa línea, hay propuestas para que la Legislatura sesione en extraordinarias y para que las escuelas entreguen viandas para niños y niñas que no tienen qué comer. ¿Tomará la propuesta el jefe de Gobierno?

Si bien es real que un sector de la clase media está camino a caer bajo la línea de pobreza, lo cierto es que los ajustes económicos y la suba masiva de todos los precios pega mucho más en quienes ya eran pobres. Y ni hablar de quienes ya eran indigentes. En la Ciudad, viene creciendo la cantidad de personas sin techo, según el Relevamiento Nacional de Personas en Situación de Calle (ReNaCalle) realizado por organizaciones sociales. Según esta encuesta, hay más de ocho mil personas sin techo en CABA. Es más del doble de lo que tiene el Gobierno de la Ciudad en sus registros oficiales.

De esta población, más de mil son niños, niñas o adolescentes. Hay un aumento con respecto al último censo realizado hace cuatro años por las mismas organizaciones. Lejos de mejorar, la situación está empeorando.

Según el ReNaCalle, en tanto, el 63,6 por ciento de los encuestados estaba efectivamente en calle, mientras que en el 29,8 por ciento de los casos el relevamiento fue realizado en un dispositivo nocturno, y en el 6,7 en un dispositivo diurno. Entre las personas en calle, el 64 por ciento fue encuestada en la vereda, el 16,7 en una plaza o un parque, y los restantes en paradas de colectivos, terminales, bajos autopistas o cajeros automáticos, entre otros lugares.

La mayoría de estas personas (más del 60 por ciento) tienen algún tipo de changa: cartoneros y carreros, vendedores ambulantes o feriantes, trabajadores de espacios públicos y de la construcción.

Mientras la situación económica empeora día a día para ellos y para los que tienen la “suerte” de tener un techo, pero no les alcanza para comer, en la Legislatura, Alejandrina Barry presentó un proyecto para extender el servicio del Programa de Alimentación Escolar con la entrega de canastas o bolsones de alimentos durante las vacaciones, a cientos de miles de familias de alumnas y alumnos de las escuelas públicas porteñas de todos los niveles educativos.

Hay que tener en cuenta que el último informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA) de la Universidad Católica Argentina (UCA), la pobreza multidimensional urbana ascendió en el tercer trimestre de 2023 al 44,7% del total de la población y al 62,9% de los niños y adolescentes. Y esto es previo a las medidas de ajuste brutal de Milei, que van a hacer que esos valores trepen y mucho.

Barry detalló al colega Martín Suárez en Tiempo Argentino los motivos por los que hace la convocatoria urgente a que las escuelas entreguen comida: “Nos llueven denuncias de que los chicos y las chicas llegan con hambre a las escuelas y no podemos ser indiferentes porque realmente es una situación de emergencia”. Para muchos niños y niñas, la comida más fuerte del día es la que reciben en la escuela.

Por eso, además de hablar del “hambre de la clase media”, quizás el jefe de Gobierno porteño podría llamar a sesiones extraordinarias para tratar esta iniciativa u otras que él idee para aliviar el duro momento que está viviendo la población porteña. ¿Lo hará? ¿O que cada uno se arregle como pueda?

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