TRANSFEMINISMOS

Quimey Ramos sobre los transfeminismos: “Hay que salir de lo particular e implicarse con todas las manifestaciones”

Nueva Ciudad habló con Quimey Ramos, activista y docente en el bachillerato popular travesti-trans Mocha Celis, quien socializó reflexiones y herramientas para enfrentar este nuevo escenario desde los transfeminismos

Leila Lobos
La llegada de Javier Milei a la Presidencia de la Nación y sus posteriores medidas económicas y sociales generaron lo que la autora Naomi Klein llama la “doctrina del shock”. La periodista canadiense propone en su libro que las políticas económicas de Milton Friedman y de la Escuela de Economía de Chicago (compartidas por el nuevo Presidente) han alcanzado importancia en países con modelos de libre mercado no porque fuesen populares, sino a través de impactos en la psicología social a partir de desastres o contingencias, provocando que, ante la conmoción y confusión, se puedan hacer reformas impopulares.
 
En esta clave, Nueva Ciudad habló con Quimey Ramos activista, docente e investigadora. Es, además, una de las creadoras de la primera Red Nacional de Docentes Trans del país y docente en el primer bachillerato popular para el colectivo travesti-trans Mocha Celis en la Ciudad de Buenos Aires. Ramos socializa reflexiones y herramientas para afrontar este shock y hace hincapié en dos líneas de acción para los transfeminismos: salir de lo particular para entrar a lo intersectorial y la intervención performatica en la acciones autoconvocadas en el espacio público.
 
Estas últimas semanas desde que asumió Javier Milei, se conocieron una serie de modificaciones profundas, tanto en las leyes como en las formas democráticas, que golpean a los sectores más vulnerados, ¿cómo estás sintiendo esto y cuáles osn las primeras reflexiones de este nueva etapa que se abre?
 
Me parece que está bueno socializar lo más posible cómo nos vamos a ordenar, sobre todo quienes no tenemos un anclaje de un colectivo particular, más cotidiano. Hay que propiciar espacios de análisis de coyuntura colectivos, en la instancia en la que se pueda. Si tengo vecinas piolas con las que puedo tener un mínimo piso en común de preocupación hay que juntarse, sumar distintos análisis y pensar la coyuntura. Juntarse a debatir, eso es necesario en este momento. También hace que no nos hablemos soles o no quedemos dentro de los mismo circuitos tan cerrados. Hay que propiciar esas instancias.
 
En ese sentido, creo que es un momento donde el shock como forma predominante está servido, como una forma predominante de hacer política hegemónica y, en ese sentido, es muy importante estar muy advertida de todo lo que está al servicio de ese shock y del desgaste y de la inercia. Allí entra el tema de informase, que a mí me preocupa. Yo escucho un dial de radio y por más que haya un revestimineto de pluralidad, lo cierto es que hay una agenda en la que vas a escuchar el análisis del análisis del análisis, pero en definitiva es el mismo tema mil veces con matices muy pequeños de diferencias en algunos casos.
 
Esa exposición a la sobreinformación produce también un efecto de parálisis, de miedo y un agotamiento que no deja margen a la posibilidad de accionar o que la reduce. Entonces para mí, reitero nada original pero en un intento de compartir lo que personalmente me estuvo guiando este tiempo, es un momento muy importante para no quedarse en la sobreinformación y entender que hay un trabajo sobre la subjetividad muy fuerte. Es importnate comprender lo crucial que es en el diagrama del nuevo Gobierno nacional y de las fuerzas políticas dominantes que quienes tenemos posicionamiento más predispuesto a la crítica, a la oposición y a la acción tengamos nuestra subjetividad desmoralizada, que nos sintamos profundamente impotentes, que estemos paralizados de miedo.
 
Entonces, es muy importante hacer ese ejercicio de ver qué tan psicoanalítico -en el peor de los sentido- es estar enfocadas todo el tiempo en el trauma y no poder visibilizar, poner le foco y alimentarse de las pequeñas resistencias aún provisorias e insipientes, aún no suficientes.
 
Y está bien saber y estar informada, hablo del balance tan complejo entre que si no estas informada no podes accionar con todas las herramientas y que si te pasas de rosca no vas a poder hacer mucho más que hostigarte a vos misma. Asumo que me pongo positivista de una manera necia o negacionista, pero lo hago como modo de autodefensa. Lo cierto es que si no te agarras del entusiasmo de que haya una respuesta espontánea, de que no haya un pueblo absolutamente daño, de qué te agarras, de la distopía absoluta. Apunto al ejercicio de crear, aún hoy, las condiciones imaginativas y de fuerzas para la lucha. Si necesariamente pones el foco en lo traumático, que es a lo que te lleva el sistema, te perdes la posibilidad de ejercitar prácticas que te puedan sostener hasta que algo acontezca.
 
Haciendo equilibrio entre estas formas que mencionas de acceder a la información, se habló muchisimo estos días sobre el DNU y las afectaciones a los distintos sectores, quisiera centrarme en el colectivo travesti tran y cómo impacta estas medidas.
 
Con el DNU es interesante que a priori las contrataciones por cupo laboral travesti trans del último año no se verían afectadas por los despidos, que si valen para quienes se incorporaron en 2023. A mí me hace pensar fuertemente, y lo dejo como una ventana abierta, cómo nos ve el sistema capitalista hoy en día, qué percibe de nuestra peligrosidad, de quiénes somos, de cómo nos mira la sociedad para decidir que el DNU no nos alcance. De todas maneras, las personas contratadas antes del 2023, con esta cuestión de los 90 días, no hay seguridad de que estén protegides o no. Y ahí si todavía cabe la incertidumbre, no corresponde sacar muchas elucubraciones ahora porque al final es parte del desgaste que hablamos. Esas son las medidas que podrían tener consecuencias concretas ahora.
 
El segundo punto muy grave es que habilita de nuevo las internaciones voluntarias en la modificación a la Ley de Salud Mental. Esta habilitación podría apuntar a la población LGBT+ porque puede implicar abrirle más espacio a las mal llamadas terapias de conversión. Esto se debe a que admite la internacion propia voluntaria sin diagnóstico, por lo cual podrías ir presionada por tu entorno famiiar a dejar la homosexualidad, que esto sea aprobado por un juez y que te internas en un lugar que está preparado para destruirte mentamente.
 
Mas allá de eso, creo que hay una cuestión  en términos del colectivo travesti-trans. Antes era más fácil hablar de una homogenidad del colectivo porque entre otras cosas, para mí lo más importante, compartíamos las mismas condiciones económicas. Ahora, seguimos sin ser empresarias, pero la experincia del cupo generó que un sector del colectivo acceda a la clase media y al trabajo estatal. Esto tiene muchas diferencias con el sector de trabajadoras sexuales o personas en estado de prostitución, diferencias en sus necesidades y condiciones más inmediantas y en su mirada política. Creo que esto va a generar distintos polos de organizaciones porque en definitiva pertecenecen ahora a diferentes sectores económicos por más que sean todas laburantes.
 
Soy contraria también a hacer sobre foco en el odio que este sistema nos tiene especialmente a nosotres. Creo que esa excepcionalización que se hizo desde los transfeminismos que pusimos el foco en lo particular de un modo fuerte, me parece que, aclaro jamás nos responsabilirzaría de esto, es parte del fenómeno de época donde lo particular ha quedado opuesto, lo minoritario a lo mayoritario, todo lo que la derecha supo transgiversar. Veo que a su vez, la asimiliación identitaria en términos neoliberales es muy alta. Entonces, que muchos de este gobieno nos odian, no me cabe duda, pero digo: odian a la clase trabajadora, odian a la gran mayoría de la humanidad, y más allá del odio, desprecian la vida profundamente. Entonces ponerse a hablar del odio específico a cierto sector, donde encima hay mucha intención de asimiliación, para mí podría (con mucho respeto) llegar a ser perder de vista el contexto.
 
Planteas un nuevo escenario dentro del colectivo travesti – trans y pensaba en una escena: una asamblea, históricamente supeditada al sujeto político hombre trabajador, que contiene ahora a los nuevos sujetos políticos que se consolidaron desde el 2015 a esta parte. ¿Qué se abre en esta escena, qué herramientas surgen y qué potencias tiene?
 
Exactamente. Para mí hay dos líneas a priori de como accionar desde nuestro transfeminismos con lo que se viene. Por un lado, el involucramiento y la pelea para que en otros espacios de organización o de planificacion de acciones, logremos ser respetadas y podamos participar como pares dando los debates con todo lo que hemos aprendido en estos años. También, subrayo que las dinámicas de poder sistémicas están presentes, pero el debate para mí es que en vez de seguir generando espacios particulares, comenzar a meterse en esos otros espacios de organización intersectorial y dar la disputa ahí desde nuestra existencia, creo que ahí se desarrolla algo importante.
 
Y después en las acciones masivas quizas, ahí si en esos contextos se pueden pensar acciones performáticas que discutan el orden a toda una gran mayoría, a un público más amplio. Todo esto se me desperto, para pensar estas dos líneas concretas, en el primer cacerolazos el miércoles pasado. Cuando llegamos había un monton de chongos colgados de las rejas del Congreso, muchos en cuero. En un momento, había una euforia de cancha y estabamos con otra amiga travestis y otra cis y dijimos: “Pongámosnos en tetas y nos escribimos algo en el cuerpo y nos subimos”. Nos escribimos “al calabazo nunca más”. Al subirnos alguien prende una vengala y fue muy loco, porque todas las cámaras se fueron todos a esa foto.
 
Me quede pensando, los cuerpos de los varones subidos a las rejas automáticamente desde una visión populista poseían una connotacioón política. Era el cuerpo del varón laburante empoderado en las rejas del Congreso, y se le da toda esa connotación. En cambio, otros cuerpo no llamaban la atención. Ahora, nuestros cuerpos tenían escrito un mensaje, y los otros no, sin embargo eran una escena política en sí misma. Entonces, hasta que punto seguirá estando presente en la naturalización de lo cotidiano el orden sistémico, que esos cuerpos tiene connotación política y los nuestros son despolitizados. En una marcha feminista sí, porque se espera eso, pero acá no. Me quedé pensando hasta donde no estaría bueno intervenir varies en el próximo cacerolazo. Porque en el cotidiano estamos en otros espacios de coordinacion, nuestros cuerpos están presentes y no lo pueden negar y vamos a dar la discusion transfeminista ahí, en las discusiones del plan de lucha como vecinos o laburantes. Pero en esta otra instancia masiva donde ocurre de manera autoconvocada ahí también funciona lo performativo para decir “acá estamos a fin de cuentas, no se olviden que la revolución de las hijas, de las madres y todo esa sarasa que se inventaron no es para nosotras mismas, es para todos”. Que algo haya llegado para quedarse que sería justamenta salir de lo particular, que no sea solo una lucha del 8M, sino implicarse con todas las manifestaciones que hay.


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