OPINIÓN

"Dos urnas, muchísimas internas del PRO y una Legislatura sin quórum", por Werner Pertot

El jefe de Gobierno definió que se votará en los mismos días que la elección nacional, pero por separado y con voto electrónico. Toda la semana pasada fue una guerra abierta con Macri, Bullrich y Vidal, que se opusieron. En la Legislatura, Larreta se queda sin quórum por la acción de los propios.

Fue una semana de furia en la que Horacio Rodríguez Larreta se la jugó. Tenía a Mauricio Macri y al ala dura del PRO en contra de la decisión que iba a tomar y la tomó igual: desdobló las elecciones en la misma fecha y benefició con esto a los radicales por sobre sus propios candidatos. También, se supone, le dio alguna chance mayor a Fernán Quirós –su favorito- sobre Jorge Macri –el elegido del ex presidente-. Además de una semana entera de reproches y alguna consecuencia en las encuestas que está por verse, Larreta sufrirá en la gobernabilidad: los legisladores de Patricia Bullrich le restarán quórum en la Legislatura y trabajan para expandir esa rebelión. Lo cierto es que, con fines electoralistas, y como parte de su interna, el PRO nos condenó a los porteños y porteñas a votar por tercera vez de un modo diferente. No hay dos elecciones iguales en la Ciudad en la última década.

Repasemos un poco la historia reciente de la Ciudad:

En 2015, votamos seis veces, con voto electrónico en las tres instancias porteñas y con boleta en papel en las tres nacionales, porque Macri quería asegurarse de que su bastión quedaba en manos del PRO pase lo que pase.

En 2019, en cambio, Macri estaba en el horno y forzó que las elecciones porteñas se plegaran a las nacionales, con boleta sábana y sin voto electrónico, yendo en contra de todo lo que aseguraba cuatro años antes sobre la autonomía de la Ciudad y las bondades de la boleta única.

Ahora, en 2023, vamos a votar en las mismas fechas pero con dos sistemas distintos de votación. Preparense para los comentarios de los votantes cuando las colas den la vuelta a la cuadra.

Por si alguien se perdió: este año se va a votar al mismo tiempo los cargos nacionales y los porteños, pero se va a hacer con sistemas separados. Vos vas a tener un sobre y boletas en papel para los cargos nacionales (presidente, diputados) y, aparte, vas a tener que pasar por una máquina de voto electrónico para votar a los porteños (jefe de Gobierno, legisladores).

Esto ya ocurrió una vez en Salta en 2017, cuando se usaron justamente esos dos sistemas de votación. Va a tener que intervenir la Justicia federal (concretamente, la jueza María Servini) y puede poner condiciones. En Salta, por ejemplo, hicieron que primero se votara con la boleta de papel y recién ahí, cuando el sobre estaba en la urna, el votante iba detrás de un biombo a votar con la máquina de voto electrónico. Imagino que en la Ciudad será algo similar el sistema.

La novela PRO

La decisión de Larreta desato una interna a cielo abierto que duró toda la semana pasada y que comenzó un día antes del anuncio, con un intento de Macri de condicionar a Larreta. Dijo no solo que no podía hacer lo que hizo, sino que iba contra los valores del PRO. Larreta no le hizo caso y anunció el desdoblamiento concurrente. No tenía mucha alternativa: si se bajaba ante Macri, estaba liquidado como candidato.

Sufrió la trifecta de Macri, Patricia Bullrich y María Eugenia Vidal: los tres lo atacaron por flancos diferentes. Vidal habló de una “ambición personal” que se llevaba puesto “los valores y el equipo”, Macri mencionó una “profunda desilusión” y Bullrich le tiró con un video donde Larreta decía que cambiar las reglas electorales era hacer trampa. “Él manipuló las reglas electorales en la ciudad de Buenos Aires a cuatro meses de las elecciones”, concluyó la presidenta del PRO.

Larreta contestó que simplemente estaba cumpliendo con lo que fija el código electoral y que no entendía por qué lo atacaban si todos habían dicho que estaban a favor de la boleta única. Tuvo un encuentro no muy amigable con Jorge Macri, el principal perjudicado. Lo apoyaron sus dos candidatos, Fernán Quirós y Soledad Acuña, además del radicalismo en pleno (salvo algunos sectores cercanos a Bullrich) y Elisa Carrió.

Hubo más reproches de Macri en público y Zooms de la conducción del PRO donde le sacaron el cuero al jefe de Gobierno. Pero la primera consecuencia concreta será en la Legislatura porteña. Allí el legislador bullrichista Juan Pablo Arenaza ya avisó que los tres que responden a la presidenta del PRO no van a dar más quórum ni van a votar las leyes del oficialismo de forma automática. La negociación tendrá que ser ley por ley.

Además, están trabajando para minarle aún más la bancada a Larreta. De los tres de Bullrich, plantean ampliar la rebelión a otros tres que responden a Cristian Ritondo y también intentarán cazar al legislador de Ricardo López Murphy, a quien tampoco le cayó bien la decisión. Si lo consiguen, serían siete legisladores rebeldes. Pero ya que estén rosqueando esa posibilidad habla de una guerra total en el PRO.

Mientras este año votemos en dos urnas en la Ciudad, nos podemos preguntar: ¿cómo nos tocará votar dentro de cuatro años? ¿A la conveniencia de quién se ajustará ese sistema de votación?

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