- Política
- 22.06.2020
EMERGENCIA SANITARIA
“Vamos mal, pero venimos bien”, por Werner Pertot
La conferencia conjunta de Larreta y Kicillof intentó mostrar que no hay desavenencias entre la Ciudad y la provincia de Buenos Aires, cuando las políticas ante la crisis venían siendo bastante distantes.
Todos lo vimos. Durante semanas el Gobierno bonaerense cuestionó la estrategia liberalizadora ante la pandemia de Horacio Rodríguez Larreta –que mantuvo silencio- y una tarde, en La Plata, aparecieron el jefe de Gobierno junto al gobernador Axel Kicillof para plantear que todas las acciones son coordinadas y que ambos están muy preocupados. ¿Si hay diferencias, que no se note? ¿O lo que pasa es que la cantidad de casos por día viene creciendo de tal manera que no dejó más lugar para chicanearse por los medios? Se suponía que Larreta no iba a estar en esa reunión con Kicillof por el aislamiento preventivo que tenía que llevar adelante luego de haberse visto con María Eugenia Vidal, quien dio positivo de COVID-19. No obstante, quiso enviar una señal política. Y la realidad es que, pese a que los discursos de Larreta venían en otro sentido, cada vez está más presente la posibilidad de que todos vuelvan a la fase 1.
En la conferencia de prensa conjunta, Larreta se mostró preocupado por el crecimiento de casos. “Los datos han empeorado. Eso nos preocupa porque cuantos más contagios, más se usan las terapias intensivas y las instalaciones hospitalarias”, insistió el gobernador, que sabe que la ratio de ocupación en provincia es mayor que la de Ciudad y crece de manera alarmante. “Si esto sigue así indefectiblemente vamos a tener que endurecer las medidas”, indicó. “Aunque las medidas no sean exactamente iguales en cada uno de los distritos la coordinación es total”, sostuvo Larreta, quien intentó ahuyentar el fantasma de las peleas políticas. Al igual que Kicillof, dijo: “Vemos con mucha preocupación los datos de los últimos días, y si tenemos que tomar medidas más drásticas para cuidar la salud de la gente no nos va a temblar el pulso”.
Es lo contrario de lo que venía diciendo en los días previos, donde se hablaba más de abrir y seguir testeando que de volver a restringir. Si bien Larreta nunca descartó una marcha atrás, lo cierto es que en las últimas semanas su política fue otra, y fue permanentemente cuestionada por los funcionarios bonaerenses. La orden política fue no salir a contestar.
Incluso, en el Gobierno porteño, sobre todo en la línea de Salud –que es la que más se acerca a la de provincia- se muestran comprensivos con el Gobierno bonaerense. “Dejando la política de lado, está claro que la situación es crítica en provincia y que eso los fuerza a decir mucho de lo que están diciendo”, me dijeron la semana pasada. Y lo cierto es que el Ministro de Salud, Fernán Quiros, es partidario de una marcha atrás total cuando llegue el momento (el tema es cuándo).
Si uno sigue la cronología de la semana, se puede ver claramente el degradé de reuniones que van en la dirección de volver de manera conjunta a mayores restricciones. El lunes hubo un encuentro conjunto de Nación, Ciudad y provincia de Buenos Aires donde se pusieron de acuerdo en crear una mesa que evaluara los principales indicadores (índice de contagiosidad o R, cantidad de camas de terapia intensiva ocupadas, mortalidad) para tomar una decisión. El miércoles Diego Santilli fue en representación de Larreta (ahí sí aislado) a un encuentro con Kicillof y con el presidente Alberto Fernández. Oh, casualidad, tras esa reunión Larreta decidió restringir la salida de los runners (no mucho, es cierto, pero les puso la condición de salir cuando el último número de su DNI coincida con el día par o impar). La verdad es que nadie va a poder controlar si el que sale a correr coincide con el DNI, pero el mensaje general es que vuelven las restricciones. La secuencia se completa el viernes con la conferencia conjunta de Larreta y Kicillof.
Hoy lunes Alberto Fernández los recibirá a ambos y comenzará a tomar la decisión de cómo será la nueva etapa de la cuarentena. Fernández indicó que la disciplina de los primeros días de la pandemia “se ha relajado” y avisoró nuevas restricciones en el transporte y en otras áreas. Así las cosas, el retorno a la fase 1 podría ser en las primeras semanas de julio, aunque todo dependerá del difícil equilibrio que tienen que hacer los tres gobernantes en plena pandemia global.
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