PARA ENTENDER

Un zoo privado, aquel viejo anhelo de Macri que reflotó Larreta

El actual Presidente intentó en 2011 volver a dar en concesión el zoológico de Palermo por 20 años. Por entonces, no obtuvo los votos necesarios en la Legislatura. Ahora con mayoría, el PRO avanza hacia la re-privatización parcial del predio. Allí donde siguen muriendo animales.



A partir de las elecciones del año pasado, Horacio Rodríguez Larreta consiguió lo que Mauricio Macri no había logrado como jefe de Gobierno porteño: tener mayoría en la Legislatura. Eso le permitió al actual mandamás de la Ciudad reflotar ciertos proyectos que su antecesor impulsó pero no vio florecer, por no contar con los votos necesarios entre los diputados locales. Por caso, dos proyectos polémicos hoy vigentes: la creación del Complejo Hospitalario Sur –que implica concentrar cinco hospitales en uno- y la nueva privatización (hasta el momento, parcial), del zoológico de Palermo, rebautizado como Ecoparque.

En 2011, cuando se venció la concesión que provenía del menemismo, el entonces jefe de Gobierno Macri buscó renovar la concesión por otros 20 años. Pero no consiguió avanzar en la Legislatura, ante los informes de la Defensoría del Pueblo y de la Auditoría General de la Ciudad que eran muy críticos del concesionario. Al año siguiente, el actual presidente optó por hacer una concesión por cinco años, lo que le permitía pasar por alto a la Legislatura. El remate lo ganó la que era la concesionaria, Jardín Zoológico de Buenos Aires S.A., ofertando un canon  de 1.010.000 pesos que luego dejó de pagar.

Tiempo después, la noticia de la muerte del oso polar Winner volvió a poner sobre el tapete la problemática del zoológico. Más tarde, la renuncia del director del Zoo Claudio Bertonatti sembró otra polémica, cuando el directivo saliente denunció que no le daban los fondos para llevar adelante la restauración que habían prometido al Gobierno porteño. Ya en 2014, la jirafa Lara fue enviada a Rio Negro y por las malas condiciones del traslado murió al llegar. Para entonces, los defensores de animales y opositores al proyecto del zoo ya se habían agrupado en una ONG: Sin Zoo.

Fue a mediados de 2016, a poco de iniciada su gestión, cuando Rodríguez Larreta prometió terminar con el viejo Zoo y reemplazarlo por un Ecoparque. En un principio planteó una iniciativa que no contemplaba la exhibición de animales, aunque luego mutó en una que defendía la conservación de especies en peligro. La primera era criticada por los conservacionistas. La segunda, por los animalistas. Lo cierto es que el proyecto permaneció estancado durante un tiempo, hasta que semanas atrás revivió en la Legislatura.  Para quedar, otra vez, envuelto en la polémica.

Porque el oficialismo y aliados –incluyendo esta vez a los legisladores que responden a Martín Lousteau, mientras avanza la conformación de Cambiemos en la Ciudad- aprobaron nuevamente concesionar distintas partes del lugar a privados. Esta primera aprobación, paradójicamente, fue en la misma sesión en la que renunció el empresario Andy Freire, impulsor del Ecoparque antes de encabezar la lista de legisladores del PRO en la última elección y finalmente renunciar a los seis meses.

Así, mientras el nombre del Ecoparque se mantiene, la esencia del proyecto quedó en el camino. Según el proyecto actual, que ya tuvo su primera aprobación, se concesionarán los edificios históricos conocidos como “Pabellón de las Fieras”, “Acuario/Caballerizas” y “Reptilario”, entre otros. Suman en total más de 33 mil metros cuadrados. La concesión, como buscaba Macri originalmente, será por 20 años. “Los usos permitidos son prácticamente todos ya que la letra de la ley permite una interpretación arbitraria, pero va de suyo que Larreta quiere poner ‘Starbucks’ en los 18 recintos de los animales, que fueron declarados Patrimonio Histórico Nacional y catalogados con la máxima protección patrimonial”, advirtió en el marco de una sesión escandalosa el legislador del PO-FIT Gabriel Solano. No fue el único: las voces de la oposición se alzaron para denunciar una “privatización encubierta”, como definió la legisladora kirchnerista Lorena Pokoik.

La ley que terminará de re-privarizar el zoo porteño, renombrado como Ecoparque, requiere mayorías especiales de dos tercios de los legisladores, dos votaciones y una audiencia pública. La primera tiene el tilde del oficialismo y aliados. Los siguientes pasos se esperan sin sorpresas. Entretanto, el fallecimiento de la rinoceronta Ruth volvió a visibilizar una problemática de larga data, pero que suele pasar desapercibida ante la falta de información oficial y precisa sobre cantidad y estado de los animales que aún viven en lo que fuera un zoo privado y, en los hechos, podría volver a serlo.

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