Se dan 500 millones de bolsas plástico por año y son un tercio de la basura en desagües

Puede que el problema se resuma en la comparación de estos dos números: 15 minutos de uso, alrededor de 150 años en descomponerse. El 3 de julio fue el Día Internacional sin Bolsas de Plástico, y aunque en los últimos años se redujo la cantidad de bolsas que se usan en la Buenos Aires, se estima que todavía se entregan más de 500 millones por año.

Para promover el cambio, el mes pasado la Ciudad empezó a entregar eco bolsas en lugar de las clásicas “camisetas” (con dos manijas) a los vecinos que compran en las Ferias Itinerantes de Abastecimiento Barrial (Fiabs). Y fomentan el uso de bolsas propias o carritos. Hay más cifras que permiten dimensionar el problema. “Si pusiéramos las bolas una al lado de la otra formando una manta, cubriríamos un poco más de la mitad de la superficie de la Ciudad”, grafican desde el ministerio de Ambiente y Espacio Público. “Y si consideramos que una bolsa pesa siete gramos, la cuenta da 3.500.000 mil kilos de plástico (polietileno), o casi diez toneladas al día”, apuntan.

Distintas organizaciones ambientales suman datos que buscan poner la situación en contexto a nivel mundial. Son por lo menos un trillón de bolsas que se usan en todo el Planeta, y para elaborarlas se consumen millones de barriles de petróleo, además de agua y energía. Menos del 5% de las bolsas de plástico se reciclan: es más caro que producir una nueva. Pero el consumo de recursos no renovables no es el único problema que genera este uso indiscriminado para el medio ambiente. Cuando las bolsas no son desechadas correctamente, vuelan con facilidad y afectan cursos de agua y espacios verdes, con lo que además de poner en riesgo a la fauna generan problemas de infraestructura a la Ciudad.

De hecho, las bolsas representan más de un tercio del material recolectado durante la limpieza de los arroyos entubados porteños. Por sus características, obstaculizan el escurrimiento de aguas pluviales y contribuyen en la generación de inundaciones. Las bolsas que quedan dando vueltas siguen un recorrido que empieza por los sumideros y las cañerías y termina en el fondo de mares, lagos y ríos. Se estima que hay unas 20 mil bolsas en cada kilómetro de los océanos del mundo. Un porcentaje importante se acumula en el fondo, donde nunca termina de degradarse.

El resto pone en riesgo la vida de unos 100 mil mamíferos marinos al año, que las ingieren o quedan atrapados entre los restos de bolsas. “Tenemos que acostumbrarnos a usar nuestras propias eco bolsas y -aunque ya mucha gente lo hace- para los que aún no, existen infinitas razones para comenzar hoy mismo. Los cambios de hábitos se dan con el tiempo, pero basta con un solo día para comenzar y tomar conciencia de que también depende de nosotros cuidar el medio ambiente para vivir en una ciudad más limpia, sana y sustentable”, sostiene Eduardo Macchiavelli, ministro de Ambiente y Espacio Público porteño.

Hace cuatro años, cuando entró en vigencia la Ley que obligaba a reemplazar las bolsas de polietileno y polipropileno por las nuevas (de más capacidad y en color verde y negro, para que permitan diferenciar entre basura orgánica y reciclable y así promover la separación de residuos en origen), se estimaba que se entregaban un poco más de un millón por año.

En la actualidad, la Cámara de Autoservicios y Supermercados Propiedad de Residentes Chinos entrega por año 350 millones de bolsas en los 1877 locales que agrupa en toda la Ciudad. “Al colocarlas una al lado de la otra se podría cubrir la Comuna 2 (Recoleta) que mide 5,9 km2, diariamente, cada 28 días. O la Comuna 1 (Retiro, San Nicolás, Puerto Madero, San Telmo, Monserrat y Constitución), que mide 17,4 km2, cada 80 días”, ejemplifican desde el Gobierno.

Las eco bolsas que se entregan en las ferias están hechas con materiales reciclables que permiten utilizarlas reiteradas veces. Además, por su tamaño, permiten trasladar la misma cantidad de productos que habría que distribuir en tres o cuatro bolsas más livianas.