ENTREVISTA

Saravia: "En el siglo XXI el gran desafío es la vida en redes"

El titular del Consejo Económico Social, habló con Nueva Ciudad sobre cuál cree que es el rol de la institución que preside y cuáles son los proyectos que están llevando adelante.

Saravia es Licenciado en Ciencias Políticas y un militante de la fuerza política que comanda Martín Lousteau. Antes de su ocupar su puesto actual fue funcionario de la Universidad Nacional de Buenos Aires. También había sido candidato a diputado porteño en las elecciones de 2015 e incluso estuvo entre los postulados para integrar la Auditoría. 

Hoy, a cargo del Consejo Económico y Social de la Ciudad habló con Nueva Ciudad sobre los proyectos que estan impulsando en este momento, de la misma manera que explicó cuál es su visión sobre el organismo que preside y las herramientas que este tiene para mejorar la calidad de vida en la Ciuda de Buenos Aires. 

¿Cuál cree usted que es el rol del Consejo Económico y Social de la Ciudad?

El contexto de la existencia del Consejo es la Constitución porteña, que es bastante moderna. El artículo que dice que la Ciudad tiene que tener un Consejo Económico y Social ya ubica la idea del diseño institucional que en ese momento los legisladores pensaban para la ciudad en el siglo XXI. De ahí nace, para mí, la mejor manera de interpretar esa Constitución que crea distintas cosas, como las comunas, que no eran de la vida de la ciudad. 

A partir de ahí hay un espíritu que es el de la sanción de la ley y está el debate de los legisladores en ese momento para sancionar la ley de regulación del funcionamiento del Consejo. De allí nace el principal contexto que es el de un consejo que emite opiniones sobre aquellas cosas que el Ejecutivo o el Legislativo remita para opinar o aquellas sobre las que pueda emitir una opinión producto de su iniciativa propia.

Lo segundo es su condición no vinculante, es decir, que no necesariamente la opinión que se da al poder Ejecutivo o el Legislativo la tiene que hacer taxativamente. Entonces, eso te da otra parte de la contextualización del Consejo, porque hay otros lugares del mundo donde la opinión si es vinculante.

Y el tercer elemento diferencial y muy interesante de cara al siglo XXI tiene que ver con la oportunidad de la vida en red. El mundo ya no se divide solamente entre empresas y Estados. Hoy en la reglamentación de este Consejo están muy expresadas el resto de las maneras en que las personas nos organizamos para lograr satisfacer alguna necesidad que tengamos individual o en colectiva. En ese sentido, se ve en la conformación del Consejo Económico y Social: seis sillas las ocupan representaciones gremiales, otras seis son representantes de empresas, en este caso son cámaras empresariales, las otras 14 sillas son de organizaciones de otro tipo: universidades, colegios profesionales, cultos, cooperativas, mutual. Entonces, te están reflejando el funcionamiento de un Consejo como la posibilidad de tener un crisol de organizaciones cuya opinión se vea reflejada cuando se emite una opinión.
Me parece que desde ese punto de vista, el Consejo Económico y Social es una organización que potencialmente es muy del siglo XXI: mucho menos vertical en términos de quien tiene la verdad. En los modelos jerárquicos piramidales se cree que quien está más arriba de la pirámide tiene todo el saber, eso está bastante discutido de cara al siglo XXI.

Organizaciones como estas, más horizontales, tiene que ver con la posibilidad de escuchar y en ese escucharse enriquecerse.  Los potenciales más altos que tiene una organización de este tipo es la horizontalidad, el debate, los puntos de vista con los que cada uno lo ve, el respeto, la tolerancia, entender al otro cuando está planteándote algo que uno no está viendo, ya que ese otro está viendo desde un lugar distinto; que eso nos enriquece es indefectiblemente.

Estoy convencido que en el siglo XXI el gran desafío es la vida en redes y las cuestiones colaborativas que hoy son disruptivas en un punto y que efectivamente ayudan a evolucionar para ver los problemas desde distintas perspectivas. De esta manera, se pueden plantear distinta soluciones. Esta es una organización que tiene la oportunidad de ser un faro en el funcionamiento de esa manera de ver la realidad que en Argentina todavía es embrionario. Nos cuesta debatir, nos cuesta dialogar y respetar al otro. Sin embargo, creo que es el camino que por lo menos de acá al 2020, que es el horizonte temporal que tengo como presidente, nos gustaría consolidarnos.

Como Presidente del Consejo Económico y Social , ¿cómo maneja el debate y los vínculos dentro del organismo teniendo en cuenta que muchos consejeros son de sectores enfrentados?

Acá venimos a intentar entre todos mejorar la calidad de vida de la Ciudad y para eso intentamos aportar la opinión lo que no quiere decir no discutir. No significa que siempre haya que consensuar todo. Queremos mostrar que la diferencia te enriquece y que a veces estar en desacuerdo es absolutamente legítimo porque los intereses hacen que uno vea las cosas diferentes. En ese punto intentamos profundizar en aquello que tenga que ver con agregarle valor a algo. Todos los que estamos acá tenemos en otros ámbitos la oportunidad de discutir, como organización sectorial o como partido política, entonces en el Consejo intentamos que aflore la oportunidad de enriquecerse con los puntos de vistas distintos. El Presidente anterior en su período, como los consejeros que en su mayoría son los mismos, rescatan mucho el haber logrado construir ese vínculo. Así que para mí está bastante allanada la tarea.

Más allá de que enriquece mucho el debatir, es bastante simple y  el resultado final en muchos casos es una aporte que creemos que puede tener que ver con mejorar la calidad de vida y con cuestiones de mediano plazo. Este organismo es un ente público autárquico, la idea es que tenga un nivel de independencia para poder expresar su opinión sobre el Poder Ejecutivo y Legislativo sin condicionantes y desde ese punto de vista es un ejercicio. En ese sentido, la ley al reglamentar el Consejo Económico y Social le previó la oportunidad de que tenga por ejemplo iniciativa parlamentaria.

Entonces, estamos trabajando en qué tipo de iniciativa parlamentaria puede tener sentido que surjan del consenso de esas organizaciones, me parece que desde ese punto de vista podría consolidar la idea de que es una organización de organizaciones. Quiero, también, rescatar la responsabilidad de todos los que asisten para representar a su organización y ahondar en la posibilidad de la confluencia y por supuesto cada uno distinguir en su opinión aquellas cosas en que los intereses son contrapuestos y efectivamente este posiblemente sea el ámbito para saldarlo. Pero llegando a acuerdos creo que de a poquito empezamos a construir la oportunidad de aportar a la calidad de vida de la Ciudad de Buenos Aires.

¿Cuáles son las iniciativas en las que están trabajando desde el Consejo Económico y Social?

Presentamos los primeros tres proyectos y uno de ellos ya fue sancionado por la Legislatura porteña. Se trata del Programa de Festejo Responsable para empezar a concientizar a los estudiantes secundarios y universitarios para que a la hora de recibirse tengan en cuenta que la tradición de arrojarse alimentos en condiciones de ser consumidos es un muy mal hábito. Para mí era muy importante que lo pudiéramos aprobar e iniciar desde acá, mas allá de que otros actores de la Ciudad ya lo hacía, porque me parece que es el sentido del espíritu real de una organización como esta, que aportemos a que entre todos vemos qué arrojar alimentos para consumir en un país y en un mundo donde hay mucha gente que pasa hambre no es razonable. En ningún contexto lo es y si encima le agregas que son los que más herramientas tienen para un mundo donde el conocimiento se valora tanto es muy desafortunado.

Entonces la oportunidad de generar un consenso alrededor de ese tema me parece que demarca el sentido de la iniciativa parlamentaria de cómo podes enriquecer el debate. Por supuesto, que es una iniciativa y los legisladores luego la debaten. El proyecto la semana pasada se aprobó sobre tablas y se convirtió en una ley de declaración que conmina a que los distintos actores que tiene que ver sobre la vida pública tomen conciencia y empiecen a articular cada uno desde su lugar los medios necesarios  para que este tipo de hábitos se cambie. Lo que se busca es que tomen conciencia y que encuentren una manera de festejar que tenga que ver con la responsabilidad en relación a la comunidad en la que son parte.  Creo que ahí viene el segundo foco, la posibilidad de que cada uno deje de pensarse individualmente y se piense en el lugar que ocupa en la comunidad.

El proyecto de crear la Marca de la Ciudad es muy similar en el sentido de que por iniciativa propia del Consejo trabajó sobre la profundización de un estudio sobre el tema del estado del arte en el mundo. De cómo las ciudades hoy ante los desafíos de distinguirse en el concierto turístico o de las inversiones generan su marca. Lo que le propusimos a la Legislatura porteña, también en un proyecto de declaración, es en favor de que la Ciudad tenga una marca y a partir de allí empezar a debatir sobre cómo se debe construir  esa marca.

Nosotros creemos que debe ser debatida entre la mayor cantidad de actores posibles, que tiene que ser aspiracional en términos de lo que queremos que sea Buenos Aires pero tiene que ser coherente con lo que es, en todo caso qué actores tiene que acortar un poquito la brecha porque tiene que generar la identidad de lo que efectivamente son, no tiene que defraudar. Trabajar en ese sentido nos parece que es muy oportuno y es una política de mediano plazo. Es un proyecto presentado hace diez días y que acompañaremos trabajando donde lo requieran los legisladores.

El tercer proyecto tiene que ver con el debate obligatorio. La oportunidad de que las organizaciones que representamos el Consejo Económico y Social acordemos alrededor de la necesidad de enriquecer la ciudadanía y la democracia de que exista a nivel jefe de gobierno la obligatoriedad de debatir con algunas características que se pueden discutir. Nos parce que es el momento más oportuno porque falta tres años y medio para la próxima asunción y por lo menos tres años para la elección. Entonces es una oportunidad de acordar entre todos independientemente si cada uno oportunamente le va a convenir o no. Dado que siempre surge que el que va primero no debate y demás. Cambiar la lógica y poder ver el problema desde otro lugar. Es legítimo para construir una mejor ciudadanía y una profundización de la democracia que los ciudadanos podamos debatir a quienes han elegido hacerlo. Porque en definitiva el que se presente a una elección también tendrá que saber que parte de su compromiso es debatir, independientemente de si va primero o segundo.  Como no creo que haya hoy una encuesta que sepa cómo va a ser, realmente no hay nadie interesado o desinteresado en eso, desde ese punto de vista me parece que es una buena oportunidad.
Y el segundo punto de vista es para sacarla de la coyuntura donde a veces, legítimamente, la interpretación hace que uno crea que lo está haciendo con un motivo especulativo. Y de nuevo, que sea una iniciativa de todas las organizaciones que formamos parte de la Ciudad, creo que es un reflejo bastante interesante.

Es importante en este caso que la letra fina no anule el espíritu que reitero creemos que tiene que ser la oportunidad de que los ciudadanos tengamos de escuchar a quienes vamos a elegir, con la mayor discusión, con un horario central, con la mayor cantidad de medios. 

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