ENTREVISTA

Percal Tango recrea la elegancia de Pedro Laurenz

Se dieron a la tarea de escribir los arreglos de “Pedro Laurenz interpreta a Pedro Laurenz”, un disco que el mítico bandoneonista dejó como legado en 1969, pocos años antes de su muerte. Así nació “8x8”, un trabajo formado por aquellos clásicos y composiciones propias, que presentan mañana y el martes 27 en Café Vinilo y Boris Club.

Por Sebastián Scigliano

Sergio Milman, pianista de Percal Tango, cuenta cómo fue el proceso de “reescribir” a Laurenz y qué influencia tuvo sobre su propia obra.

¿Por qué Pedro Laurenz?

Es un nombre que está corriendo desde los inicios de Percal Tango en nuestras cabezas. Él grabó un disco en 1969 que se llama Pedro Laurenz interpreta a Pedro Laurenz, que lo grabó poco tiempo antes de morir, y es un disco en el que toca todos temas de él con su quinteto, que no es tan conocido y que es un disco increíble. Siempre nos gustó mucho por la calidad de los temas, la calidad de los arreglos y fue siempre nuestra inspiración. Siempre quisimos parecernos a ese sonido. Ese disco y todo Laurenz estuvo desde siempre, sobre todo, en la cabeza de Nacho Cabello, que es el arreglador de Percal y cuyos arreglos se parecen mucho a esos que hacía Laurenz. Al final pudimos que plasmar toda esa admiración en un disco.

El trabajo que presentan tiene dos partes: "Admiración", dedicada a los temas de Laurenz, e "Inspiración", en el que hacen temas propios. ¿Cómo se relacionan esos dos conceptos?

Hay cosas de Laurenz que nosotros nos inspiran, claramente, reconocemos una influencia directa. Eso es lo más consciente. Pero también hay una cosa emocional, que es eso de escuchar y valorar ese sonido y, a partir de ahí, crear nosotros. Están las dos cosas.

¿Qué cosa de Laurenz en particular los inspiran?

Para mí, lo más importante es que son temas simples pero profundos, con arreglos con mucha fuerza de tango pero elegantes, muy rítmicos, que es una cosa que a nosotros nos fascina. También un poco nos gusta que, si bien para el mundo del tango es conocido, no es un músico tan masivo en cuanto a su popularidad.

Es un poco un músico de músicos,  cosa que le pasa en cierto sentido a Horacio Salgán, con el que, no casualmente, Laurenz tocó.

Yo diría que no sé si es un músico para entendidos, porque su música es comprensible para todos, pero sí es cierto que es más conocido en el mundo del tango y no tanto afuera de él.

Tiene eso simple pero lo elegante salganiano, esa zona de bisagra para el tango entre lo clásico y lo moderno.

Uno escucha el disco de Laurenz y es atemporal, no remite a una época del tango en particular. Toma elementos de muchos lados, obviamente de Salgán, de quien era bandoneonista en el Quinteto Real, pero también tiene cosas más tradicionales, más de las orquestas clásicas. Escuchás ese disco de Laurenz y es tango puro.

¿Ustedes también encaran esa búsqueda de estilo, como le reconocen a Laurenz, por ejemplo?

Sí, en realidad nuestro sueño es que fundemos nuestro propio estilo, como hacer nuevos clásicos, que la gente vaya silbando por la calle nuestros temas. Es una fantasía. Pero el estilo de uno es una mezcla de cosas que va escuchando y le gustan. Tal vez  sea una cosa inconsciente, no es que lo buscamos adrede. Pero sí, buscamos nuestro estilo, tanto para interpretar temas de otros, como es este caso de Laurenz, como al momento de hacer nuestros propios temas.

Este parece ser el momento en que las orquestas nuevas empiezan a buscar su propio estilo, después de haber recreado muchos de esos estilos clásicos que se habían perdido.

Sí, creo que todavía todo está en proceso de búsqueda. Hay un estilo de tango muy influenciado por el rock Y está muy bien que sea así, porque es la música que escuchamos desde chicos. Otros por ahí remiten más a orquestas más clásicas, sobre todo las que tocan más en milongas. Sé que hay búsqueda y es bastante heterogéneo.

¿Cómo llegaste vos al tango?

Escucho desde muy chico por mi papá, aunque no me causaba nada. Llegó un momento que, de tanto escuchar y de que mi papá me hablara de tal orquesta o tal cantor, empecé a descubrir eso. Mi papá escuchaba mucho Goyeneche con Troilo, y hay un momento en que uno tiene que ceder a eso, es imposible resistirse. Más o menos por la adolescencia es que me empezó a gustar. Estudiaba clásico en el conservatorio, hice algunos cursos de elementos básicos del piano en el tango hasta que lo conocí a Nacho Cabello que me ofreció formar parte del grupo y ahí arranqué. Estoy aprendiendo cada día, que es la forma que yo creo que se aprende la música popular.

De hecho, se tomaron ese trabajo con Laurenz, de quien pasaron a lenguaje musical los arreglos de ese disco.

Sí, claro, porque de ese disco no había ninguna partitura escrita y nosotros, con gran amor y obsesión, sacamos nota por nota lo que hacía cada instrumento y así lo ensamblamos y lo grabamos. Es casi un trabajo antropológico.

¿Es difícil sostener hoy una orquesta de tango funcionando?

La verdad es que es complicado. Nosotros tenemos la suerte de que el proyecto artístico se sostiene porque nos encanta lo que hacemos y eso es fundamental. Creemos cien por ciento en lo que hacemos. Pero es cierto que sostener un grupo no es fácil por varias razones. En Buenos Aires se consume mucha cultura pero la gente no está tan acostumbrada a invertir tiempo y dinero en ir a ver cosas "buenas". Tal vez por costumbre, qué se yo. Es difícil llenar un lugar grande, por más que trabajes mucho para sonar muy bien. También es cierto que no hay tantos lugares bien equipados, con un buen piano, por ejemplo, y un buen sonido. Nosotros necesitamos de eso, por ejemplo. Esperemos que eso con el tiempo vaya cambiando.

¿Qué esperan para la presentación?

Tenemos muchas ganas de tocar. Es un disco que venimos preparando desde el principio del año, con el proceso de la escritura de los arreglos y la grabación. Son dos lugares muy lindos y sabemos también que hay mucha gente que espera escuchar  lo que hacemos.



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