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- 22.06.2015
Diego Pérez: “lo que hago es folklore, pero contemporáneo”
Además de ser uno de los dos integrantes del núcleo duro de Tonolec, Diego Pérez viene alumbrando dese hace varios años el proyecto Nación Ekeko, en el que recopila músicas, ritmos y, sobre todo, voces de Latinoamérica – desde Yupanqui hasta los zapatistas – y las despliega sobre el singular universo de sus sonidos electrónicos. Una muestra representativa es el primer disco nacido de esa experiencia, "La Danza", que está presentando los miércoles de junio en Santos 4040 (Santos Dumont 4040, Capital Federal).
Por Sebastián Scigliano
¿Cómo definirías al proyecto Nación Ekeko?
Desde lo musical, es una integración de ritmos, de electrónica, de instrumentos acústicos y de voces que nos dicen poesías de toda Latinoamérica. Eso es un resumen rápido; después hay un montón de cosas para ampliar que tienen mucho que ver con el recorrido que hice yo viajando y con el recorrido propio del disco.
¿A qué te referís con eso?
Lo que siento con el disco es que, además de inspirarme con esas voces para hacer la música, fueron también personajes que fueron apareciendo en cada paisaje musical. Es como si fuera una pintura en la que vas pasando por diferentes lugares y zonas de Latinoamérica y cada una tiene su color, su paisaje, su vegetación. En ese sentido lo veo un poco como un recorrido y de ahí viene un poco el nombre, también, porque cuando empecé a trabajar con las voces, empecé a ver también que, si bien cada uno hablaba desde su lugar y su cultura particular, a la vez también hablaban en esencia un poco de lo mismo, y que eso conformaba una gran nación y que esa nación estaba unida por el viajero, que en este caso está representado por el ekeko.
Las composiciones del disco tienen muchos elementos interactuando. ¿Tienen todas el mismo punto de partida compositivo o fuiste cambiando?
Sobre todo, empecé escuchando las voces, desde un lugar textual o conceptual, pero también desde las cadencias de las voces, desde la musicalidad de la voz hablada. En general, casi todas las canciones nacieron a partir de la voz, o más bien a partir de la escucha de esa voz, más bien. Me hace acordar un poco al proceso de los escultores que trabajan en madera, que empiezan a esculpir y a veces ven en la beta de la madera lo que tiene que seguir haciendo, sin que sea necesario tener una imagen de antemano. En este caso se podría hacer una analogía con las voces, que me marcaban para qué lado ir desde lo compositivo.
LA DANZA - NACIÓN EKEKO (2015) by Nación Ekeko
Hay un trabajo de Ramiro Musotto, “Botellero”, en el que el juego con las voces “habladas” es similar.
Hay algo muy curioso en eso: yo estuve de gira un mes con él, en 2007, por Grecia y Turquía, y lo loco es Ramiro escuchó uno de los discos que está en este disco, que se llama Guaraña, era su favorito de los temas que yo tenía en ese momento. Tuvimos como un intercambio, porque él me mostró cosas y yo le mostré algunos programas con los que trabajaba, porque se copaba mucho con esas cosas para programar. Está presente en este disco también, hay una hermandad entre lo que hizo ramiro y este disco en muchos puntos, y en otros no, claro, porque él era un tipo que dominaba mucho la cuestión rítmica. Hay algo también en la narrativa de este disco que es distinta, porque al no estar la voz cantante tan presente, son otros los elementos que van estructurando el discurso. Es el ritmo el hilo conductor, pero después hay texturas, hay apariciones de personajes. Tuve que buscar otras formas de estructurar el discurso que no son las convencionales.
¿Cómo fue la experiencia de pasar el disco al vivo?
Lo bueno es que yo ya venía tocando hace varios años. Como contaba recién, el germen de Nación Ekeko, aunque todavía no nos llamábamos así, fue en 2007, cuando hice una gira con cinco de los percusionistas de La bomba de tiempo. Vengo experimentando mucho esto de tocar la parte electrónica en vivo y hacer que eso interactúe con percusión y con otros elementos acústicos. Vengo desarrollando dos cosas que son herramientas principales para logar eso: una es una pedalera con loop, que me permite modificar la estructura de los temas en vivo, lo que me permite jugar mucho, hacer otras versiones con los mismos elementos que están en el disco. Y, a su vez, vengo desarrollando con un programador un software para tocar con unas linternas inalámbricas, que son un elemento que también me permiten tocar lo electrónico de una manera orgánica, que sea visible y que tenga algo que ver con el movimiento del cuerpo. Esto me permite en vivo interactuar y jugar muchísimo en vivo con otros instrumentos, lo que le da una vida muy particular al show, porque cuando la gente está bailando los tiempos son diferentes: si estás sentado en tu casa escuchando música, tres minutos son un montón, pero si estás bailando necesitás que eso sea más largo. Estos elementos nos dan la libertad de jugar y modificar la música de acuerdo a lo que esté pasando en ese momento. También cantamos, hay coros, invitados, siempre hay dos percusionistas fijos y alguno invitado, siempre. Eso va rotando y lo que nos permite esa improvisación es que cualquier músico se puede sumar o inclusive el otro día vino Tom Lupo a recitar y podemos modificar cualquier forma musical, en vivo, mientras él recita, por ejemplo.
Rápidamente, sobre este tipo de música, se dice que es “folklore electrónico”. ¿Estás de acuerdo con esa categoría?
El otro día me preguntaban lo mismo, y yo nunca había pensado otra opción que no fuera folklore electrónico, pero después se me ocurrió que era simplemente folklore, folklore actual, contemporáneo, si se quiere, porque en realidad el folklore es la transmisión de una cultura de boca en boca, y esto tiene que ver con la escucha y el aprendizaje, y después cada uno, desde su lugar, lo reproduce a su manera. En esto yo uso la manera electrónica pero no para decir que hago música electrónica, sino porque es una de las herramientas que uso en pos de esta idea y este concepto, es pata contemporánea o actual. Pero, en definitiva, lo que hago es folklore, pero actual, contemporáneo.
¿Qué expectativas tenés con este proyecto?
Justamente es un proyecto el que no me estoy poniendo una premisa rígida. Así como en vivo veo cuál es la energía del público y de acuerdo a eso voy construyendo la música, en el proyecto en sí, siento que estoy arrancando, con un primer disco y con los recitales que estamos haciendo. Hay un montón de gente que se está sumando, porque abarca más que una banda, simplemente. El disco está teniendo muy buena repercusión y estoy tratando de nutrirme de toda esa energía para ver para dónde va. Creo que va a ser un lindo recorrido, porque el comienzo está bueno y están pasando cosas lindas e interesantes. Y yo tengo ganas de seguir jugando, porque me divierte hacerlo. Pero no quiero apresurarme a ponerme un objetivo, porque lo mejor es ir viendo qué se genera.
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Nación Ekeko tiene página en la red social Facebook y cuenta en Twitter.
Por Sebastián Scigliano
¿Cómo definirías al proyecto Nación Ekeko?
Desde lo musical, es una integración de ritmos, de electrónica, de instrumentos acústicos y de voces que nos dicen poesías de toda Latinoamérica. Eso es un resumen rápido; después hay un montón de cosas para ampliar que tienen mucho que ver con el recorrido que hice yo viajando y con el recorrido propio del disco.
¿A qué te referís con eso?
Lo que siento con el disco es que, además de inspirarme con esas voces para hacer la música, fueron también personajes que fueron apareciendo en cada paisaje musical. Es como si fuera una pintura en la que vas pasando por diferentes lugares y zonas de Latinoamérica y cada una tiene su color, su paisaje, su vegetación. En ese sentido lo veo un poco como un recorrido y de ahí viene un poco el nombre, también, porque cuando empecé a trabajar con las voces, empecé a ver también que, si bien cada uno hablaba desde su lugar y su cultura particular, a la vez también hablaban en esencia un poco de lo mismo, y que eso conformaba una gran nación y que esa nación estaba unida por el viajero, que en este caso está representado por el ekeko.
Las composiciones del disco tienen muchos elementos interactuando. ¿Tienen todas el mismo punto de partida compositivo o fuiste cambiando?
Sobre todo, empecé escuchando las voces, desde un lugar textual o conceptual, pero también desde las cadencias de las voces, desde la musicalidad de la voz hablada. En general, casi todas las canciones nacieron a partir de la voz, o más bien a partir de la escucha de esa voz, más bien. Me hace acordar un poco al proceso de los escultores que trabajan en madera, que empiezan a esculpir y a veces ven en la beta de la madera lo que tiene que seguir haciendo, sin que sea necesario tener una imagen de antemano. En este caso se podría hacer una analogía con las voces, que me marcaban para qué lado ir desde lo compositivo.
LA DANZA - NACIÓN EKEKO (2015) by Nación Ekeko
Hay un trabajo de Ramiro Musotto, “Botellero”, en el que el juego con las voces “habladas” es similar.
Hay algo muy curioso en eso: yo estuve de gira un mes con él, en 2007, por Grecia y Turquía, y lo loco es Ramiro escuchó uno de los discos que está en este disco, que se llama Guaraña, era su favorito de los temas que yo tenía en ese momento. Tuvimos como un intercambio, porque él me mostró cosas y yo le mostré algunos programas con los que trabajaba, porque se copaba mucho con esas cosas para programar. Está presente en este disco también, hay una hermandad entre lo que hizo ramiro y este disco en muchos puntos, y en otros no, claro, porque él era un tipo que dominaba mucho la cuestión rítmica. Hay algo también en la narrativa de este disco que es distinta, porque al no estar la voz cantante tan presente, son otros los elementos que van estructurando el discurso. Es el ritmo el hilo conductor, pero después hay texturas, hay apariciones de personajes. Tuve que buscar otras formas de estructurar el discurso que no son las convencionales.
¿Cómo fue la experiencia de pasar el disco al vivo?
Lo bueno es que yo ya venía tocando hace varios años. Como contaba recién, el germen de Nación Ekeko, aunque todavía no nos llamábamos así, fue en 2007, cuando hice una gira con cinco de los percusionistas de La bomba de tiempo. Vengo experimentando mucho esto de tocar la parte electrónica en vivo y hacer que eso interactúe con percusión y con otros elementos acústicos. Vengo desarrollando dos cosas que son herramientas principales para logar eso: una es una pedalera con loop, que me permite modificar la estructura de los temas en vivo, lo que me permite jugar mucho, hacer otras versiones con los mismos elementos que están en el disco. Y, a su vez, vengo desarrollando con un programador un software para tocar con unas linternas inalámbricas, que son un elemento que también me permiten tocar lo electrónico de una manera orgánica, que sea visible y que tenga algo que ver con el movimiento del cuerpo. Esto me permite en vivo interactuar y jugar muchísimo en vivo con otros instrumentos, lo que le da una vida muy particular al show, porque cuando la gente está bailando los tiempos son diferentes: si estás sentado en tu casa escuchando música, tres minutos son un montón, pero si estás bailando necesitás que eso sea más largo. Estos elementos nos dan la libertad de jugar y modificar la música de acuerdo a lo que esté pasando en ese momento. También cantamos, hay coros, invitados, siempre hay dos percusionistas fijos y alguno invitado, siempre. Eso va rotando y lo que nos permite esa improvisación es que cualquier músico se puede sumar o inclusive el otro día vino Tom Lupo a recitar y podemos modificar cualquier forma musical, en vivo, mientras él recita, por ejemplo.
Rápidamente, sobre este tipo de música, se dice que es “folklore electrónico”. ¿Estás de acuerdo con esa categoría?
El otro día me preguntaban lo mismo, y yo nunca había pensado otra opción que no fuera folklore electrónico, pero después se me ocurrió que era simplemente folklore, folklore actual, contemporáneo, si se quiere, porque en realidad el folklore es la transmisión de una cultura de boca en boca, y esto tiene que ver con la escucha y el aprendizaje, y después cada uno, desde su lugar, lo reproduce a su manera. En esto yo uso la manera electrónica pero no para decir que hago música electrónica, sino porque es una de las herramientas que uso en pos de esta idea y este concepto, es pata contemporánea o actual. Pero, en definitiva, lo que hago es folklore, pero actual, contemporáneo.
¿Qué expectativas tenés con este proyecto?
Justamente es un proyecto el que no me estoy poniendo una premisa rígida. Así como en vivo veo cuál es la energía del público y de acuerdo a eso voy construyendo la música, en el proyecto en sí, siento que estoy arrancando, con un primer disco y con los recitales que estamos haciendo. Hay un montón de gente que se está sumando, porque abarca más que una banda, simplemente. El disco está teniendo muy buena repercusión y estoy tratando de nutrirme de toda esa energía para ver para dónde va. Creo que va a ser un lindo recorrido, porque el comienzo está bueno y están pasando cosas lindas e interesantes. Y yo tengo ganas de seguir jugando, porque me divierte hacerlo. Pero no quiero apresurarme a ponerme un objetivo, porque lo mejor es ir viendo qué se genera.
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