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- 03.06.2015
#Niunamenos
Y por todo eso hoy vamos a #Niunamenos. Que no sabemos si es lo mejor, en el mejor momento y de la mejor manera, pero es algo, es aquí, y es hoy.
En el día de hoy, 3 de junio, seremos partícipes de un hecho histórico: la realización en todas las ciudades del país de una serie de marchas masivas en protesta contra la violencia de género. El desencadenante de este esfuerzo fueron una serie de asesinatos contra mujeres (en su mayoría jóvenes) cometidos en toda la geografía del país. En la mayoría de estos casos quienes mataron a estas mujeres fueron sus parejas heterosexuales u otros conocidos varones.
En abril había habido una marcha en San Martín de los Andes contra los feminicidios, convocada por las compañeras de estudio de Laura Velázquez, quien fuera asesinada brutalmente por su novio. (Él lanzó al Lago Lacar la camioneta en que iban ambos frente (supuestamente) a la decisión de Laura de romper la relación.) De abril hasta hoy hubo varios asesinatos más de este tipo, y también diversas actividades, como una maratón de lectura en la que participaron familiares de víctimas de violencia de género en marzo. Finalmente, y con una buena dosis de azar surgió la convocatoria a la marcha nacional #Niunamenos. Esta vez y a diferencia de movilizaciones anteriores como la Campaña por el Derecho al Aborto, la convocatoria no nació de las organizaciones de mujeres (aunque por supuesto todas ellas adhieren) sino que, como todas las marchas grandes de la sociedad civil argentina, pareció haber nacido de ningún lado y de todos al mismo tiempo. Pero sabemos que un grupo de mujeres, todas activas en Twitter, lanzaron una convocatoria a una marcha bajo la etiqueta #Niunamenos. Las que comenzaron a activar en Twitter fueron Marcela Ojeda, Hinde Pomeraniec, Ingrid Beck, Ana Correa, Mercedes Funes, Valeria Sampedro, Soledad Vallejos, Florencia Etcheves, Marina Abiuso y Micaela Libson. (Con varias de ellas tengo la suerte de interactuar en Twitter y son, en lenguaje futbolístico, un grupo humano excepcional. Gracias a cada una de ellas.)
Este fue el grupo original, pero la convocatoria se expandió como un fuego entre pajonales. Artistas pintaron afiches diciendo “Nunca Menos”. Actores, actrices, deportistas y políticas se fotografiaron convocando a la marcha. El Congreso declaró su apoyo. Se organizaron convocatorias en casi todas las ciudades argentinas. Los partidos de todo el arco político comprometieron asistencia. Ayer la presidenta de la nación tuiteó su apoyo (para beneplácito de algunos y enojo de otros). Es difícil recordar una movilización que haya suscitado tanto apoyo de tantas fuentes diversas en tan poco tiempo.
Lo que sigue no es un ensayo sobre violencia de género, ni una convocatoria a la marcha (que lo es también, más vale). No soy una experta en teoría de género, aunque soy ávida lectora de aquellas/os que lo son. Intenta ser una pequeña síntesis de algunas impresiones recogidas en estos días y una síntesis de algunos debates que hemos estado teniendo estos días en la vida de carne y hueso y en las redes sociales.
Primero, un hecho. La escuela pública a donde concurre mi hijo dedicó la entrada de la clase de hoy a discutir la convocatoria a #Niunamenos. No quiero decir que sin esto no hubieran discutido nunca temas de género, porque sé que lo hacen y porque en los actos escolares se han discutido temas como la esclavitud moderna y los derechos de las empleadas domésticas. Pero también sé que gracias a esta marcha dedicaron valiosos minutos de la entrada, cuando están todos los grados y los padres y madres presentes, a discutir este tema.” Si puedo suponer que hoy hubo algo así en cada escuela del país, ya de por sí #Niunamenos sirvió para algo.
Segundo, una comprobación. Como en muchos otros temas, la sociedad argentina está más adelante de lo que muchos piensan, o pensamos. Desde fines de los setenta hasta hoy cada una de las expansiones de derechos que se ganaron en el país se dieron gracias a procesos extensos e intensos de movilización social. Desde los juicios contra los genocidas hasta el matrimonio igualitario, pasando por el caso María Soledad o el de los familiares de Cromagnon, la sociedad argentina sigue demostrando una y otra vez que su capacidad de autoorganizarse para presentar demandas es muy grande y su habilidad para la solidaridad es extraordinaria. Y cuando esas demandas se combinan con un lenguaje de derechos la sociedad tiene la capacidad de ganar. Algo se gana cada vez: una ley, una reforma, un juicio. Pero el cambio comienza en la movilización.
Tercero, una atención. La solidaridad que hemos visto en estas semanas de mujeres y varones por igual ha sido tal que ha quitado el aliento. Pero también hemos visto que #Niunamenos pone incómodos a muchos. Algun@s piensan que “una marcha no cambia nada”; otr@s apuntan que “el 88% de las víctimas de homicidio del país son varones”, otr@s señalaban que “la mayor violencia es la de clase y etnia, no de género”; otr@s personas señalaban que la responsabilidad es del estado y que contra él había que marchar. En síntesis, existieron varias voces (muchas de ellas, hay que decirlo, masculinas, aunque no todas) que, luego de explicar que de ninguna manera son machistas nos explicaron que luchar por la igualdad está bien pero no hoy, no así, no de esta manera, y sobre todo no estando tan enojadas.
Los estudios de género han estado pensando estas cosas desde más de un siglo y tienen respuesta para estas objeciones, que no son nada originales. No, una marcha no cambia de por sí las cosas, pero la presión social sí; sí, la mayoría de las víctimas de asesinato son varones pero los feminicidios son un tipo muy específico de ellos--así como no porque sean pocos los asesinatos en caso de robo con escala uno va a dejar de intentar impedirlos. Sí, el estado es responsable pero también hay que cambiar cuestiones actitudinales que son prepolíticas. No, etnia clase y género no son “discriminaciones” distintas sino sobredeterminadas: si decimos eso estamos diciendo simplemente que las mujeres pobres y no blancas son el grupo que peor lo pasa de todo el continuo social, y los varones blancos ricos el más privilegiado. Y sí, si preguntás a las mujeres vas a ver que muchas de nosotros estamos bastante enojadas.
No ignoramos que hay otras violencia y que hay mujeres y varones que mueren muertes injustas y sufren violencias terribles. No ignoramos que las mujeres hemos avanzado mucho. No ignoramos que hay muchos, cada vez más varones que son tremendamente solidarios y compañeros. Que hay muchas, cada vez más mujeres que son hermanas.
Sólo decimos que todavía falta. Que nos falta a todos a todas. Que los feminicidio son la punta del iceberg de una estructura que aún considera que las mujeres somos un poco menos valiosas y que le dice a muchos varones (no a todos, pero a sí a muchos) esto que está ahí es tuyo por privilegio, tomalo y usalo. Y nos gustaría que eso cambie.
Y por todo eso hoy vamos a #Niunamenos. Que no sabemos si es lo mejor, en el mejor momento y de la mejor manera, pero es algo, es aquí, y es hoy.
En abril había habido una marcha en San Martín de los Andes contra los feminicidios, convocada por las compañeras de estudio de Laura Velázquez, quien fuera asesinada brutalmente por su novio. (Él lanzó al Lago Lacar la camioneta en que iban ambos frente (supuestamente) a la decisión de Laura de romper la relación.) De abril hasta hoy hubo varios asesinatos más de este tipo, y también diversas actividades, como una maratón de lectura en la que participaron familiares de víctimas de violencia de género en marzo. Finalmente, y con una buena dosis de azar surgió la convocatoria a la marcha nacional #Niunamenos. Esta vez y a diferencia de movilizaciones anteriores como la Campaña por el Derecho al Aborto, la convocatoria no nació de las organizaciones de mujeres (aunque por supuesto todas ellas adhieren) sino que, como todas las marchas grandes de la sociedad civil argentina, pareció haber nacido de ningún lado y de todos al mismo tiempo. Pero sabemos que un grupo de mujeres, todas activas en Twitter, lanzaron una convocatoria a una marcha bajo la etiqueta #Niunamenos. Las que comenzaron a activar en Twitter fueron Marcela Ojeda, Hinde Pomeraniec, Ingrid Beck, Ana Correa, Mercedes Funes, Valeria Sampedro, Soledad Vallejos, Florencia Etcheves, Marina Abiuso y Micaela Libson. (Con varias de ellas tengo la suerte de interactuar en Twitter y son, en lenguaje futbolístico, un grupo humano excepcional. Gracias a cada una de ellas.)
Este fue el grupo original, pero la convocatoria se expandió como un fuego entre pajonales. Artistas pintaron afiches diciendo “Nunca Menos”. Actores, actrices, deportistas y políticas se fotografiaron convocando a la marcha. El Congreso declaró su apoyo. Se organizaron convocatorias en casi todas las ciudades argentinas. Los partidos de todo el arco político comprometieron asistencia. Ayer la presidenta de la nación tuiteó su apoyo (para beneplácito de algunos y enojo de otros). Es difícil recordar una movilización que haya suscitado tanto apoyo de tantas fuentes diversas en tan poco tiempo.
Lo que sigue no es un ensayo sobre violencia de género, ni una convocatoria a la marcha (que lo es también, más vale). No soy una experta en teoría de género, aunque soy ávida lectora de aquellas/os que lo son. Intenta ser una pequeña síntesis de algunas impresiones recogidas en estos días y una síntesis de algunos debates que hemos estado teniendo estos días en la vida de carne y hueso y en las redes sociales.
Primero, un hecho. La escuela pública a donde concurre mi hijo dedicó la entrada de la clase de hoy a discutir la convocatoria a #Niunamenos. No quiero decir que sin esto no hubieran discutido nunca temas de género, porque sé que lo hacen y porque en los actos escolares se han discutido temas como la esclavitud moderna y los derechos de las empleadas domésticas. Pero también sé que gracias a esta marcha dedicaron valiosos minutos de la entrada, cuando están todos los grados y los padres y madres presentes, a discutir este tema.” Si puedo suponer que hoy hubo algo así en cada escuela del país, ya de por sí #Niunamenos sirvió para algo.
Segundo, una comprobación. Como en muchos otros temas, la sociedad argentina está más adelante de lo que muchos piensan, o pensamos. Desde fines de los setenta hasta hoy cada una de las expansiones de derechos que se ganaron en el país se dieron gracias a procesos extensos e intensos de movilización social. Desde los juicios contra los genocidas hasta el matrimonio igualitario, pasando por el caso María Soledad o el de los familiares de Cromagnon, la sociedad argentina sigue demostrando una y otra vez que su capacidad de autoorganizarse para presentar demandas es muy grande y su habilidad para la solidaridad es extraordinaria. Y cuando esas demandas se combinan con un lenguaje de derechos la sociedad tiene la capacidad de ganar. Algo se gana cada vez: una ley, una reforma, un juicio. Pero el cambio comienza en la movilización.
Tercero, una atención. La solidaridad que hemos visto en estas semanas de mujeres y varones por igual ha sido tal que ha quitado el aliento. Pero también hemos visto que #Niunamenos pone incómodos a muchos. Algun@s piensan que “una marcha no cambia nada”; otr@s apuntan que “el 88% de las víctimas de homicidio del país son varones”, otr@s señalaban que “la mayor violencia es la de clase y etnia, no de género”; otr@s personas señalaban que la responsabilidad es del estado y que contra él había que marchar. En síntesis, existieron varias voces (muchas de ellas, hay que decirlo, masculinas, aunque no todas) que, luego de explicar que de ninguna manera son machistas nos explicaron que luchar por la igualdad está bien pero no hoy, no así, no de esta manera, y sobre todo no estando tan enojadas.
Los estudios de género han estado pensando estas cosas desde más de un siglo y tienen respuesta para estas objeciones, que no son nada originales. No, una marcha no cambia de por sí las cosas, pero la presión social sí; sí, la mayoría de las víctimas de asesinato son varones pero los feminicidios son un tipo muy específico de ellos--así como no porque sean pocos los asesinatos en caso de robo con escala uno va a dejar de intentar impedirlos. Sí, el estado es responsable pero también hay que cambiar cuestiones actitudinales que son prepolíticas. No, etnia clase y género no son “discriminaciones” distintas sino sobredeterminadas: si decimos eso estamos diciendo simplemente que las mujeres pobres y no blancas son el grupo que peor lo pasa de todo el continuo social, y los varones blancos ricos el más privilegiado. Y sí, si preguntás a las mujeres vas a ver que muchas de nosotros estamos bastante enojadas.
No ignoramos que hay otras violencia y que hay mujeres y varones que mueren muertes injustas y sufren violencias terribles. No ignoramos que las mujeres hemos avanzado mucho. No ignoramos que hay muchos, cada vez más varones que son tremendamente solidarios y compañeros. Que hay muchas, cada vez más mujeres que son hermanas.
Sólo decimos que todavía falta. Que nos falta a todos a todas. Que los feminicidio son la punta del iceberg de una estructura que aún considera que las mujeres somos un poco menos valiosas y que le dice a muchos varones (no a todos, pero a sí a muchos) esto que está ahí es tuyo por privilegio, tomalo y usalo. Y nos gustaría que eso cambie.
Y por todo eso hoy vamos a #Niunamenos. Que no sabemos si es lo mejor, en el mejor momento y de la mejor manera, pero es algo, es aquí, y es hoy.
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