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- 26.04.2015
Llega a la Feria del Libro el filosofo coreano furor en europa
Llega a la Argentina la obra completa traducida al español de Byun-Chul Han, el filósofo coreano que revolucionó el pensamiento occidental con postulados que analizan males contemporáneos como el porqué de la soledad y del cansancio, la pérdida de erotismo en la sociedad virtual, la hiperactividad y la ilusión de la libertad y la comunicación ilimitadas. Se podrá conseguir en la Feria Internacional de Libro de Buenos Aires.
Sus propuestas son diversas pero atrajeron a miles de personas que lo consideran una estrella europea. Su obra central con la que llega al país interpela sobre las nuevas relaciones sociales, laborales, políticas, eróticas e hiperconectadas, mayormente reflejadas en una falsa libertad. Con las ideas de Nietzsche, Foucault, Freud, Hegel y Marx como base para su formación, Han llegó para advertir el tipo de sociedad actual con un discurso que mezcló contenidos académicos y populares. Para él, la crisis dialéctica que asegura que se vive tiene como comienzo el trabajo en forma de libertad y autorealización.
El intelectual coreano, Han (Seúl, 1959), estudió Filosofía en la Universidad de Friburgo y Literatura alemana y Teología en Múnich. En ese rumbo y, a los 22 años, encontró su vocación, la que también lleva su nombre: en coreano filosofía significa 'Chul-Hak' (ciencia de luz). "Seguí en mi vida, sin saberlo, el significado de mi nombre", contó en una de las pocas entrevistas que dio en Europa.
"Me (auto)exploto, pero creo que me realizo y no aparece la sensación de alienación. De esta manera, el primer estadio del síndrome burnout (agotamiento) es la euforia. Entusiasmado, me vuelco en el trabajo hasta caer rendido. Me realizo y optimizo hasta morir. Me exploto hasta quebrarme. Esta autoexplotación es más eficaz que la explotación ajena a la que se refería el marxismo, porque va acompañada de un sentimiento de libertad", analizó.
Han postula, entre teorías marxistas y un modelo foucaultiano, una crisis de libertad 3.0 "porque en un sistema dominado por el neoliberalismo, se emplea un poder inteligente que en vez de prohibir, seduce".
"Cada uno se somete al sistema de poder mientras se comunique y consuma, o incluso mientras pulse el botón de 'me gusta'. El poder inteligente halaga a la psique en vez de reprimirla. No nos obliga a callarnos, más bien nos anima a opinar, compartir, comunicar deseos y contar nuestra vida. Se trata de una técnica de poder que no niega ni reprime nuestra libertad, sino que la explota", plantea.
En "La sociedad del cansancio", por ejemplo, desarrolla la teoría que indica que el exceso de positividad está conduciendo a una sociedad del cansancio y que el modelo social bajo eslogan "Yes We Can" (Sí, podemos) produce individuos "agotados, fracasados y depresivos".
"Toda época tiene sus enfermedades emblemáticas", escribe y sostiene que resulta muy difícil "rebelarse cuand víctima y verdugo, explotador y explotado, son la misma persona". El filósofo coreano pretende que que se abra una "flexibilidad del pensamiento" en una "sociedad en la que todos, incluso el ejecutivo mejor pagado, trabajamos como esclavos aplazando indefinidamente el ocio".
En otro de sus ensayos, "La sociedad de la transparencia" retoma el tema de la sociedad positiva, la cual no admite sufrimiento ni dolor y que está bajo el yugo del imperativo económico. Allí explica que "las cosas se hacen transparentes cuando se expresan en la dimensión del precio y se despojan de su singularidad. La sociedad de la transparencia es un infierno de lo igual".
"Vivimos en una sociedad que se concentra por completo en la producción, en la positividad. Se deshace de la negatividad de lo otro o lo ajeno para aumentar la velocidad de la circulación de producción y consumo. Solo las diferencias que se pueden consumir están permitidas. No se puede amar al otro al que le han quitado la alteridad, sino solo consumirlo. Quizá sea por eso crece el interés por el apocalipsis. Uno siente el infierno de la igualdad y quiere escapar de él", expresó en una de las pocas entrevistas que dio en España.
Otra de las críticas a las que apunta como clave para entender este siglo XXI es que "Google y las redes sociales, que se presentan como espacios de libertad, se han convertido en un gran panóptico donde el vigilante puede observar ocultamente a todos los prisioneros".
Según Han, "el estado policial de Orwell en 1984 se distingue del panóptico digital que representa Internet, teléfonos inteligentes y Google Glass, que es controlado por la ilusión de la libertad y la comunicación ilimitadas. Aquí no se tortura sino que se postea y se tuitea".
Su pensamiento sobre la sociedad de las redes se incrementa en "En el enjambre" donde retoma el por qué el modo en que la revolución digital transformó la esencia misma de la sociedad en un "enjambre digital" con individuos aislados y "sin alma", sentencia.
"Empresas como Facebook y Google trabajan como servicios secretos que vigilan nuestros intereses para extraer beneficio de nuestros comportamientos en Internet y las redes sociales", remarca y sostiene que la hipercomunicación digital "destruye el silencio que necesita el alma para reflexionar y para ser ella misma".
Antes de su último ensayo, "Psicopolítica", que analiza las nuevas técnicas de poder del capitalismo neoliberal, Han embistió contra el narcisismo y el exhibicionismo exacerbados por la sociedad virtual que amenazan con la desaparición del Eros, pero también del misterio, las fantasías, el amor e incluso la protesta política.
Esta arista filosófica la ahonda en "La agonía del Eros", en el que están presentes pensadores que van desde Platón, Smith, Hegel, de Sade, Bataille, Derrida, Deleuze hasta Agamben y Zizek y, sobre todo, Hannah Arendt.
"El Eros -puntualiza- anula el ser objeto y nos convierte a en sujetos activos, creadores y gestores. Al abandonar la pasividad de una 'mera vida' (de un amor narciso) abrimos la puerta al acontecimiento, la ruptura, la transformación y la interrupción, a una nueva forma de ser. Debemos volver a buscar y redescubrir el Eros en la vida individual y en la vida juntos".
"Mis libros sacuden el sobrentendido en el que muchos se han acomodado. Concentran la atención de la gente en la parte interior fea, la que se oculta tras la bonita fachada. Dejan al descubierto ilusiones fatales", analiza. "Hoy la gente está en guerra consigo misma", concluyó.
Sus propuestas son diversas pero atrajeron a miles de personas que lo consideran una estrella europea. Su obra central con la que llega al país interpela sobre las nuevas relaciones sociales, laborales, políticas, eróticas e hiperconectadas, mayormente reflejadas en una falsa libertad. Con las ideas de Nietzsche, Foucault, Freud, Hegel y Marx como base para su formación, Han llegó para advertir el tipo de sociedad actual con un discurso que mezcló contenidos académicos y populares. Para él, la crisis dialéctica que asegura que se vive tiene como comienzo el trabajo en forma de libertad y autorealización.
El intelectual coreano, Han (Seúl, 1959), estudió Filosofía en la Universidad de Friburgo y Literatura alemana y Teología en Múnich. En ese rumbo y, a los 22 años, encontró su vocación, la que también lleva su nombre: en coreano filosofía significa 'Chul-Hak' (ciencia de luz). "Seguí en mi vida, sin saberlo, el significado de mi nombre", contó en una de las pocas entrevistas que dio en Europa.
"Me (auto)exploto, pero creo que me realizo y no aparece la sensación de alienación. De esta manera, el primer estadio del síndrome burnout (agotamiento) es la euforia. Entusiasmado, me vuelco en el trabajo hasta caer rendido. Me realizo y optimizo hasta morir. Me exploto hasta quebrarme. Esta autoexplotación es más eficaz que la explotación ajena a la que se refería el marxismo, porque va acompañada de un sentimiento de libertad", analizó.
Han postula, entre teorías marxistas y un modelo foucaultiano, una crisis de libertad 3.0 "porque en un sistema dominado por el neoliberalismo, se emplea un poder inteligente que en vez de prohibir, seduce".
"Cada uno se somete al sistema de poder mientras se comunique y consuma, o incluso mientras pulse el botón de 'me gusta'. El poder inteligente halaga a la psique en vez de reprimirla. No nos obliga a callarnos, más bien nos anima a opinar, compartir, comunicar deseos y contar nuestra vida. Se trata de una técnica de poder que no niega ni reprime nuestra libertad, sino que la explota", plantea.
En "La sociedad del cansancio", por ejemplo, desarrolla la teoría que indica que el exceso de positividad está conduciendo a una sociedad del cansancio y que el modelo social bajo eslogan "Yes We Can" (Sí, podemos) produce individuos "agotados, fracasados y depresivos".
"Toda época tiene sus enfermedades emblemáticas", escribe y sostiene que resulta muy difícil "rebelarse cuand víctima y verdugo, explotador y explotado, son la misma persona". El filósofo coreano pretende que que se abra una "flexibilidad del pensamiento" en una "sociedad en la que todos, incluso el ejecutivo mejor pagado, trabajamos como esclavos aplazando indefinidamente el ocio".
En otro de sus ensayos, "La sociedad de la transparencia" retoma el tema de la sociedad positiva, la cual no admite sufrimiento ni dolor y que está bajo el yugo del imperativo económico. Allí explica que "las cosas se hacen transparentes cuando se expresan en la dimensión del precio y se despojan de su singularidad. La sociedad de la transparencia es un infierno de lo igual".
"Vivimos en una sociedad que se concentra por completo en la producción, en la positividad. Se deshace de la negatividad de lo otro o lo ajeno para aumentar la velocidad de la circulación de producción y consumo. Solo las diferencias que se pueden consumir están permitidas. No se puede amar al otro al que le han quitado la alteridad, sino solo consumirlo. Quizá sea por eso crece el interés por el apocalipsis. Uno siente el infierno de la igualdad y quiere escapar de él", expresó en una de las pocas entrevistas que dio en España.
Otra de las críticas a las que apunta como clave para entender este siglo XXI es que "Google y las redes sociales, que se presentan como espacios de libertad, se han convertido en un gran panóptico donde el vigilante puede observar ocultamente a todos los prisioneros".
Según Han, "el estado policial de Orwell en 1984 se distingue del panóptico digital que representa Internet, teléfonos inteligentes y Google Glass, que es controlado por la ilusión de la libertad y la comunicación ilimitadas. Aquí no se tortura sino que se postea y se tuitea".
Su pensamiento sobre la sociedad de las redes se incrementa en "En el enjambre" donde retoma el por qué el modo en que la revolución digital transformó la esencia misma de la sociedad en un "enjambre digital" con individuos aislados y "sin alma", sentencia.
"Empresas como Facebook y Google trabajan como servicios secretos que vigilan nuestros intereses para extraer beneficio de nuestros comportamientos en Internet y las redes sociales", remarca y sostiene que la hipercomunicación digital "destruye el silencio que necesita el alma para reflexionar y para ser ella misma".
Antes de su último ensayo, "Psicopolítica", que analiza las nuevas técnicas de poder del capitalismo neoliberal, Han embistió contra el narcisismo y el exhibicionismo exacerbados por la sociedad virtual que amenazan con la desaparición del Eros, pero también del misterio, las fantasías, el amor e incluso la protesta política.
Esta arista filosófica la ahonda en "La agonía del Eros", en el que están presentes pensadores que van desde Platón, Smith, Hegel, de Sade, Bataille, Derrida, Deleuze hasta Agamben y Zizek y, sobre todo, Hannah Arendt.
"El Eros -puntualiza- anula el ser objeto y nos convierte a en sujetos activos, creadores y gestores. Al abandonar la pasividad de una 'mera vida' (de un amor narciso) abrimos la puerta al acontecimiento, la ruptura, la transformación y la interrupción, a una nueva forma de ser. Debemos volver a buscar y redescubrir el Eros en la vida individual y en la vida juntos".
"Mis libros sacuden el sobrentendido en el que muchos se han acomodado. Concentran la atención de la gente en la parte interior fea, la que se oculta tras la bonita fachada. Dejan al descubierto ilusiones fatales", analiza. "Hoy la gente está en guerra consigo misma", concluyó.
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