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- 17.04.2015
A un mes de la muerte de un chico por falta de cloacas, la Ciudad sigue sin hacer obras en la Rodrigo Bueno
Hay aguas servidas bajando por los pasillos, casas en peligro de derrumbe y riesgo eléctrico permanente por la ausencia de servicios básicos, que la Justicia ordena y la Ciudad elude mediante apelaciones.
Hay aguas servidas bajando por los pasillos, casas en peligro de derrumbe y riesgo eléctrico permanente por la ausencia de servicios básicos, que la Justicia ordena y la Ciudad elude mediante apelaciones.
La madre del chico de 13 años que falleció el mes pasado al caer a un pozo ciego en construcción en la Villa Rodrigo Bueno denunció que el gobierno de la Ciudad tardó un mes en tapar el hueco -a pesar de que en la misma casa vive su nieta de 3 años- y que todo sigue igual en el barrio.
Según describió, hay aguas servidas bajando por los pasillos, casas en peligro de derrumbe y riesgo eléctrico permanente por la ausencia de servicios básicos, que la Justicia ordena y la Ciudad elude mediante apelaciones.
“Yo vivo acá hace 14 años y desde entonces se pide luz, gas, agua, cloacas. Me vi forzada a hacer el pozo ciego porque el viejo se rebalsaba y no quería que me pasara como a mis vecinos, que les había cedido el piso: tenía terror de que un día me estuviera bañando y todo se venga abajo”, explicó Flora Huamán.
Su hijo menor, Gastón Arispe Huamán, falleció trágicamente el pasado 9 de marzo tras asistir a su segundo día de clases.
Intentando rescatar a un gato, el niño habría intentado bajar con una escalera apoyada a una de las paredes del pozo, que habría cedido haciéndolo caer al fondo del hueco, de unos 4 metros de profundidad.
Tal como la describe Flora, la situación del barrio se parece mucho a una trampa mortal porque, por un lado, no se proveen de los servicios básicos y los camiones desagotadores de la UGIS (Unidad de Gestión e Intervención Social dependiente del Ministerio de Desarrollo Económico del Gobierno porteño) no pasan con la frecuencia necesaria.
Pero, por otro, la policía no les permite entrar materiales al barrio para construir ellos mismos lo que necesitan, y el personal del SAME no quiere entrar al barrio cuando hay una emergencia, como ocurrió con Gastón, a quien los propios vecinos tuvieron que llevar en andas hasta donde estaba estacionada la ambulancia, a 200 metros de la casa, perdiendo un tiempo precioso.
“El gobierno de la Ciudad no nos deja pasar materiales, la UGIS nunca te contesta cuando los llamas y entonces uno se ve obligada a hacer el pozo, como puede”, contó.
Y lo mismo ocurre con el resto de los servicios. De hecho, el año pasado murió una niña de 5 años en el mismo pasillo, cuando su casa se incendió producto de un cortocircuito generado por las precarias conexiones eléctricas tejidas sobre el barrio.
De Gastón cuenta que “era un ser humano muy valioso, amante de los animales y del deporte”, cuya muerte es de lo más absurda porque “no es que mi hijo estuviera enfermo y puedo decir 'pobrecito, Dios se lo llevó para que no siga sufriendo'”.
“A mí me dejaron muerta en vida, gracias a las autoridades, empezando por el Gobierno de la Ciudad que nos tratan como si no fuéramos seres humanos”, dijo en dialogo con la agencia Télam.
La mujer relató que, pese a las promesas efectuadas por el titular de UGIS, Carlos Pedrini, el nuevo pozo ciego aún hoy no está en funcionamiento y recién un mes después de la muerte de Gastón terminaron de tapar la boca, tras una semana de esperas, idas y vueltas que terminaron con Flora en una guardia por un cuadro de hipertensión.
“La situación en el barrio es de extrema gravedad y vulnerabilidad, tenemos varios problemas que venimos judicializando hace años, pero lamentablemente sin ninguna respuesta del Gobierno de la ciudad”, dijo el asesor Tutelar ante la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Tributario Nº 1, Gustavo Moreno, quien tiene la representación de los niños del barrio en lo vinculado a la urbanización.
Moreno recordó que en octubre del año pasado la Sala II de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y Tributario revocó el fallo que ordenaba urbanizar la villa Rodrigo Bueno, ubicada en Costanera Sur y donde viven unas 3 mil personas, la mitad de ellos menores de edad.
El gobierno de la Ciudad viene apelando también todas las medidas cautelares que ordenaron la provisión, con frecuencia y continuidad, de los servicios básicos.
“Es una vergüenza, a todos los vecinos de la villa nos asombra que un político que pretende ser Presidente apele el agua potable para los chicos para no cumplirlo”, dijo.
El funcionario explicó que los niños que viven en la villa están expuestos a dos problemáticas fundamentales: “la falta de agua y cloacas, que es evidente e inmediato, y otro que es el plomo en sangre que tienen los chicos” por el cementerio de autos de la Policía Federal que estaba en un predio contiguo, cuyo suelo no ha sido remediado.
“Esto tendría que estar urbanizado hace mucho tiempo. Y si no lo quieren hacer, que expliquen por qué van a urbanizar un barrio privado en las mismas condiciones, como es el que financia la empresa IRSA” y se construiría en la ex Ciudad Deportiva de Boca, dijo.
Por su parte Marino Sosa, miembro de la junta vecinal del barrio contó que “el tema de los pozos ciegos es muy complicado porque la mayoría están dentro de las casas con el riesgo de que puedan derrumbarse las viviendas” o contaminar a sus habitantes, porque la necesidad hace que “muchas veces se construyen 'a como salga'” y no hay ningún control.
“No hay un interés político de mejorar la situación social, urbana y sanitaria de parte del Gobierno de la ciudad”, sentenció.
La madre del chico de 13 años que falleció el mes pasado al caer a un pozo ciego en construcción en la Villa Rodrigo Bueno denunció que el gobierno de la Ciudad tardó un mes en tapar el hueco -a pesar de que en la misma casa vive su nieta de 3 años- y que todo sigue igual en el barrio.
Según describió, hay aguas servidas bajando por los pasillos, casas en peligro de derrumbe y riesgo eléctrico permanente por la ausencia de servicios básicos, que la Justicia ordena y la Ciudad elude mediante apelaciones.
“Yo vivo acá hace 14 años y desde entonces se pide luz, gas, agua, cloacas. Me vi forzada a hacer el pozo ciego porque el viejo se rebalsaba y no quería que me pasara como a mis vecinos, que les había cedido el piso: tenía terror de que un día me estuviera bañando y todo se venga abajo”, explicó Flora Huamán.
Su hijo menor, Gastón Arispe Huamán, falleció trágicamente el pasado 9 de marzo tras asistir a su segundo día de clases.
Intentando rescatar a un gato, el niño habría intentado bajar con una escalera apoyada a una de las paredes del pozo, que habría cedido haciéndolo caer al fondo del hueco, de unos 4 metros de profundidad.
Tal como la describe Flora, la situación del barrio se parece mucho a una trampa mortal porque, por un lado, no se proveen de los servicios básicos y los camiones desagotadores de la UGIS (Unidad de Gestión e Intervención Social dependiente del Ministerio de Desarrollo Económico del Gobierno porteño) no pasan con la frecuencia necesaria.
Pero, por otro, la policía no les permite entrar materiales al barrio para construir ellos mismos lo que necesitan, y el personal del SAME no quiere entrar al barrio cuando hay una emergencia, como ocurrió con Gastón, a quien los propios vecinos tuvieron que llevar en andas hasta donde estaba estacionada la ambulancia, a 200 metros de la casa, perdiendo un tiempo precioso.
“El gobierno de la Ciudad no nos deja pasar materiales, la UGIS nunca te contesta cuando los llamas y entonces uno se ve obligada a hacer el pozo, como puede”, contó.
Y lo mismo ocurre con el resto de los servicios. De hecho, el año pasado murió una niña de 5 años en el mismo pasillo, cuando su casa se incendió producto de un cortocircuito generado por las precarias conexiones eléctricas tejidas sobre el barrio.
De Gastón cuenta que “era un ser humano muy valioso, amante de los animales y del deporte”, cuya muerte es de lo más absurda porque “no es que mi hijo estuviera enfermo y puedo decir 'pobrecito, Dios se lo llevó para que no siga sufriendo'”.
“A mí me dejaron muerta en vida, gracias a las autoridades, empezando por el Gobierno de la Ciudad que nos tratan como si no fuéramos seres humanos”, dijo en dialogo con la agencia Télam.
La mujer relató que, pese a las promesas efectuadas por el titular de UGIS, Carlos Pedrini, el nuevo pozo ciego aún hoy no está en funcionamiento y recién un mes después de la muerte de Gastón terminaron de tapar la boca, tras una semana de esperas, idas y vueltas que terminaron con Flora en una guardia por un cuadro de hipertensión.
“La situación en el barrio es de extrema gravedad y vulnerabilidad, tenemos varios problemas que venimos judicializando hace años, pero lamentablemente sin ninguna respuesta del Gobierno de la ciudad”, dijo el asesor Tutelar ante la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo Tributario Nº 1, Gustavo Moreno, quien tiene la representación de los niños del barrio en lo vinculado a la urbanización.
Moreno recordó que en octubre del año pasado la Sala II de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y Tributario revocó el fallo que ordenaba urbanizar la villa Rodrigo Bueno, ubicada en Costanera Sur y donde viven unas 3 mil personas, la mitad de ellos menores de edad.
El gobierno de la Ciudad viene apelando también todas las medidas cautelares que ordenaron la provisión, con frecuencia y continuidad, de los servicios básicos.
“Es una vergüenza, a todos los vecinos de la villa nos asombra que un político que pretende ser Presidente apele el agua potable para los chicos para no cumplirlo”, dijo.
El funcionario explicó que los niños que viven en la villa están expuestos a dos problemáticas fundamentales: “la falta de agua y cloacas, que es evidente e inmediato, y otro que es el plomo en sangre que tienen los chicos” por el cementerio de autos de la Policía Federal que estaba en un predio contiguo, cuyo suelo no ha sido remediado.
“Esto tendría que estar urbanizado hace mucho tiempo. Y si no lo quieren hacer, que expliquen por qué van a urbanizar un barrio privado en las mismas condiciones, como es el que financia la empresa IRSA” y se construiría en la ex Ciudad Deportiva de Boca, dijo.
Por su parte Marino Sosa, miembro de la junta vecinal del barrio contó que “el tema de los pozos ciegos es muy complicado porque la mayoría están dentro de las casas con el riesgo de que puedan derrumbarse las viviendas” o contaminar a sus habitantes, porque la necesidad hace que “muchas veces se construyen 'a como salga'” y no hay ningún control.
“No hay un interés político de mejorar la situación social, urbana y sanitaria de parte del Gobierno de la ciudad”, sentenció.
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