“Es un libro de autoayuda para los que no leemos autoayuda”

Carolina Ortega, la autora/protagonista llega sin almorzar, casi sin aliento: desde que sacó el libro no pará ni un segundo. “Ya pedí para comer”, aclara. Se enciende el grabador pero antes que pueda pronunciar palabra encara hacia la mesa un hombre grandote, morocho. Otro encuentro. “Vos sos la chica que encontraste a tu viejo en un taxi”, afirma. Saluda, sonríe, ella agradece, tímida. Una escena surreal. Ahora sí, comienza la entrevista, que se ira desgranando entre bocado y bocado.

Por Sebastián De Toma

Taxi. Cómo encontré a mi papá después de 30 años (Reservoir Books) cuenta una historia sencilla: una chica sube a un taxi por una emergencia familiar y se da cuenta, durante el viaje, que el conductor es su padre, a quien no ve desde los 8 años.

Carolina Ortega, la autora (y protagonista) llega sin almorzar, casi sin aliento: desde que sacó el libro no pará ni un segundo. “Ya pedí para comer”, aclara. Se enciende el grabador pero antes que pueda pronunciar palabra encara hacia la mesa un hombre grandote, morocho. Otro encuentro. “Vos sos la chica que encontraste a tu viejo en un taxi”, afirma. Saluda, sonríe, ella agradece, tímida. Una escena surreal. Ahora sí, comienza la entrevista, que se irá desgranando entre bocado y bocado.

Nueva Ciudad: Vos contás en el libro que lo escribís para vos y para la persona que encontraste, para tu viejo.  ¿Leyó el libro?

Carolina Ortega: Se lo iba a dar en mano la semana pasada… mi viejo no es muy lector, cosa que yo ya sabía, un poco recordaba, y como que estoy reflotando ahora. Espero poder dárselo en estos días.

NC: ¿Cuál fue la reacción de tu viejo al saber que habías escrito el libro?

CO: Fue al primero que le avisé. Al igual que mi madre, no son de mucha palabra. Me dijo, “mirá, si es un libro tuyo sé que va a ser bueno”. Y no más.

NC: ¿Y tu mamá qué opina?

CO: Está contenta, se junta con las amigas. Le había dado un poco de pudor en el laburo – allí no había dicho nada -, pero la difusión hizo que los compañeros empezaran a preguntarle “ah, ¿es tu hija?”. Almorzamos el otro día y me dijo “puse una foto en el portarretratos en el programa, con Mirta (Legrand)” en su escritorio.

NC: ¿La historia con tu padre es una etapa cerrada para ella?

CO: Nunca lo hablamos explícitamente, pero me da la sensación como que ya está cerrado. Me da esa sensación. Que no hay cuentas pendientes. Mi viejo habla muy bien de mi vieja.

NC: ¿A qué atribuís el éxito del libro? Supongo que uno nunca espera esas cosas.

CO: No, te juro que no. Es más, yo dije “¿a quién le va a interesar?”.

El libro no comenzó siendo libro, comenzó en forma de tuits. Resulta que Carolina, en aquel entonces asesora del diputado Felipe Solá, es una usuaria habitual de la red social. Cómo será que no sólo relato el encuentro fortuito (?) con su padre sino además recibió ofertas laborales y hasta, tal cual relata en el libro, encontró el amor.

CO: Ahora con el tema de redes sociales tenés al lector que se anima y te escribe, te manda un mensaje por Facebook o por Twitter… Se sienten parte, como también más tranquilos a la hora de escribirte, ¿viste? Trato de responder a todos - lo cual a veces se hace bastante difícil porque son muchos - pero lo que noto es mucha identificación desde distintos lugares, no solo por la cuestión en sí que me parece es la más fuerte del libro, que es la cuestión del abandono. Cada uno lo va tomando por su lado.

Carolina aprovechó la excusa del encuentro y la posibilidad de transformarlo en un libro para contarle a su padre que había hecho de su vida. La difícil vida de una madre sola, algunas niñeras detestables, los primeros escarceos amorosos, las diferentes experiencias laborales y su amor por la política.

CO: Ya que es gran parte de mi vida  lo que quería es desmitificar la política, contarla desde lo cotidiano.… La política es mucho sudor, polvo, calle, remarla. A veces hay una fantasía detrás del armado que puede haber detrás de una candidatura, un diputado. En general las candidaturas nacen en el llano más llano, después se van construyendo. Pero quería mostrar eso esas anécdotas que en general no aparecen en los medios.

NC: ¿Cómo fue el proceso de escritura?

CO: Fue muy arduo. Había algunas cosas que yo tenía escritas, pero como cuentitos que escribo siempre. Yo en vez de tener un diario escribía cuentos, básicamente. Hay chicos que tienen diarios y yo no, lo que hacía era escribir papel. Y salió medio de un tirón. No sabía muy bien por dónde empezar y fue bastante catarquico. De hecho,  me llevó un mes, escribí todos los días. Fue un mes que también que me lo tomé para mí y para el libro. Dejé el laburo, de hecho. Más allá del libro en sí, que hoy lo celebro y me alegra y todo,  fue un stop personal importante.

El reencuentro con mi viejo también hizo que frenara la moto y empezara a poner foco en otros aspectos de mi vida que venían tapados por laburo.

NC: ¿Qué aspectos?

CO: Por ejemplo, la relación con mi tiempo libre, con el espacio que le daba a la cuestión de enseriarme – ponerme en serio – a construir algo al nivel de pareja; la cuestión de la vocación, cuánto iba por el lado de la política, cuánto por la comunicación, qué quiero hacer con eso, todavía no tengo una respuesta…

Es un libro de esos que se leen en el colectivo (¿quién lee en un taxi?), agarrado del caño, tratando de no dejar que la vida se escurra en esos viajes a los tumbos.

NC: Es un libro “sencillo” de leer. ¿Hubo un esfuerzo consciente ahí?

CO: Me llamó la atención que todos me dicen que les resultó de fácil lectura. Yo escribo, generalmente, fácil. También cuando laburo mi consigna es “hagámoslo fácil”. Es un vicio profesional, entonces. Estoy todo el tiempo tratando con gente que por formación me habla complicado, e incluso las compañías comunican complicado muchas veces. Y trabajo muchas veces con compañías que no son de consumo masivo y cosas muy técnicas como petroleras. Entonces, hacer que eso se comunique fácil es complicado; y ahí está la tarea de uno de hacerlo fácil.

Y sin embargo no es un libro de autoayuda aunque, eso sí, su lectura mejora el humor.

CO: La otra vez un amigo me decía que es un libro de autoayuda para los que no leemos autoayuda. Y bueno, puede que algo de eso tenga. Lo que sí intente - hablando del tema del furor de los libros de autoayuda y todo eso - sobre todo y lo dejo en claro con la gente que me escribe: no es una lección, no me subo  a un banquito a explicar cómo hay que vivir.

El libro tiene página en Facebook y Carolina Ortega, por si algún despistado no la conoce, es @comandocarolita en Twitter.

Postada: estos son los tuits que hicieron historia...
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