Peronistas somos todos

Mauricio Macri, que viene de anotarse un golpe de mano con su alianza con Carlos Reutemann en un distrito de tanto peso electoral como Santa Fe, rompió las redes (sociales) hoy al enunciar la frase “Reivindico 100% las banderas del justicialismo”.

Mauricio Macri, que viene de anotarse un golpe de mano con su alianza con Carlos Reutemann en un distrito de tanto peso electoral como Santa Fe, rompió las redes (sociales) hoy al enunciar la frase “Reivindico 100% las banderas del justicialismo”.

Nadie puede pensar que Mauricio Macri, hijo de Franco Macri y como tal criado en la flor y nata de la élite económica, social y cultural argentina, sea o haya ido verdaderamente peronista. Sin embargo, Mauricio Macri se ha revelado como algo nuevo en la política argentina. Mauricio Macri es tal vez el primer político surgido de la elite argentina en un siglo que quiere ganar y no es antiperonista. A la luz de estas dos características hay que juzgar sus declaraciones actuales.

La Argentina se caracterizó por tener un juego político descentrado durante el último siglo. Desde 1916 en adelante, es decir, desde la irrupción de los partidos nacional-populares en la esfera política, los miembros de los antiguos partidos conservadores se vieron incapacitados de competir electoralmente. En gran medida, esta incapacidad fue autocreada: los partidos conservadores y las voces representantes de la elite se vieron tan consumidos por la denuncia completa y total a la ilegitimidad del populismo que esta misma repugnancia volvió imposible armar una opción electoral con mínimo atractivo. Entonces, el sistema político quedó atrapado en una dinámica cada vez más turbulenta en donde el peronismo podía ganar elecciones pero era ferozmente resistido por todos los demás actores con algún peso político y económico, y esos actores a su vez conservaban gran capacidad de presión pero no tenían la posibilidad de ganar elecciones.

Con esta herencia parece estar en camino a romper de manera decidida Macri. Mauricio Macri es, tal vez, el primer político nacido del interior de la matriz social y cultural conservadora (no decimos con esto que Macri sea conservador, al contrario, es probable que Mauricio Macri sea menos conservador que sus varios de propias bases y votantes), heredero de muchos cuadros de la UCEDE y el ala “delarruista” del radicalismo, que ha asumido lo que podemos llamar el post menemismo. Es decir, que ha vuelto propia la mayor enseñanza que dejó el decenio menemista para el país: que el peronismo en tanto manera de gobernar, formato cultural, sistema de poder y representacion no es el adversario de un los sectores que quieren un gobierno que sea asumidamente de centro-derecha, sino que el peronismo puede ser su mejor aliado.

Mauricio Macri ha hecho propia, y con una envidiable simpleza, una gran verdad de la política argentina con la cual siguen estrellándose muchos políticos de centroizquierda progresista no populista (muchos de ellos con gran formación y décadas de activismo): en Argentina, un país atravesado por cien años de cultura política populista y en donde las clases populares participan activamente en política, es simplemente imposible ganar una elección nacional sin un fuerte componente populista en el discurso, en la presentación de sí, en las alianzas provinciales, en estilo de hacer política en resumidas cuentas. Asumir el antiperonismo como agenda y como forma, en Argentina, es simplemente ponerse un techo electoral más cerca del veinte que del cincuenta por ciento del electorado.

En este sentido, finalmente, Mauricio Macri tal vez sea el primer político surgido por fuera de los antiguos partidos nacionales y populares (el otro fue Raúl Alfonsín, pero venía de la entonces minoritaria pero aún viva rama populista del radicalismo) que ha decidido que, en política, hay que guiarse no por lo que uno desea que las cosas sean sino por cómo las cosas efectivamente son. Y, en Argentina, un montón de gente es o se siente peronista. A partir de esta  operación, Macri se lanzó a disputar ese voto. No es necesario que Macri sea peronista, sólo que se de cuenta de que muchos de sus potenciales y necesarios votantes lo son.

Mauricio Macri es un político más hábil y desprejuiciado de lo que muchos suponían. También los que se oponen a Macri deberían imitarlo y ver las cosas como efectivamente son antes que como ellos las desean.

 


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