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- 10.12.2014
Yacaré Manso: “Tuve la necesidad de hablarle a esa parte del río que me toca”
Como parte de una nueva generación de cantores y compositores del litoral, que parece ser tan frondoso en vegetación como en artistas, Yacaré Manso incorpora un tono a veces tan enigmático como su propio seudónimo: chamamés que no lo son del todo, chacareras que tampoco y un peregrinar por los ritmos y los colores de frontera con los que creció en Santo Tomé, lo que hace que Brasil se meta en su música tanto como Teresa Parodi o Ramón Ayala. Tanto es así que mañana se presenta en la renovada sala Caras y Caretas junto a Rebeca Lima, un grupo de músicos argentinos que hace música de Brasil.
Por Sebastián Scigliano
Vas a compartir un espectáculo con un grupo que hace música brasileña. La relación con Brasil es parte de la identidad de tu música. ¿De dónde te viene todo eso?
Viene desde siempre. Yo soy de un pueblo de Corrientes, Santo Tomé, que está sobre el río Uruguay, con nuestros vecinos de Rio Grande do Sul del otro lado. Además, estaba el carnaval, en el que yo fui director de escuelas de samba, con 120 percusionistas tocando samba brasileña, tanto que los brasileños vecinos no tenían carnaval y se venían al carnaval de Santo Tomé. Cuando se enteraban de que había un carnaval símil Río de Janeiro, con toda la humildad del mundo, claro, se venían. La relación con Brasil está desde la infancia, desde ir a hacer las compras al pueblo vecino con mis abuelos hasta mirar El Chavo en portugués, porque en Corrientes no lo daban y nos entraba por el canal de Brasil. Y de ahí viene también la relación con la música brasileña.
No es muy habitual que esa mezcla sea parte de la identidad musical de un artista.
En las provincias por ahí esas cosas son más habituales, las que tienen tan cerca otros países, al menos. Aunque acá también está la relación entre el tango y el candombe con Uruguay; allá se curte tango y acá candombe. En mi pueblo también, hay música brasileña en Santo Tomé y chamamé del otro lado. Es muy raro, y a la vez gratificante, ir a Brasil y escuchar chamamé.
Esta identidad litoraleña en tu carrera viene de hace poco, lo mismo que la adopción del seudónimo. ¿Cómo fue ese proceso?
Todo eso me pasó cuando empecé a escuchar más a los referentes de la música de mi lugar, Teresa Parodi, Tarragó Ros, Ramón Ayala, y al estar acá en la ciudad es como si me hubiera interiorizado más en la selva y el río, además de extrañar eso. Creo que tuve la necesidad de cubrir, de hablarle a esa parte de mi río que me toca, de ese río Uruguay, de mi monte. También tuve la necesidad de contar lo que pasaba con los Esteros del Iberá, con los terraplenes clandestinos, con el desalojo de toda esa gente para la que los esteros son su vida. Ahí vino el cambio. Yo ya escribía poesías y firmaba como Yacaré Manso, y entonces decidí usar ese nombre como seudónimo para mi proyecto musical. El nombre también encontró su lugar en ese cambio.
Es raro, pero bastante habitual, eso de empezar a hacer la música del lugar una vez que se está lejos.
Es parte de la revalorización de todo eso, cuando no lo tenés. Cuando estás ahí, lo vivís como algo más del lugar, como de todos los días. Y cuando te alejás un poco te das cuenta de que esa música que escuchaste siempre es uno de tus principales pilares, como la familia, como el río, como el monte o los amigos. Esa es la historia que nos toca a los “exiliados” por elección, la de extrañar.
Nombrás a Ramón Ayala como uno de los referentes que te hizo entrar en el mundo del litoral. ¿Qué fue en particular lo que te atrajo de él?
Ramón es un poeta excepcional, además de un gran pintor y un gran compositor. Pero a mí siempre me toca mucho cuando empieza a recitar, cuando recita esos versos en el medio de sus canciones, con esa voz de río ronco. Eso fue puntualmente lo que me hizo amar su obra de modo rotundo, además de su Canción al río Uruguay, por ejemplo, que yo cantaba en la escuela.
Si tuvieras que contarle a alguien qué música hacés, ¿qué le dirías?
Primero, que yo no soy un folclorista, porque le tengo un respeto enorme a los géneros folclóricos, tanto al chamamé como a la chacarera, por ejemplo, pero no los toco tal cual se supone que son. No soy un folclorista aunque también haga esos ritmos, pero no trato de encerrarme en ningún estilo. Me siento más un folclorista latinoamericano, no tanto argentino o litoraleño, aunque en mi música hay claro muchas cosas del litoral, y también del norte del país, o del sur, porque también aparecen aires de cueca, por ejemplo. Hay chamamés que no terminan de serlo del todo, porque yo también intento que no lo sean del todo. Además, como yo toco la guitarra con las cuerdas invertidas, porque soy zurdo, no suena como el chamamé real, o como una chacarera real, con sus acentos donde tienen que ir, por ejemplo. Yo los hago a mi modo.
De todas formas, qué sería de la tradición si nadie la renovara.
Ahí está el punto donde nos encontramos todos. Decidimos pararnos en esa raíz y jugar un poco más. Lo único que cambia es el nombre que le damos, o el idioma.
¿A quiénes considerás referentes de lo que hacés?
Como referente máximo lo tengo al Rally Barrionuevo, que además ha sido muy generoso conmigo. Es un luchador que apoya con el hombro a todo lo que él cree que merece ser apoyado. También hay otros cantores del litoral que son casi contemporáneos, como Fandermole, u otros más de mi generación, como Seba Ibarra. Y por supuesto los genios del litoral, sobre todo de mi Corrientes, como Teresa Parodi y Antonio Tarragó Ros. Las primeras canciones que a mí me introdujeron en la vida, no ya en la música, sino en la vida, fueron Pedro Canoero, María va, y El Cosechero, claro, de Ramón Ayala.
¿Qué va a encontrase el público en el show con Rebeca Lima?
Va a ser una gran fiesta, un canto a la naturaleza y al río. Los dos proyectos están floreciendo hermosamente, además de que la sala es una maravilla, a estrenar, en donde todo suena bárbaro.
¿A dónde querés llegar con tu música?
Va a pasar lo que siempre quise. Tengo que compensar todos esos años que me alejé de mi gente, de mi pueblo, de mis amigos para venir a conseguirme un futuro con la música. Hace 10 años que estoy y hace un año y medio que presento mi primer disco como Yacaré Manso, y han pasado más cosas que las que siempre soñé. Pero también quiero recorrer todos los rincones posibles con mi música, llevarla a todas partes; y eso, de apoco, va sucediendo.
Por Sebastián Scigliano
Vas a compartir un espectáculo con un grupo que hace música brasileña. La relación con Brasil es parte de la identidad de tu música. ¿De dónde te viene todo eso?
Viene desde siempre. Yo soy de un pueblo de Corrientes, Santo Tomé, que está sobre el río Uruguay, con nuestros vecinos de Rio Grande do Sul del otro lado. Además, estaba el carnaval, en el que yo fui director de escuelas de samba, con 120 percusionistas tocando samba brasileña, tanto que los brasileños vecinos no tenían carnaval y se venían al carnaval de Santo Tomé. Cuando se enteraban de que había un carnaval símil Río de Janeiro, con toda la humildad del mundo, claro, se venían. La relación con Brasil está desde la infancia, desde ir a hacer las compras al pueblo vecino con mis abuelos hasta mirar El Chavo en portugués, porque en Corrientes no lo daban y nos entraba por el canal de Brasil. Y de ahí viene también la relación con la música brasileña.
No es muy habitual que esa mezcla sea parte de la identidad musical de un artista.
En las provincias por ahí esas cosas son más habituales, las que tienen tan cerca otros países, al menos. Aunque acá también está la relación entre el tango y el candombe con Uruguay; allá se curte tango y acá candombe. En mi pueblo también, hay música brasileña en Santo Tomé y chamamé del otro lado. Es muy raro, y a la vez gratificante, ir a Brasil y escuchar chamamé.
Esta identidad litoraleña en tu carrera viene de hace poco, lo mismo que la adopción del seudónimo. ¿Cómo fue ese proceso?
Todo eso me pasó cuando empecé a escuchar más a los referentes de la música de mi lugar, Teresa Parodi, Tarragó Ros, Ramón Ayala, y al estar acá en la ciudad es como si me hubiera interiorizado más en la selva y el río, además de extrañar eso. Creo que tuve la necesidad de cubrir, de hablarle a esa parte de mi río que me toca, de ese río Uruguay, de mi monte. También tuve la necesidad de contar lo que pasaba con los Esteros del Iberá, con los terraplenes clandestinos, con el desalojo de toda esa gente para la que los esteros son su vida. Ahí vino el cambio. Yo ya escribía poesías y firmaba como Yacaré Manso, y entonces decidí usar ese nombre como seudónimo para mi proyecto musical. El nombre también encontró su lugar en ese cambio.
Es raro, pero bastante habitual, eso de empezar a hacer la música del lugar una vez que se está lejos.
Es parte de la revalorización de todo eso, cuando no lo tenés. Cuando estás ahí, lo vivís como algo más del lugar, como de todos los días. Y cuando te alejás un poco te das cuenta de que esa música que escuchaste siempre es uno de tus principales pilares, como la familia, como el río, como el monte o los amigos. Esa es la historia que nos toca a los “exiliados” por elección, la de extrañar.
Nombrás a Ramón Ayala como uno de los referentes que te hizo entrar en el mundo del litoral. ¿Qué fue en particular lo que te atrajo de él?
Ramón es un poeta excepcional, además de un gran pintor y un gran compositor. Pero a mí siempre me toca mucho cuando empieza a recitar, cuando recita esos versos en el medio de sus canciones, con esa voz de río ronco. Eso fue puntualmente lo que me hizo amar su obra de modo rotundo, además de su Canción al río Uruguay, por ejemplo, que yo cantaba en la escuela.
Si tuvieras que contarle a alguien qué música hacés, ¿qué le dirías?
Primero, que yo no soy un folclorista, porque le tengo un respeto enorme a los géneros folclóricos, tanto al chamamé como a la chacarera, por ejemplo, pero no los toco tal cual se supone que son. No soy un folclorista aunque también haga esos ritmos, pero no trato de encerrarme en ningún estilo. Me siento más un folclorista latinoamericano, no tanto argentino o litoraleño, aunque en mi música hay claro muchas cosas del litoral, y también del norte del país, o del sur, porque también aparecen aires de cueca, por ejemplo. Hay chamamés que no terminan de serlo del todo, porque yo también intento que no lo sean del todo. Además, como yo toco la guitarra con las cuerdas invertidas, porque soy zurdo, no suena como el chamamé real, o como una chacarera real, con sus acentos donde tienen que ir, por ejemplo. Yo los hago a mi modo.
De todas formas, qué sería de la tradición si nadie la renovara.
Ahí está el punto donde nos encontramos todos. Decidimos pararnos en esa raíz y jugar un poco más. Lo único que cambia es el nombre que le damos, o el idioma.
¿A quiénes considerás referentes de lo que hacés?
Como referente máximo lo tengo al Rally Barrionuevo, que además ha sido muy generoso conmigo. Es un luchador que apoya con el hombro a todo lo que él cree que merece ser apoyado. También hay otros cantores del litoral que son casi contemporáneos, como Fandermole, u otros más de mi generación, como Seba Ibarra. Y por supuesto los genios del litoral, sobre todo de mi Corrientes, como Teresa Parodi y Antonio Tarragó Ros. Las primeras canciones que a mí me introdujeron en la vida, no ya en la música, sino en la vida, fueron Pedro Canoero, María va, y El Cosechero, claro, de Ramón Ayala.
¿Qué va a encontrase el público en el show con Rebeca Lima?
Va a ser una gran fiesta, un canto a la naturaleza y al río. Los dos proyectos están floreciendo hermosamente, además de que la sala es una maravilla, a estrenar, en donde todo suena bárbaro.
¿A dónde querés llegar con tu música?
Va a pasar lo que siempre quise. Tengo que compensar todos esos años que me alejé de mi gente, de mi pueblo, de mis amigos para venir a conseguirme un futuro con la música. Hace 10 años que estoy y hace un año y medio que presento mi primer disco como Yacaré Manso, y han pasado más cosas que las que siempre soñé. Pero también quiero recorrer todos los rincones posibles con mi música, llevarla a todas partes; y eso, de apoco, va sucediendo.
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