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- 11.11.2014
Hoy se cumple un nuevo aniversario del Parque 3 de Febrero
Hoy martes se cumple un nuevo aniversario de la creación del Parque 3 de Febrero, más conocido como los bosques de Palermo.
Hoy martes se cumple un nuevo aniversario de la creación del Parque 3 de Febrero, habrá visitas guiadas, plantación de árboles nativos y censo de aves para festejarlo.
El Parque 3 de Febrero es el pulmón verde más grande de la Ciudad de Buenos Aires. Sus bosques, lagos, plazas y paseos se extienden a lo largo de 370 hectáreas del barrio de Palermo.
Dos de las avenidas más transitadas de Buenos Aires recortan uno de los espacios verdes que mayor número de visitantes recibe a diario. Entre la Av. Del Libertador y la Av. Leopoldo Lugones, el Parque 3 de Febrero, más conocido como los bosques de Palermo, se extiende hacia el este y el oeste y descubre un corredor de árboles y lagos entre estas dos arterias fundamentales del barrio de Palermo y de toda la Ciudad.
Su nombre se debe a que fue un 3 de Febrero, pero de 1852, el día en que Juan Manuel de Rosas cayó en la Batalla de Caseros.
Juan Manuel de Rosas compró varios terrenos en el área conocida como el bañado de Palermo. Allí construyó su residencia: la quinta Palermo de San Benito. Pero, luego de 17 años de gobierno, Rosas fue derrocado.
Tan sólo 13 días después de su derrota, el Decreto Provincial N° 1474 estableció que todas las propiedades pertenecientes a Don Juan Manuel de Rosas que existían en el territorio de la provincia de Buenos Aires pasaban a ser de pertenencia pública. Así, se le expropiaron los terrenos de Palermo, donde actualmente se encuentra el Parque.
El predio tardaría aún 22 años en ser inaugurado como parque público. Recién en 1874, con la sanción de la Ley Nacional N° 658, se creó este espacio y se le asignó un presupuesto específico. Fue el diputado por Buenos Aires, Vicente Fidel López, quien propuso el nombre de “3 de Febrero” para el parque de Palermo, en conmemoración de la Batalla de Caseros.
El Parque 3 de Febrero se inauguró oficialmente el 11 de noviembre de 1875, en un acto que contó con la presencia oficial del entonces Presidente de la República, Nicolás Avellaneda, quien plantó una magnolia, que aún se conserva.
La ley que creó al Parque 3 de Febrero fue promulgada durante la presidencia de Sarmiento y su fundación estaba prevista para fines de su mandato. Pero las obras se demoraron y Avellaneda fue el encargado de inaugurarlo. Sarmiento aceptó que Avellaneda plantase el árbol fundacional, pero no lograban ponerse de acuerdo acerca de qué especie sería la elegida. La cuestión quedó zanjada el mismo día de la inauguración, cuando Avellaneda, luego de oír el discurso de Sarmiento, tomó una pala (que aún se conserva en la Dirección General de Espacios Verdes del gobierno porteño) y plantó la controvertida magnolia.
A pesar de que el Parque fue creado a partir de una iniciativa del Gobierno Nacional, fue transferido a la jurisdicción de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires en 1888, que se comprometió a hacerse cargo de los gastos de mantenimiento.
Bajo la órbita de la Municipalidad, el Parque se vería beneficiado por las obras encaradas por el Director de Paseos de la Ciudad, el célebre arquitecto y naturalista Carlos Thays, quien había asumido el cargo en 1891. Durante sus 22 años de gestión, el Parque 3 de Febrero vería la inauguración del monumento a Sarmiento, realizado por Auguste Rodin, el inicio de las excavaciones del Lago de Regatas, la colocación de la piedra fundamental del Monumento de los Españoles (con motivo del centenario de la Revolución de Mayo) y la demolición del Caserón de Rosas, que todavía se mantenía en pie, albergando a la Escuela Naval Militar.
Thays fue sucedido por su discípulo, Benito Carrasco, quien, en 1914, llevó adelante una obra que estuvo a la altura del legado de su maestro: su gestión al frente de la Dirección de Paseos se inició con la construcción del famoso Rosedal de Palermo, acompañado por el puente de arquitectura helénica, el embarcadero, el templete y la pérgola.
Si bien el paisaje natural del Parque resultaba atractivo y pintoresco para sus visitantes, a principios de la década de 1940 se verificaba un franco retroceso de la fauna aviar del paseo. Para remediar la situación, las autoridades de la Municipalidad de Buenos Aires soltaron unas 3.000 aves de distintas especies. Así, el paisaje del Parque fue conformando la postal que hoy todos conocemos: los lagos, donde cisnes y garzas nadan plácidamente, y los bosques, donde los tordos y zorzales construyen sus nidos.
Hoy martes se cumple un nuevo aniversario de la creación del Parque 3 de Febrero, habrá visitas guiadas, plantación de árboles nativos y censo de aves para festejarlo.
El Parque 3 de Febrero es el pulmón verde más grande de la Ciudad de Buenos Aires. Sus bosques, lagos, plazas y paseos se extienden a lo largo de 370 hectáreas del barrio de Palermo.
Dos de las avenidas más transitadas de Buenos Aires recortan uno de los espacios verdes que mayor número de visitantes recibe a diario. Entre la Av. Del Libertador y la Av. Leopoldo Lugones, el Parque 3 de Febrero, más conocido como los bosques de Palermo, se extiende hacia el este y el oeste y descubre un corredor de árboles y lagos entre estas dos arterias fundamentales del barrio de Palermo y de toda la Ciudad.
Su nombre se debe a que fue un 3 de Febrero, pero de 1852, el día en que Juan Manuel de Rosas cayó en la Batalla de Caseros.
Juan Manuel de Rosas compró varios terrenos en el área conocida como el bañado de Palermo. Allí construyó su residencia: la quinta Palermo de San Benito. Pero, luego de 17 años de gobierno, Rosas fue derrocado.
Tan sólo 13 días después de su derrota, el Decreto Provincial N° 1474 estableció que todas las propiedades pertenecientes a Don Juan Manuel de Rosas que existían en el territorio de la provincia de Buenos Aires pasaban a ser de pertenencia pública. Así, se le expropiaron los terrenos de Palermo, donde actualmente se encuentra el Parque.
El predio tardaría aún 22 años en ser inaugurado como parque público. Recién en 1874, con la sanción de la Ley Nacional N° 658, se creó este espacio y se le asignó un presupuesto específico. Fue el diputado por Buenos Aires, Vicente Fidel López, quien propuso el nombre de “3 de Febrero” para el parque de Palermo, en conmemoración de la Batalla de Caseros.
El Parque 3 de Febrero se inauguró oficialmente el 11 de noviembre de 1875, en un acto que contó con la presencia oficial del entonces Presidente de la República, Nicolás Avellaneda, quien plantó una magnolia, que aún se conserva.
La ley que creó al Parque 3 de Febrero fue promulgada durante la presidencia de Sarmiento y su fundación estaba prevista para fines de su mandato. Pero las obras se demoraron y Avellaneda fue el encargado de inaugurarlo. Sarmiento aceptó que Avellaneda plantase el árbol fundacional, pero no lograban ponerse de acuerdo acerca de qué especie sería la elegida. La cuestión quedó zanjada el mismo día de la inauguración, cuando Avellaneda, luego de oír el discurso de Sarmiento, tomó una pala (que aún se conserva en la Dirección General de Espacios Verdes del gobierno porteño) y plantó la controvertida magnolia.
A pesar de que el Parque fue creado a partir de una iniciativa del Gobierno Nacional, fue transferido a la jurisdicción de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires en 1888, que se comprometió a hacerse cargo de los gastos de mantenimiento.
Bajo la órbita de la Municipalidad, el Parque se vería beneficiado por las obras encaradas por el Director de Paseos de la Ciudad, el célebre arquitecto y naturalista Carlos Thays, quien había asumido el cargo en 1891. Durante sus 22 años de gestión, el Parque 3 de Febrero vería la inauguración del monumento a Sarmiento, realizado por Auguste Rodin, el inicio de las excavaciones del Lago de Regatas, la colocación de la piedra fundamental del Monumento de los Españoles (con motivo del centenario de la Revolución de Mayo) y la demolición del Caserón de Rosas, que todavía se mantenía en pie, albergando a la Escuela Naval Militar.
Thays fue sucedido por su discípulo, Benito Carrasco, quien, en 1914, llevó adelante una obra que estuvo a la altura del legado de su maestro: su gestión al frente de la Dirección de Paseos se inició con la construcción del famoso Rosedal de Palermo, acompañado por el puente de arquitectura helénica, el embarcadero, el templete y la pérgola.
Si bien el paisaje natural del Parque resultaba atractivo y pintoresco para sus visitantes, a principios de la década de 1940 se verificaba un franco retroceso de la fauna aviar del paseo. Para remediar la situación, las autoridades de la Municipalidad de Buenos Aires soltaron unas 3.000 aves de distintas especies. Así, el paisaje del Parque fue conformando la postal que hoy todos conocemos: los lagos, donde cisnes y garzas nadan plácidamente, y los bosques, donde los tordos y zorzales construyen sus nidos.
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