- Archivo
- 12.08.2014
Jonah, de Los Álamos: “Si tus canciones son buenas no importa si las grabás en vivo o con cincuenta mil tomas”
Por Sebastián De Toma
La banda que varios han caracterizado como una cruza entre el rock lisérgico y el narco-country en el mes de Junio sacaron nuevo disco, Luces Blancas, que grabaron en dos días en el estudio El Pie de la mano del ingeniero Gonzalo Rainoldi. Realizaron varias fechas de presentación en el Niceto con una gran afluencia de público.
“Los Álamos” nació en la década pasada y como sus integrantes viven en diferentes partes del mundo –el cantante, por ejemplo, pasa gran parte del año en Francia-, se juntan cada tanto para realizar un par de fechas o para grabar disco nuevo. Mezcla de country, rock, Jack Kerouac, narcorrido y el spaguetti western, cada nuevo material que sacan suele ser una bocanada de aire frío que despierta a la movida local.
Está integrada por Pedro López, voz y guitarra acústica; Jonah en armónica y mandolina; Gavilán en trompeta y acordeón, Pico en bajo, Joaquín Ferrer en batería) y Poly en guitarra eléctrica. Uno de ellos, Jonah - estadounidense de nacimiento pero afincado hace años en Argentina- recibió a Nueva Ciudad para conversar sobre el disco nuevo, métodos de grabación y también acerca de cómo es juntarse cada tanto y lograr cada vez más atención.
¿Qué los lleva a seguir juntándose cada año para seguir tocando?
Porque tenemos ganas de tocar, eso es lo principal. Si fuera por otra cosa… bueno, no hay otra cosa. Plata no hay, ya sabés, “hagamos una gira, levantamos 5 palos cada uno, compramos Ferraris” (risas). Queremos tocar, extrañamos tocar y, más allá que cada uno tenga proyectos distintos, así y todo es distinto tocar con Los Álamos por muchas razones. Compartimos una historia larga en conjunto.
¿Cómo salió el último disco?
Cuando nos juntamos a girar el año pasado – septiembre y octubre de 2013 – nos habíamos propuesto la idea de grabar algo, no dijimos un disco pero quizás como un EP, cuatro o cinco canciones. Pero cuestión que se iba acercando la fecha y no estábamos escribiendo las canciones necesarias.
Peter –el cantante-, que vive en Francia mandaba maquetas pero era medio difícil armar un disco a la distancia. Había algunos en la banda que se pusieron más nerviosos, otros que no. Pero bueno, vino Peter, hicimos la mitad de la gira, nos encerramos una semana en la casa del guitarrista que vive en Martínez y escribimos el disco ahí en esa semana. Como todos los días veníamos con dos o tres canciones nuevas, elaborábamos la estructura, ensayábamos hasta que saliera más o menos bien – a veces no salía bien y teníamos que parar dos o tres días -. Llegamos a un punto en que teníamos diez canciones y dijimos “bueno, ya está, no escribamos más”. Nos tomamos un par de días para ensayar bien las diez canciones y de ahí a la semana grabamos el disco en vivo.
¿Tiene algo que ver con las maquetas que mandó el cantante desde Francia?
Si. Algunas cosas sí y otras no. Yo no había escrito nada y terminé escribiendo tres o cuatro canciones para el disco. Andrés, el bajista, escribió dos o tres canciones. Sí, yo creo que tres de las canciones se armaron en base a las maquetas y siete que no.
¿En qué se diferencia el disco de los dos, tres, anteriores?
En el proceso de escribir. El primer disco lo escribió Peter solo con Paulie. El segundo disco fue 80 por ciento Peter y yo metí un par de canciones. Pero este disco fue como un proceso en conjunto mucho más que los otros discos, se habla de quién escribió la canción por cuestiones de SADAIC porque hay que registrarlas y poner el autor. Si bien yo escribí los acordes y la melodía para esta canción, después Gaby escribe la trompeta, Paulie la parte de guitarra, Joaco la batería. No hay una persona diciendo “vos tocá esto, vos esto”, la banda siempre funcionó así y con este disco se notó mucho más eso.
¿Se sintieron cómodos grabando en este estilo más punk, si se quiere?
Si, porque también tenemos experiencia grabando así. Los Álamos como que fue la única banda que grabamos de otra manera: primero la bata, después el bajo, después la guitarra. También tiene su mérito y está buenísimo, pero a mí siempre me gusto grabar en vivo. Me parece que se puede llegar a capturar una energía que no existe de otra manera. Además, como uno está con sus amigos, la pasamos re bien… entiendo que uno lo puede pensar como estresante, la idea de “estar corriendo la cinta –metafórica -, no la puedo pifiar porque sino cagué toda la toma”.
Muy diferente a grabar “ensamblando” la canción, grabando instrumentos apartes…
Suena como más humano. La verdad que, hoy en día, cualquiera con una compu puede hacer un disco de diez y que suene como un Ferrari.
La gracia de hacer un disco se pierde un poco si no buscas algo que te motive.
Totalmente. El otro día le estaba explicando a mi novia, estábamos escuchando un tema que tenía Auto-Tune. Me dice “¿qué es esto, qué efecto tiene?”. Le expliqué qué es el Auto-Tune, que antes se usaba para afinar las voces y ahora se usa como un efecto. Lo que sí es que, como cualquier canción de top 40, ya se pasa por auto tune como un default: vas a grabar con un micrófono y vas a usar Auto Tune, punto. Todas las canciones que escuchas por la radio, todos usan Auto Tune. Y no está mal desafinar de vez en cuando, no pasa nada. Mercedes Sosa desafinaba de vez en cuando, canta increíble y a veces desafinaba porque era humana. Me parece que hay algo de mentira, como querer generar algo más… tocás bien o no tocás bien, listo. Si tus canciones son buenas no importa si las grabás en vivo o con cincuenta mil tomas. Pero bueno, justamente la plata y el tiempo nos alcanzó para hacer esto y lo hicimos.
Respecto a los shows que empezaron a dar vuelta el año pasado y estos últimos donde presentaron el disco, ¿qué recepción tuvieron? ¿Los sorprende sacar discos tan espaciadamente y seguir teniendo seguidores leales?
Si, un poco. Nos sorprendimos después de la primera gira porque no tocábamos hacía tres o cuatro años, hicimos dos fechas en Salón Pueyrredón en 2012 y no esperábamos mucha gente. Nos habían dicho para tocar en Niceto, dijimos “ni en pedo porque no va a ir nadie” (risas). Tocamos en Salón porque es más tranca… con meter 60 personas está todo bien. Me acuerdo que estábamos probando sonido y hay una sala que da a la calle, nos asomamos y había una cola que daba vuelta toda la cuadra, no lo podíamos creer. Además, cuando dejamos de tocar en 2008-09, eramos un poco conocidos, pero había fechas que tocábamos en Capital e iban como 40 personas, te tira re para abajo. Y justo parece que esto de no tocar nos levantó.
¿En qué formato sacaron el disco?
En CD y ahora sale en vinilo también, para agosto. Sacamos el disco con Exiles, que es una disquería de Palermo. Paco - el dueño - sacó un disco de Val Véneto, le re gustó como quedó y por suerte está vendiendo mucho más de lo que nosotros podemos vender por nuestra cuenta. A los dos nos conviene. A él le encanta sacar música, empezó vendiendo vinilos, eso es lo que le gusta, pero también se dio cuenta que está bueno sacar bandas de acá. Entonces nos sacó a nosotros, Los Álamos, y saca un disco de Pablo Malaurie y no sé si tiene un par de discos más para fin de año.
¿Planean seguir tocando cada tanto?
Si, pasa que con esta banda hay un gasto fijo muy alto que no tienen otras bandas: dos integrantes no viven en Argentina, ninguno de nosotros tenemos plata, todos trabajamos y bancar pasajes una o dos veces por año es carísimo. Yo soy de los Estados Unidos, trato de ir una vez por año a visitar a mi vieja y me cuesta todo el año juntar esa plata para ir tres semanas. Calculo que debe ser lo mismo para ellos. Como banda siempre tratamos que la banda pague, pero no siempre podemos. Todos estaríamos muy contentos de tocar todos los meses, que Peter venga un fin de semana todos los meses a tocar. Estaría buenísimo pero no tenemos la plata.
Ninguna banda del “under” vive de lo que hace: o tienen laburos distintos, dan clases, tienen varias bandas.
Mirá, yo tengo seis bandas y no vivo de ninguna. Tengo seis bandas y un sello, yo invierto plata pero nunca, nunca, veo plata. Con Los Álamos en una muy buena fecha puede haber algo de plata pero para pagar el teléfono a fin de mes. Ni siquiera llego a pagar alquiler.
El disco se puede escuchar en el Bandcamp de la banda: http://losalamos.bandcamp.com/album/luces-blancas
(Desgrabación: Pablo Lalín [email protected])
La banda que varios han caracterizado como una cruza entre el rock lisérgico y el narco-country en el mes de Junio sacaron nuevo disco, Luces Blancas, que grabaron en dos días en el estudio El Pie de la mano del ingeniero Gonzalo Rainoldi. Realizaron varias fechas de presentación en el Niceto con una gran afluencia de público.
“Los Álamos” nació en la década pasada y como sus integrantes viven en diferentes partes del mundo –el cantante, por ejemplo, pasa gran parte del año en Francia-, se juntan cada tanto para realizar un par de fechas o para grabar disco nuevo. Mezcla de country, rock, Jack Kerouac, narcorrido y el spaguetti western, cada nuevo material que sacan suele ser una bocanada de aire frío que despierta a la movida local.
Está integrada por Pedro López, voz y guitarra acústica; Jonah en armónica y mandolina; Gavilán en trompeta y acordeón, Pico en bajo, Joaquín Ferrer en batería) y Poly en guitarra eléctrica. Uno de ellos, Jonah - estadounidense de nacimiento pero afincado hace años en Argentina- recibió a Nueva Ciudad para conversar sobre el disco nuevo, métodos de grabación y también acerca de cómo es juntarse cada tanto y lograr cada vez más atención.
¿Qué los lleva a seguir juntándose cada año para seguir tocando?
Porque tenemos ganas de tocar, eso es lo principal. Si fuera por otra cosa… bueno, no hay otra cosa. Plata no hay, ya sabés, “hagamos una gira, levantamos 5 palos cada uno, compramos Ferraris” (risas). Queremos tocar, extrañamos tocar y, más allá que cada uno tenga proyectos distintos, así y todo es distinto tocar con Los Álamos por muchas razones. Compartimos una historia larga en conjunto.
¿Cómo salió el último disco?
Cuando nos juntamos a girar el año pasado – septiembre y octubre de 2013 – nos habíamos propuesto la idea de grabar algo, no dijimos un disco pero quizás como un EP, cuatro o cinco canciones. Pero cuestión que se iba acercando la fecha y no estábamos escribiendo las canciones necesarias.
Peter –el cantante-, que vive en Francia mandaba maquetas pero era medio difícil armar un disco a la distancia. Había algunos en la banda que se pusieron más nerviosos, otros que no. Pero bueno, vino Peter, hicimos la mitad de la gira, nos encerramos una semana en la casa del guitarrista que vive en Martínez y escribimos el disco ahí en esa semana. Como todos los días veníamos con dos o tres canciones nuevas, elaborábamos la estructura, ensayábamos hasta que saliera más o menos bien – a veces no salía bien y teníamos que parar dos o tres días -. Llegamos a un punto en que teníamos diez canciones y dijimos “bueno, ya está, no escribamos más”. Nos tomamos un par de días para ensayar bien las diez canciones y de ahí a la semana grabamos el disco en vivo.
¿Tiene algo que ver con las maquetas que mandó el cantante desde Francia?
Si. Algunas cosas sí y otras no. Yo no había escrito nada y terminé escribiendo tres o cuatro canciones para el disco. Andrés, el bajista, escribió dos o tres canciones. Sí, yo creo que tres de las canciones se armaron en base a las maquetas y siete que no.
¿En qué se diferencia el disco de los dos, tres, anteriores?
En el proceso de escribir. El primer disco lo escribió Peter solo con Paulie. El segundo disco fue 80 por ciento Peter y yo metí un par de canciones. Pero este disco fue como un proceso en conjunto mucho más que los otros discos, se habla de quién escribió la canción por cuestiones de SADAIC porque hay que registrarlas y poner el autor. Si bien yo escribí los acordes y la melodía para esta canción, después Gaby escribe la trompeta, Paulie la parte de guitarra, Joaco la batería. No hay una persona diciendo “vos tocá esto, vos esto”, la banda siempre funcionó así y con este disco se notó mucho más eso.
¿Se sintieron cómodos grabando en este estilo más punk, si se quiere?
Si, porque también tenemos experiencia grabando así. Los Álamos como que fue la única banda que grabamos de otra manera: primero la bata, después el bajo, después la guitarra. También tiene su mérito y está buenísimo, pero a mí siempre me gusto grabar en vivo. Me parece que se puede llegar a capturar una energía que no existe de otra manera. Además, como uno está con sus amigos, la pasamos re bien… entiendo que uno lo puede pensar como estresante, la idea de “estar corriendo la cinta –metafórica -, no la puedo pifiar porque sino cagué toda la toma”.
Muy diferente a grabar “ensamblando” la canción, grabando instrumentos apartes…
Suena como más humano. La verdad que, hoy en día, cualquiera con una compu puede hacer un disco de diez y que suene como un Ferrari.
La gracia de hacer un disco se pierde un poco si no buscas algo que te motive.
Totalmente. El otro día le estaba explicando a mi novia, estábamos escuchando un tema que tenía Auto-Tune. Me dice “¿qué es esto, qué efecto tiene?”. Le expliqué qué es el Auto-Tune, que antes se usaba para afinar las voces y ahora se usa como un efecto. Lo que sí es que, como cualquier canción de top 40, ya se pasa por auto tune como un default: vas a grabar con un micrófono y vas a usar Auto Tune, punto. Todas las canciones que escuchas por la radio, todos usan Auto Tune. Y no está mal desafinar de vez en cuando, no pasa nada. Mercedes Sosa desafinaba de vez en cuando, canta increíble y a veces desafinaba porque era humana. Me parece que hay algo de mentira, como querer generar algo más… tocás bien o no tocás bien, listo. Si tus canciones son buenas no importa si las grabás en vivo o con cincuenta mil tomas. Pero bueno, justamente la plata y el tiempo nos alcanzó para hacer esto y lo hicimos.
Respecto a los shows que empezaron a dar vuelta el año pasado y estos últimos donde presentaron el disco, ¿qué recepción tuvieron? ¿Los sorprende sacar discos tan espaciadamente y seguir teniendo seguidores leales?
Si, un poco. Nos sorprendimos después de la primera gira porque no tocábamos hacía tres o cuatro años, hicimos dos fechas en Salón Pueyrredón en 2012 y no esperábamos mucha gente. Nos habían dicho para tocar en Niceto, dijimos “ni en pedo porque no va a ir nadie” (risas). Tocamos en Salón porque es más tranca… con meter 60 personas está todo bien. Me acuerdo que estábamos probando sonido y hay una sala que da a la calle, nos asomamos y había una cola que daba vuelta toda la cuadra, no lo podíamos creer. Además, cuando dejamos de tocar en 2008-09, eramos un poco conocidos, pero había fechas que tocábamos en Capital e iban como 40 personas, te tira re para abajo. Y justo parece que esto de no tocar nos levantó.
¿En qué formato sacaron el disco?
En CD y ahora sale en vinilo también, para agosto. Sacamos el disco con Exiles, que es una disquería de Palermo. Paco - el dueño - sacó un disco de Val Véneto, le re gustó como quedó y por suerte está vendiendo mucho más de lo que nosotros podemos vender por nuestra cuenta. A los dos nos conviene. A él le encanta sacar música, empezó vendiendo vinilos, eso es lo que le gusta, pero también se dio cuenta que está bueno sacar bandas de acá. Entonces nos sacó a nosotros, Los Álamos, y saca un disco de Pablo Malaurie y no sé si tiene un par de discos más para fin de año.
¿Planean seguir tocando cada tanto?
Si, pasa que con esta banda hay un gasto fijo muy alto que no tienen otras bandas: dos integrantes no viven en Argentina, ninguno de nosotros tenemos plata, todos trabajamos y bancar pasajes una o dos veces por año es carísimo. Yo soy de los Estados Unidos, trato de ir una vez por año a visitar a mi vieja y me cuesta todo el año juntar esa plata para ir tres semanas. Calculo que debe ser lo mismo para ellos. Como banda siempre tratamos que la banda pague, pero no siempre podemos. Todos estaríamos muy contentos de tocar todos los meses, que Peter venga un fin de semana todos los meses a tocar. Estaría buenísimo pero no tenemos la plata.
Ninguna banda del “under” vive de lo que hace: o tienen laburos distintos, dan clases, tienen varias bandas.
Mirá, yo tengo seis bandas y no vivo de ninguna. Tengo seis bandas y un sello, yo invierto plata pero nunca, nunca, veo plata. Con Los Álamos en una muy buena fecha puede haber algo de plata pero para pagar el teléfono a fin de mes. Ni siquiera llego a pagar alquiler.
El disco se puede escuchar en el Bandcamp de la banda: http://losalamos.bandcamp.com/album/luces-blancas
(Desgrabación: Pablo Lalín [email protected])
- SECCIÓN
- Archivo
COMENTARIOS