La Defensoría del Pueblo de la Ciudad pide que el Batallón 601 sea declarado "sitio histórico"

Presentó un proyecto de ley en la Legislatura porteña para que se proteja y señalice el edificio desde donde se planeó la represión durante la dictadura en el ámbito de la Capital, que actualmente está siendo remodelado.

"Fue uno de los sitios de planificación y operaciones más importantes de la última dictadura cívico militar argentina, donde se planearon y dirigieron, en el marco del Plan Cóndor, intervenciones represivas sobre el Estado Plurinacional de Bolivia y países de América Central, lo cual le otorga un innegable valor histórico y simbólico", señaló el organismo porteño en los fundamentos de la iniciativa.

Las obras de remodelación del edificio, ubicado en la Viamonte y Callao, a cargo de la Universidad del Salvador, avanzan rápidamente tras una demolición interna parcial.

El edificio, ubicado exactamente en Viamonte 1818 y que desde septiembre de 2005 tenía aviso de obra, salió a licitación en el último semestre de 2002 y su venta se concretó en enero/febrero de 2003.

Así pudo evadir la política de Memoria, Verdad y Justicia que llevaría adelante el presidente Néstor Kirchner, que asumió el gobierno el 25 de mayo de 2003, con la clara premisa de preservar aquellos lugares donde se vivió y se planeó la represión.

"Es importante entonces asegurar que la memoria de este sitio sea rescatada para las presentes y futuras generaciones, particularmente si allí van a estudiar y residir transitoriamente futuros estudiantes de una universidad que profesa la religión católica, la cual padeció víctimas del terrorismo de Estado en la persona de seminaristas, sacerdotes y autoridades eclesiásticas", señaló la Defensoría del Pueblo porteña.

El proyecto presentado se inscribe dentro de la Ley Nacional 26.691 de 2011, sancionada para la "Preservación, Señalización y Difusión de Sitios de Memoria del Terrorismo de Estado".

A principios de este mes, Organismos de Derechos Humanos denunciaron "la irresponsabilidad de quienes permitieron que se esté modificando la estructura del edificio".

Barrios por la Memoria y Justicia-Balvanera y Baldosas por la Memoria, pidieron "la inmediata suspensión de las obras, preservando pruebas y el valor histórico de los espacios donde se decidió la desaparición o muerte de miles de personas".

Además se preguntaron, sabiendo que allí funcionará la Universidad del Salvador, "¿qué clase de formación académica se impartiría en ese lugar a las nuevas generaciones, eliminando los vestigios de su triste rol histórico?".

En una de las oficinas de este edificio de nueve pisos estuvo escondido el cuerpo embalsamado de Eva Perón y en otras, represores como Guillermo Suárez Masson planificaron los operativos represivos.

La historia reciente cuenta que en febrero de 2000, el entonces jefe del Ejército, Carlos Brinzoni, anunciaba el cierre del Batallón y la futura venta del edificio, medidas que formaban parte del proyecto de reestructuración integral del área de Defensa, que tenía a Ricardo López Murphy como ministro.

El "Plan de Modernización para Mejorar la Calidad del Gasto" del Ministerio de Defensa preveía, entre otras medidas de ajuste y cambios en la organización de las Fuerzas Armadas, la venta de más de 100 inmuebles.

Hoy el Batallón 601, nombre de guerra del Servicio de Informaciones del Ejército (SIE) y rebautizado como Central de Reunión de Inteligencia Militar por el ex jefe del Ejército, Martín Balza, funciona en la guarnición militar de Campo de Mayo.

La dimensión exacta del papel del "601" sólo apareció una década después del golpe, cuando se supo que por allí había pasado Suárez Mason, comandante por entonces del Cuerpo I de Ejército.

También pasaron por el "601", los llamados PCI -personal civil de inteligencia- Leandro Sánchez Reisse, implicado en varias operaciones de secuestros extorsivos y desapariciones, y Raúl Guglielminetti.

Los represores del 601 trabajaban en íntima conexión con los jefes de inteligencia del Primer Cuerpo de Ejército y eran los que planificaban y realizaban los operativos, pero rara vez los detenidos eran llevados a la sede del 601, con la excepción de las desapariciones de Laura Creatore y Carlos Capitman, ambos secuestrados en la vía pública el 28 de marzo de 1976.

Otro caso en el que está probada la intervención del Batallón 601 es el secuestro y desaparición del periodista y escritor Haroldo Conti, perpetrado el 4 de mayo de 1976 en su domicilio de la Capital Federal, ya que cuando en noviembre de 1982 fueron detenidos en Ginebra, Suiza, tres miembros del 601 confesaron tener información sobre lo sucedido con Conti.


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