- Política
- 26.12.2024
SEGURIDAD
El Gobierno porteño y el fracaso en su plan de seguridad: tres jefes de la Policía en un año
El ejecutivo local renovó en tres oportunidades durante el primer año de gestión las cúpulas de la Policía de la Ciudad y puso en evidencia el déficit de Waldo Wolff. En paralelo, aumentan los episodios de inseguridad y las fugas de las alcaldías.
La gestión en seguridad del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires acumula fracasos y se evidencia en los constantes cambios de autoridades. Esta semana se conoció el desplazamiento Pablo Kisch y Jorge Azzolina, que dejaron su cargo como jefe y subjefe de la Policía de la Ciudad, respectivamente, tras la fuga de 17 presos de una comisaría del barrio de Liniers.
Con la asunción de Diego Casaló y Carla Mangiameli se concretó la tercera gestión al mando de la fuerza en tan solo un año. El derrotero de pasos pocos felices comenzó con Diego Kravetz, quien ocupó el cargo de manera interina hasta concentrar su labor como Secretario de Seguridad secundando al Ministro Waldo Wolff.
Promediando el 2024, Pablo Kisch asumió la jefatura de la Policía porteña en medio de la detención del peluquero Abel Guzmán, lo que fue un hito en la investigación de la fuerza local luego de que este asesinara a un compañero de trabajo y se diera a la fuga durante los primeros meses del año.
"Desde que asumimos tomamos una responsabilidad y un objetivo muy importante: que todos los porteños y quienes nos visitan lo puedan hacer seguros y de manera tranquila. Lo venimos haciendo con mucho compromiso", sostuvo por ese entonces Jorge Macri, tras la designación de Kisch.
Pese a la confianza y el optimismo, sumado a la propaganda que sirvió para promocionar una trunca gestión en distintas áreas, el rumbo no tuvo los resultados esperados, el manejo de la política penitenciaria dejó desnuda la falta de previsión y desencadenó en nuevos cambios.
De esa manera, Casaló y Mangiameli fueron nombrados en vísperas de navidad para ocupar la conducción de la Policía de la Ciudad con renovación de expectativas pero cargados de urgencias, ya que inmediatamente encabezaron la búsqueda de los presos que aún continúan fugados tras escapar de una alcaldía del distrito.
Mientras tanto, el ejecutivo intenta promocionar un trabajo exitoso en la materia y apunta los cañones contra la Provincia de Buenos Aires acusando de que es un territorio hostil donde los representantes de las fuerzas de la CABA sufren a diario las consecuencias de la insegurdad por la falta de acciones de parte de Axel Kicillof.
En síntesis, desde el macrismo buscan consolidar como bandera las distintas políticas en seguridad, pero los despidos, en paralelo con los crecientes episodios delictivos, muestran las disconformidad del ejecutivo y encienden las alarmas de cara a un año electoral en donde cada fallo cuesta el doble y se ve reflejado en las urnas.
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