Murió por covid otra referente social villera: tenía 38 años y era voluntaria en un comedor

Rossio Roxana Choque tenía 38 años y tres hijos. Cocinaba como voluntaria en un comedor del barrio Padre Ricciardelli -ex villa 1-11-14- y era paciente de riesgo, por sufrir una enfermedad renal crónica. El Frente de Organizaciones en Lucha (FOL) informó este miércoles la muerte de la militante, tras haberse contagiado de coronavirus. Sigue creciendo la lista de referentes sociales villeros víctimas de la pandemia.

“Se había acercado en marzo porque no tenía para comer, y terminó formando parte de las trabajadoras del comedor”, dijo al diario Página 12 Ana Gamarro, vecina e integrante del FOL, y remarcó que "con la pandemia se encrudeció toda la situación en el barrio".

Choque era cocinera voluntaria en el comedor que funciona en el sector Riestra del barrio, donde ella vivía con sus tres hijos. Había llegado al local de la agrupación a fines de marzo, cuando recién comenzaba la cuarentena, porque se había quedado sin trabajo. “Ella era boliviana y nunca pudo concretar el trámite para tener la residencia permanente en el país, entonces no podía acceder a ninguno de los beneficios sociales. Se acercó a pedir un plato de comida para llevar a la casa, y ahí empezó a participar”, contó Gamarro y relató que, como era madre soltera, “ahora su hijo mayor, de 22 años, quedó a cargo de las dos hermanas menores”.

Antes de ser internada pasó varios días sintiéndose mal. “No decía nada porque tenía miedo de ir al hospital”, contaron en el barrio. “Los centros de salud que atienden a la gente de los barrios populares están saturados y los vecinos sufren maltratos constantemente”. Pero finalmente el 9 de junio ingresó en el Hospital Piñero, donde falleció el martes último.

De acuerdo al último reporte del Ministerio de Salud de la Ciudad, en el Bajo Flores hay 1.578 casos confirmados y es el barrio porteño con más casos de coronavirus después del Mugica -Villa 31-.

El caso de Choque se suma al de otros referentes sociales villeros fallecidos en el marco de la pandemia, como Ramona Medina en la Villa 31, cuyo reclamo ante la falta de agua en pleno avance del coronavirus se convirtió en un emblema.