CIUDAD

Larreta intentó cerrar el lactario de Ramos Mejía: tras meses de lucha, hoy reabrió sus puertas

En octubre del año pasado, el GCBA había confirmado su cierre progresivo. En marzo, la Justicia ordenó al gobierno de la ciudad la reapertura inmediata del lugar, donde asisten nenes de 1 y 2 años. Hoy, la comunidad educativa festeja.

Luego meses de lucha por parte de la comunidad educativa, este lunes finalmente reabrió sus puertas la sala de lactarios del Hospital Ramos Mejía. “Reabrió la salita de lactarios del ramos mejía. Sí, la sala que Larreta intentó cerró el año pasado. Cantamos el Himno, pusimos una placa que dice ‘Luchar tiene sentido’ y cortamos la cinta de inauguración de la sala hecha de chupetes.  Las Escuelas No se Rinden”, escribió en sus redes Eduardo López, docente y secretario general de UTE.  

La lucha para que no se cierre el espacio es de vieja data. En octubre de 2018, el Gobierno de Horacio Rodríguez Larreta había confirmado el cierre progresivo del jardín maternal que funciona dentro del Hospital Ramos Mejía. Y admitió que avanzaba un plan para desguazar las salas de lactario, de uno y dos años en la Ciudad. 

En noviembre, la Unión Argentina de Maestros y Profesores (CAMYP) presentó un recurso de amparo contra el cierre ante el Juzgado en lo Contencioso Administrativo y Tributario 18. En diciembre, el Gobierno de la Ciudad emitió una respuesta formal que se contradecía con los hechos: confirmaba el traslado de la institución pero negaba el cierre, aunque el lactario fue eliminado del sistema de inscripción para 2019. 

En marzo, el juez Marcelo López Alfonsín, titular del Juzgado en lo Contencioso Administrativo N°18, ordenó al gobierno de la ciudad la reapertura inmediata del lugar, ubicado en Venezuela 3158, en el barrio de Balvanera. En su fallo dejó en claro que el Gobierno porteño mentía y que no había impedimentos para que esas salas del jardín funcionaran. También contradijo a la ministra Acuña, quien suele afirmar que no tiene obligación de garantizar vacantes hasta los cuatro años, y le recordó que la Constitución porteña dice otra cosa. 

El juez le ordenó que suba a la inscripción esas vacantes de 45 días a 1 año que había retaceado. En un contexto en el que faltan decenas de miles de vacantes en la educación inicial, cerrar salas era un despropósito. 


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