EDUCACIÓN

El GCBA no resolvió el 87% de las falencias en jardines advertidas por la Auditoría hace dos años

La Auditoría alertó que sólo el 13% de las falencias señaladas hace dos años fueron reparadas por el Gobierno porteño. Obras frenadas por meses, falta de mosquiteros en zonas con dengue y sistemas contra incendios no operativos son algunos de los problemas detectados en los jardines públicos de la Ciudad, mientras se denuncia el desguace del nivel inicial.



La preocupación por la situación de las escuelas infantiles porteñas no sólo tiene que ver con el cierre de salas y la falta de vacantes. También, con los problemas de infraestructura que permanecen irresueltos desde hace años. La Auditoría de la Ciudad advirtió, tras realizar un informe de seguimiento, que el 87% de las falencias señaladas por esa entidad hace dos años continúan si solución.

En 2016, un trabajo de control de los auditores había dejado en evidencia que muchas escuelas de educación inicial tenían problemas en la planificación de obras, espacios insuficientes o lugares que podrían generar riesgos para los chicos y docentes. Dos años después, un nuevo informe confirmó un número alarmante: del total de observaciones que se hicieron con respecto a estos espacios educativos, sólo un 13% tuvo algún “avance satisfactorio”. Es decir, el 87% de los puntos marcados como irregulares continúan en el mismo estado.

Entre los problemas señalados en el informe original –y aún vigentes- se encuentran fallas en las construcciones y falta de mantenimiento y seguridad, así como irregularidades relacionadas con la falta de planificación de muchas de las obras de infraestructura. Uno de los ejemplos se refleja en la obra de ampliación del Jardín Maternal  N° 5 “María Eva Duarte de Perón”, de Parque Patricios. Allí, el informe señala que “la falta de un relevamiento previo a la elaboración del proyecto de obra causó atrasos en el momento de su ejecución. El proyecto original con el que se adjudicó la obra no contempló la presencia de un árbol ubicado en el sector a intervenir, ni la cantidad de niños que asistirían (proyectado de 44 m2, almuerzan 50 niños en él). Para darle viabilidad a la contratación, se debió realizar una modificación al proyecto original, en donde se preservó la ubicación del árbol, reduciendo las dimensiones del comedor. Esto generó un período de neutralización del plazo de obra de aproximadamente cuatro meses”.

En tanto, en jardines nuevos y con construcciones desde cero, los informes dieron cuenta de obras que, por caso, no contemplaban la colocación de  mosquiteros en zonas donde el Gobierno había lanzado campañas contra el dengue. También se observaron sistemas contra incendios que no estaban operativos (Jardín de Infantes N° 1 “Juanito Laguna”) o puertas colocadas en la ubicación contraria a las normas contra incendio y ascensores en los que no hay constancia de mantenimiento (Jardín N° 16, Comuna 12).

“Todas estas situaciones traen un doble perjuicio: por un lado, la seguridad de los chicos y de quienes trabajan en cada establecimiento ante el riesgo de que suceda algo evitable; pero por el otro, también hay un perjuicio económico, ya que una obra mal planificada tarde o temprano requiere que el Estado invierta mucho más”, señaló la auditora Mariela Coletta, de Evolución. Y agregó: “La infraestructura necesita un poco más que campañas publicitarias. Necesita de más inversión que los $1256 millones presupuestados para el año próximo en la Ciudad, pero además necesitamos que ese dinero se gaste con diligencia y racionalidad”.

La auditora también advirtió sobre la gravedad de que el Ejecutivo haga caso omiso de los datos aportados por los organismos de control, como la Auditoría. “Tener en cuenta la información que emitimos desde la Auditoría es fundamental para aportar a la gestión y mejorar la utilización de los recursos de todos. Sin embargo, vemos que dos años después de advertir sobre el estado de instalaciones en educación inicial, prácticamente no se tomó en cuenta lo observado. Es un insumo de información que está siendo desaprovechado”, planteó Coletta.

Los datos provistos por la Auditoría porteña cobran especial gravedad en un contexto donde se denuncia el desguace del nivel inicial. Hay casos concretos y confirmados oficialmente, como el cierre progresivo del jardín de infantes que funciona en el Hospital Ramos Mejía, cuya comunidad educativa lleva adelante una fuerte campaña de repudio y resistencia (ayer, de hecho, realizaron un nuevo corte de calle). La falta de mantenimiento y soluciones a problemas señalados hace años potencia así la preocupación por el futuro de los jardines públicos porteños.

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