La historia del joven que iba a desayunar y terminó preso tras la represión

“Mi hijo tendría que estar en casa desde hace 25 días. Si estuviéramos en democracia, mi hijo tendría que estar en mi casa”. Pablo Rossano habla con voz cansina y pide disculpas por eso: es que lo llaman de todas partes y no para de relatar, una y otra vez, que su hijo Esteban, de 19 años, está preso injustamente. Fue detenido el 14 de diciembre, en el marco de los incidentes y represión durante la marcha contra la reforma previsional. Pasó Navidad y Año Nuevo tras las rejas. El juez federal Claudio Bonadio lo acusó del delito de “intimidación pública” y la Cámara Federal le negó la excarcelación. Pero su papá aún no se animó a decírselo. Esperará hasta el próximo viernes, día de visitas en el penal de Marcos Paz.

Esteban nunca militó políticamente y no estaba participando de la protesta. Vecino de Morón, había viajado a Capital Federal con un amigo para pasear. “Iba con un amigo a caminar a Capital. Querían ir a desayunar al McDonald’s del Obelisco. Se equivocaron y se bajaron una parada antes del subte. A los 30 segundos lo agarraron. Al amigo también, pero él grita ‘¡Mamá! ¡Estoy con mi mamá!’. Una señora que pasa mira y un gendarme dice ‘Dejalo que está con la madre’. Y zafó. Él me avisó”, relató el papá de Esteban, en diálogo con e portal de noticias Política Argentina. “Supuestamente mi hijo llevaba dos piedras y tres o cuatro volantes de distintos partidos. Y es un terrorista. Estoy conviviendo desde hace 19 años con un terrorista y no me di cuenta”, ironizó el hombre, vendedor ambulante, horas después de encabezar una conferencia de prensa en Morón para reclamar la liberación de su hijo.

El joven de 19 años pasó varias noches detenido en el Edificio Centinela de Gendarmería, en Retiro. Lo acusaron de “haber participado de los tumultos y desórdenes públicos (…) con la intención de infundir un temor público suficiente como para coaccionar la actividad parlamentaria”. En su mochila aparecieron dos piedras y cuatro volantes de tres agrupaciones políticas: del Partido Revolucionario de los Trabajadores, del Partido Piquetero y de Organizador Obrero Internacional. Adrián Albor, abogado del joven, denunció que Gendarmería no preservó la cadena de custodia de la mochila y que las piedras y los volantes fueron plantados, según consignó Cosecha Roja.

Los jueces Eduardo Farah y Leopoldo Bruglia le negaron la excarcelación a Esteban y a otras cinco personas detenidas el 14 de diciembre. Deben seguir presos, mientras la Justicia espera el peritaje de los celulares de los imputados y el análisis de las cámaras de seguridad de la zona encargados a la División Reconocimiento Antropométrico de la Policía de la Ciudad de Buenos Aires. El abogado de Esteban presentó un pronto despacho para que el juez se expida cuanto antes. Pablo, el papá del joven, espera tener buenas noticias antes del viernes, cuando lo vea cara a cara en el próximo día de visitas.

“Esteban nunca había estado detenido. No tiene antecedentes. Me allanaron el domicilio y no encontraron nada. Le preguntaron a los vecinos. Hoy hicimos una conferencia de prensa en Morón y había 60-70 vecinos y gente que no conozco. Gente grande que se movilizó, que lo conoce a mi hijo de chiquito”, relató Pablo. Y contó que el joven está “bien” de ánimo pero “se quiere ir”. Padre e hijo hablan a diario por teléfono, con las tarjetas que Pablo le lleva a Esteban los viernes y domingos, días de visitas. Padre e hijo viven juntos en Morón. Viven solos, desde que hace alrededor de un año murió la madre del chico, la compañera de Pablo.

Esteban terminó el secundario y “estaba haciendo los papeles para entrar en Campo de Mayo como soldado voluntario. Quería ser miltiar. Pero el otro día me dijo ‘Pá, mi país me traicionó’. Veremos cuando salga qué quiere hacer”.