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- 13.08.2015
Antes que el agua nos tape
En definitiva, como decía mi abuela, llueve a cántaros. Ante esto, lo primero que surge preguntarse es ¿por qué?
Según el “Informe sobre los fenómenos meteorológicos destacados en agosto 2005”, elaborado por el Servicio Meteorológico Nacional, “las mayores precipitaciones registradas en el transcurso del mes de agosto se desarrollaron sobre la región centro y este del país, abarcando principalmente gran parte de la provincia de Buenos Aires, sur de Santa Fe, este de Córdoba y sur de Entre Ríos. En muchas estaciones meteorológicas de esta región se superó el valor de la precipitación acumulada mensual esperada para el mes de agosto”.
Según “los registros obtenidos del pluviografo ubicado en la estación Observatorio Central de Buenos Aires (localizado en el barrio de Agronomía), para los días 5, 6 y 9 de agosto que corresponden a los días de mayor precipitación acumulada, la máxima intensidad de precipitación observada en 1 hora para los eventos mencionados fue de aproximadamente 22mm. Este valor ocupa el tercer lugar en el ranking de intensidades de precipitación en 1 hora para el mes de agosto considerando el período 1961-2014”. Para tener una idea de la magnitud de la lluvia, la ciudad corre peligro de inundaciones cuando el pluviómetro supera los 30 milímetros de agua caída en una hora.
En otro Informe, el SMN analizó también los datos registrados por la estación automática instalada en la ciudad de Mercedes (el punto negro del medio sobre la mancha fucsia del gráfico), epicentro de una de las zonas más afectadas. Como se puede apreciar, los valores de lluvias alcanzaron entre los 125 y 200 milímetros, con picos de 34,6 mm y 24,4 mm por hora. Incluso los días 11 y 12 se registraron picos de 10,8 mm en tan solo 10 minutos. Según el SMN, “estos valores se consideran importantes y son superiores a las registradas en la estación OCBA”.
En definitiva, como decía mi abuela, llueve a cántaros. Ante esto, lo primero que surge preguntarse es ¿por qué? No soy un conocedor de la materia pero es evidente que el clima está cambiando, que las estaciones ya no son tan marcadas y que, cada vez con mayor frecuencia, solemos registrar, en diferentes momentos del año, picos de lluvias o de temperaturas, que nos sorprenden. Sin duda, algo tendrá que ver el llamado cambio climático y el aumento de la temperatura de la tierra con el consiguiente descongelamiento de glaciares.
La segunda pregunta es ¿por qué intensas lluvias derivan en hechos trágicos? Según la Cátedra Libre de Ingeniería Comunitaria y el Observatorio del Derecho a la Ciudad, “es la multiplicidad de factores lo que determina que un evento extraordinario derive en una tragedia. La falta de un sistema de alerta que permita anticipar acciones, la ausencia de un Plan de Contingencia que nos indique que debemos hacer frente a un evento extraordinario, la falta de regulación en el uso del suelo y por supuesto la falta de las obras de infraestructura; son elementos decisivos que combinados determinan que el evento extraordinario provoque una tragedia”. Parece una explicación razonable y coincidente con la de otros analistas y especialistas que se pueden leer en los medios o en internet.
Por otra parte, como señala Patricia Pintos, investigadora del Centro de Investigaciones Geográficas de Universidad Nacional de La Plata, “la corriente suburbanizadora sobre áreas de extrema fragilidad ambiental como los humedales y las cuencas de los ríos representa una clara vulneración de ecosistemas estratégicos para la sustentabilidad del aglomerado metropolitano, esto se evidencia cada vez con mayor intensidad sobre algunos sectores de los valles de inundación de los ríos Luján, Reconquista y Paraná de las Palmas y -en menor medida- sobre la ribera sur del Río de la Plata.
“Pero los impactos sobre el soporte natural no se deben a la simple ocupación del suelo. Suele argumentarse que la baja densidad de ocupación de emprendimientos de este tipo genera impactos de orden menor sobre las áreas receptoras, inferiores aún a las de la urbanización compacta tradicional, sin embargo (…) en la mayoría de los casos, el movimiento de los suelos, la intensa modificación del relieve, la afectación irreversible del drenaje superficial, la desaparición o la transformación de los cuerpos de agua naturales y la creación de nuevos lagos, lagunas y reservorios se han realizado solamente bajo la lógica de alcanzar la cota de seguridad y de disponer de un máximo posible de parcelas en contacto con el agua.
"A lo anterior deben agregarse un conjunto de potenciales impactos -como las inundaciones debidas a la modificación de la topografía subregional- cuyos alcances no son a la fecha lo suficientemente conocidos, relacionados a los efectos multiplicadores de la sucesión de urbanizaciones de este tipo en un territorio relativamente reducido". (Ponencia: Humedales urbanos. Elementos para su análisis en la región Metropolitana de Buenos Aires).
Más allá del necesario debate sobre lo que se hizo o debería haber hecho desde el gobierno de la provincia de Buenos Aires y los municipios afectados, para evitar o, cuanto menos, atenuar los efectos de un hecho meteorológico de estas características, lo central es poner en discusión, antes de que el agua nos tape, si el modelo de este tipo de nuevas urbanizaciones, impulsadas por desarrolladores inmobiliarios con fuerte influencia política, es un modelo que debe seguir alentándose o debemos pensar en escalas más sustentable y en armonía con el ecosistema. agua
Según “los registros obtenidos del pluviografo ubicado en la estación Observatorio Central de Buenos Aires (localizado en el barrio de Agronomía), para los días 5, 6 y 9 de agosto que corresponden a los días de mayor precipitación acumulada, la máxima intensidad de precipitación observada en 1 hora para los eventos mencionados fue de aproximadamente 22mm. Este valor ocupa el tercer lugar en el ranking de intensidades de precipitación en 1 hora para el mes de agosto considerando el período 1961-2014”. Para tener una idea de la magnitud de la lluvia, la ciudad corre peligro de inundaciones cuando el pluviómetro supera los 30 milímetros de agua caída en una hora.
En otro Informe, el SMN analizó también los datos registrados por la estación automática instalada en la ciudad de Mercedes (el punto negro del medio sobre la mancha fucsia del gráfico), epicentro de una de las zonas más afectadas. Como se puede apreciar, los valores de lluvias alcanzaron entre los 125 y 200 milímetros, con picos de 34,6 mm y 24,4 mm por hora. Incluso los días 11 y 12 se registraron picos de 10,8 mm en tan solo 10 minutos. Según el SMN, “estos valores se consideran importantes y son superiores a las registradas en la estación OCBA”.
En definitiva, como decía mi abuela, llueve a cántaros. Ante esto, lo primero que surge preguntarse es ¿por qué? No soy un conocedor de la materia pero es evidente que el clima está cambiando, que las estaciones ya no son tan marcadas y que, cada vez con mayor frecuencia, solemos registrar, en diferentes momentos del año, picos de lluvias o de temperaturas, que nos sorprenden. Sin duda, algo tendrá que ver el llamado cambio climático y el aumento de la temperatura de la tierra con el consiguiente descongelamiento de glaciares.
La segunda pregunta es ¿por qué intensas lluvias derivan en hechos trágicos? Según la Cátedra Libre de Ingeniería Comunitaria y el Observatorio del Derecho a la Ciudad, “es la multiplicidad de factores lo que determina que un evento extraordinario derive en una tragedia. La falta de un sistema de alerta que permita anticipar acciones, la ausencia de un Plan de Contingencia que nos indique que debemos hacer frente a un evento extraordinario, la falta de regulación en el uso del suelo y por supuesto la falta de las obras de infraestructura; son elementos decisivos que combinados determinan que el evento extraordinario provoque una tragedia”. Parece una explicación razonable y coincidente con la de otros analistas y especialistas que se pueden leer en los medios o en internet.
Por otra parte, como señala Patricia Pintos, investigadora del Centro de Investigaciones Geográficas de Universidad Nacional de La Plata, “la corriente suburbanizadora sobre áreas de extrema fragilidad ambiental como los humedales y las cuencas de los ríos representa una clara vulneración de ecosistemas estratégicos para la sustentabilidad del aglomerado metropolitano, esto se evidencia cada vez con mayor intensidad sobre algunos sectores de los valles de inundación de los ríos Luján, Reconquista y Paraná de las Palmas y -en menor medida- sobre la ribera sur del Río de la Plata.
“Pero los impactos sobre el soporte natural no se deben a la simple ocupación del suelo. Suele argumentarse que la baja densidad de ocupación de emprendimientos de este tipo genera impactos de orden menor sobre las áreas receptoras, inferiores aún a las de la urbanización compacta tradicional, sin embargo (…) en la mayoría de los casos, el movimiento de los suelos, la intensa modificación del relieve, la afectación irreversible del drenaje superficial, la desaparición o la transformación de los cuerpos de agua naturales y la creación de nuevos lagos, lagunas y reservorios se han realizado solamente bajo la lógica de alcanzar la cota de seguridad y de disponer de un máximo posible de parcelas en contacto con el agua.
"A lo anterior deben agregarse un conjunto de potenciales impactos -como las inundaciones debidas a la modificación de la topografía subregional- cuyos alcances no son a la fecha lo suficientemente conocidos, relacionados a los efectos multiplicadores de la sucesión de urbanizaciones de este tipo en un territorio relativamente reducido". (Ponencia: Humedales urbanos. Elementos para su análisis en la región Metropolitana de Buenos Aires).
Más allá del necesario debate sobre lo que se hizo o debería haber hecho desde el gobierno de la provincia de Buenos Aires y los municipios afectados, para evitar o, cuanto menos, atenuar los efectos de un hecho meteorológico de estas características, lo central es poner en discusión, antes de que el agua nos tape, si el modelo de este tipo de nuevas urbanizaciones, impulsadas por desarrolladores inmobiliarios con fuerte influencia política, es un modelo que debe seguir alentándose o debemos pensar en escalas más sustentable y en armonía con el ecosistema. agua
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