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- 22.07.2015
Un nuevo estudio advierte sobre los problemas en la voz que sufren trabajadores de call centers
Un nuevo informe alerta sobre los problemas en la voz que sufren los trabajadores de call centers. Un mes atrás, la Cámara laboral porteña indemnizó a un trabajador que sufrió daños en su salud, entre ellos una disfonía grave, por atender hasta 200 llamados diarios.
Un informe realizado por el Colegio de Fonaudiólogos de La Plata volvió a poner la mira sobre los problemas que sufren los empleados de centros de atención telefónica. La cantidad de llamados por hora, el poco tiempo de esparcimiento y los altos niveles de estrés son un combo dañino.
Según reveló el informe, la exigencia del uso de la voz representa el 20 por ciento de las enfermedades oficialmente registradas por el Sistema de Riesgo del Trabajo. Dicha situación representa un riesgo para las personas que trabajan como telefonistas en los denominados "call centers".
"Las consecuencias de la sobrecarga del uso de la voz impactan sobre la salud del trabajador pero también sobre la calidad de los contenidos comunicados, que se traducen en que el cliente receptor reciba menor cantidad de palabras, volúmenes disminuidos y mala articulación", explicó Claudia Díaz, integrante de la Comisión de la Voz del Colegio.
Según detalló el informe, las alteraciones de la fonación comprenden desde la dificultad para producir sonidos al tratar de hablar, hasta cambios en el tono o calidad de la voz, que puede sonar débil, excesivamente velada, chillona o ronca.
Para evitar o atenuar esta alteración, la profesional recordó que "la normativa vigente en nuestro país contempla una variable para definir la exposición al riesgo de sobrecarga de uso de la voz al determinar que hay una exposición cuando el tiempo de trabajo supera las 13 horas semanales".
Díaz aseguró que en estos casos las acciones preventivas "son limitadas si sólo se enfocan en reducir el tiempo de trabajo vocal y nada más, al tiempo que entran en conflicto con los intereses y necesidades económicas de las empresas que dan este servicio".
Recomendó que ante la aparición de los primeros síntomas de sobrecarga de uso de la voz se consulte "inmediatamente a un profesión de la fonoaudiología para conseguir un enfoque más completo y eficaz de la prevención", de manera de "modificar el origen que predispone al problema". Díaz explicó que "existe un límite fisiológico que es propio de cada individuo y que es necesario conocer para poder determinar qué nivel de riesgo tiene por altos volúmenes de llamadas".
La Superintendencia de Riesgos del Trabajo fijó en el listado de enfermedades profesionales la atención que deben recibir los trabajadores por disfonías derivadas de la sobrecarga del uso de la voz y en un Protocolo sobre Disfonías estableció para esta patología la intervención de una profesional en Foniatría y el reposo de la voz como parte importantes del tratamiento de rehabilitación, se detalló.
Hace un mes, una Cámara laboral porteña ordenó indemnizar con 200 mil pesos más intereses a una trabajadora "telemarketer" de una empresa de medicina prepaga que sufrió daños en su salud, entre ellos una disfonía grave, por atender hasta 200 llamados diarios en condiciones laborales inhóspitas.
La Sala novena de la Cámara, con las firmas de los jueces Roberto Pompa y Álvaro Balestrini, dispuso la condena a raíz de la "enfermedad profesional imputable al desempeño de las tareas denunciadas".
Un informe realizado por el Colegio de Fonaudiólogos de La Plata volvió a poner la mira sobre los problemas que sufren los empleados de centros de atención telefónica. La cantidad de llamados por hora, el poco tiempo de esparcimiento y los altos niveles de estrés son un combo dañino.
Según reveló el informe, la exigencia del uso de la voz representa el 20 por ciento de las enfermedades oficialmente registradas por el Sistema de Riesgo del Trabajo. Dicha situación representa un riesgo para las personas que trabajan como telefonistas en los denominados "call centers".
"Las consecuencias de la sobrecarga del uso de la voz impactan sobre la salud del trabajador pero también sobre la calidad de los contenidos comunicados, que se traducen en que el cliente receptor reciba menor cantidad de palabras, volúmenes disminuidos y mala articulación", explicó Claudia Díaz, integrante de la Comisión de la Voz del Colegio.
Según detalló el informe, las alteraciones de la fonación comprenden desde la dificultad para producir sonidos al tratar de hablar, hasta cambios en el tono o calidad de la voz, que puede sonar débil, excesivamente velada, chillona o ronca.
Para evitar o atenuar esta alteración, la profesional recordó que "la normativa vigente en nuestro país contempla una variable para definir la exposición al riesgo de sobrecarga de uso de la voz al determinar que hay una exposición cuando el tiempo de trabajo supera las 13 horas semanales".
Díaz aseguró que en estos casos las acciones preventivas "son limitadas si sólo se enfocan en reducir el tiempo de trabajo vocal y nada más, al tiempo que entran en conflicto con los intereses y necesidades económicas de las empresas que dan este servicio".
Recomendó que ante la aparición de los primeros síntomas de sobrecarga de uso de la voz se consulte "inmediatamente a un profesión de la fonoaudiología para conseguir un enfoque más completo y eficaz de la prevención", de manera de "modificar el origen que predispone al problema". Díaz explicó que "existe un límite fisiológico que es propio de cada individuo y que es necesario conocer para poder determinar qué nivel de riesgo tiene por altos volúmenes de llamadas".
La Superintendencia de Riesgos del Trabajo fijó en el listado de enfermedades profesionales la atención que deben recibir los trabajadores por disfonías derivadas de la sobrecarga del uso de la voz y en un Protocolo sobre Disfonías estableció para esta patología la intervención de una profesional en Foniatría y el reposo de la voz como parte importantes del tratamiento de rehabilitación, se detalló.
Hace un mes, una Cámara laboral porteña ordenó indemnizar con 200 mil pesos más intereses a una trabajadora "telemarketer" de una empresa de medicina prepaga que sufrió daños en su salud, entre ellos una disfonía grave, por atender hasta 200 llamados diarios en condiciones laborales inhóspitas.
La Sala novena de la Cámara, con las firmas de los jueces Roberto Pompa y Álvaro Balestrini, dispuso la condena a raíz de la "enfermedad profesional imputable al desempeño de las tareas denunciadas".
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