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- 14.07.2015
Correntada: “la identidad musical se forja con el tiempo”
Por Sebastián Scigliano
En su tercer disco dicen haber redondeado una búsqueda que les llevó más de diez años: cómo combinar una impronta fuertemente urbana con el folclore. “Nos hacemos cargo del lugar del que venimos”, dice Pablo Cesario, guitarrista y cantante del grupo. Correntada presenta Posta, este viernes, en el Centro Cultural Matienzo.
Son un grupo de folclore pero con una fuerte identidad urbana, ¿se preguntan cómo hacer para combinar esas dos cosas?
Es un punto bastante fundamental. Obviamente, no empezamos por preguntarnos eso, pero nos encontramos con esa pregunta varias veces a los largo de nuestra carrera. Somos nacidos y criados en la ciudad, con lo que el componente urbano lo llevamos como sello de origen, y gran parte de nuestra vida la pasamos escuchando música urbana. Había algo de folclore en nuestras casas, pero sin tener ninguna experiencia propia con eso. Por eso lo urbano es fuerte y no solo no lo negamos, sino que lo explotamos y tratamos de enriquecerlo. El folclore llega a nuestra vida por esas influencias familiares, por decirlo de algún modo, pero también todos somos muy viajeros, y en eso viajes nos encontramos con una raíz que desconocíamos. Ayudó un poco el contexto en el que vivimos, en el que los argentinos empezamos a redescubrir esa raíz, que habíamos olvidado durante mucho tiempo. Nos quedó muy marcado eso de que bajamos de los barcos, algo que escuchamos toda nuestra infancia. En esos viajes nos fuimos empapando de eso y nos redescubrimos a nosotros dentro de esa identidad.
Hay un mito de que la identidad viene de la sangre o de la tierra. Incluyeron en el disco un tema de Raúl Carnota, uno de los mayores renovadores del folclore que, sin embargo, era porteño. ¿Tiene que ver esa inclusión con algo de esto?
Obviamente el tema nos gustaba y lo veníamos haciendo, pero decidimos sostenerlo y grabarlo en el disco precisamente porque nos parece que es algo que nos repercute a nosotros, cómo siendo alguien de la ciudad, pudo comprender esa raíz y caló en ella tan hondamente, porque lo que no se pude negar de Carnota es que realmente tiene esa raíz.
¿Cómo les va en festivales o en ambientes en de folclore más tradicional?
La verdad es que tuvimos casi siempre muy buenas experiencias. Viajamos y participamos en festivales con una dinámica muy tradicional, en casi todos los aspectos, pero siempre nos han recibido muy bien. Obviamente, también hay algo en nuestra música de eso tradicional, porque si bien nos tomamos nuestras licencias, tratamos de tocar chacareras, gatos, escondidos o carnavalitos y guaynos tal como ellos son, estructuralmente hablando, porque más allá de esta renovación que hubo, de este trastocar las formas, consideramos que la parte de bailar es fundamental. Salimos a tocar en peñas en las que la gente baila y eso es tan o más importante que la música que suena. Y nosotros somos parte de eso también. Hace ya muchos años que hacemos eso, y a veces estamos arriba del escenario, y a veces abajo. Esa también es la clave para que nos haya ido bien en esos espacios. Por ahí sí hay resistencia al principio de los shows, por nuestro aspecto o por el lugar del que venimos, porque de algún modo el que viene del interior a Buenos Aires, a hacer música folclórica, tiene como el camino más allanado, a revés de lo que pareciera. Tiene un poco que ver con confundir el origen con la sangre o con el lugar en el que naciste. Yo creo que la identidad musical se forja con el tiempo, y no por el lugar en el que naciste, y lo mismo pasa con la identidad musical.
Hay en el disco algunos arreglos “contemporáneos”, como voces grabadas incluidas en los temas, efectos. ¿Eso es algo que se proponen hacer o es parte de la estética por la que transitan naturalmente?
Un poco y un poco. Sinceramente, nunca nos sentamos a decidir qué elementos incorporar a nuestro folclore porque va a rendir en tal o cual contexto. Nunca hicimos ese trabajo, pero creo que somos conscientes de todas las herramientas que tenemos por haber sido músicos de rock, por haber accedido a un montón de géneros o de músicas que nos han enriquecido. Son herramientas que se van acumulando y que están a disposición, pero no es que nos preguntamos qué nos falta usar cuando hacemos un tema. Lo que sí es que somos bastante conscientes de que todo eso está. El texto que incluimos como introducción de Agua y oro, por ejemplo, que está tomado de una asamblea en Famatina, surgió también naturalmente, no es que pensamos en ser panfletarios ni nada. Sí decimos que ese tema requería una introducción, una contextualización y escuchamos eso y la verdad es que nos emocionó y lo pusimos, y listo.
También es cierto que hay un contexto generacional de folcloristas jóvenes que les dan plafón para poder hacer esas cosas.
Sí, tiene que ver con la generación y con el contexto social y cultural en el que crecimos. Y tiene que ver nuestra formación y nuestra militancia política. Hemos tenido acceso a ciertas ideas y ciertas lecturas que favorece que eso suceda, y nos hacemos cargo de eso.
¿Qué les trajo de nuevo este disco?
Creo que logramos plasmar de manera más acabada lo que propusimos en los dos anteriores. Desde lo musical, hay na formación que ya estaba en germen en el segundo disco y muy esbozada en el primero, que tiene que ver con la incorporación de bajo y la batería, que nos da otras sonoridades y que nos permite reconocer nuestra herencia más rockera. Estamos encontrando las herramientas que antes teníamos que suplantar con otras cosas. En ese caso, Posta pudo cuajar mucho mejor. Desde lo conceptual, también hubo un mayor desarrollo, estuvimos más claros de lo que queríamos. Hicimos explícita esa deuda con el rock nacional al incluir Estaré, del Palo Pandolfo, por ejemplo, con un aire más andino. También está la versión de Vientito de Tucumán, que si bien la poesía es de Atahualpa, la música es de Divididos, con un arreglo de voces poco convencional, también.
¿Qué esperan que les pase como banda?
Nuestro anhelo más profundo es poder seguir tocando, que podría parecer un cliché, pero no lo es, porque estamos descubriendo cada vez más que la música es lo que queremos hacer, a pesar de cada uno de nosotros viene de otros lugares. Tocar y viajar, eso queremos hacer. También obvio queremos acceder a escenarios más importantes de acá y compartir el camino con otros músicos.
En su tercer disco dicen haber redondeado una búsqueda que les llevó más de diez años: cómo combinar una impronta fuertemente urbana con el folclore. “Nos hacemos cargo del lugar del que venimos”, dice Pablo Cesario, guitarrista y cantante del grupo. Correntada presenta Posta, este viernes, en el Centro Cultural Matienzo.
Son un grupo de folclore pero con una fuerte identidad urbana, ¿se preguntan cómo hacer para combinar esas dos cosas?
Es un punto bastante fundamental. Obviamente, no empezamos por preguntarnos eso, pero nos encontramos con esa pregunta varias veces a los largo de nuestra carrera. Somos nacidos y criados en la ciudad, con lo que el componente urbano lo llevamos como sello de origen, y gran parte de nuestra vida la pasamos escuchando música urbana. Había algo de folclore en nuestras casas, pero sin tener ninguna experiencia propia con eso. Por eso lo urbano es fuerte y no solo no lo negamos, sino que lo explotamos y tratamos de enriquecerlo. El folclore llega a nuestra vida por esas influencias familiares, por decirlo de algún modo, pero también todos somos muy viajeros, y en eso viajes nos encontramos con una raíz que desconocíamos. Ayudó un poco el contexto en el que vivimos, en el que los argentinos empezamos a redescubrir esa raíz, que habíamos olvidado durante mucho tiempo. Nos quedó muy marcado eso de que bajamos de los barcos, algo que escuchamos toda nuestra infancia. En esos viajes nos fuimos empapando de eso y nos redescubrimos a nosotros dentro de esa identidad.
Hay un mito de que la identidad viene de la sangre o de la tierra. Incluyeron en el disco un tema de Raúl Carnota, uno de los mayores renovadores del folclore que, sin embargo, era porteño. ¿Tiene que ver esa inclusión con algo de esto?
Obviamente el tema nos gustaba y lo veníamos haciendo, pero decidimos sostenerlo y grabarlo en el disco precisamente porque nos parece que es algo que nos repercute a nosotros, cómo siendo alguien de la ciudad, pudo comprender esa raíz y caló en ella tan hondamente, porque lo que no se pude negar de Carnota es que realmente tiene esa raíz.
¿Cómo les va en festivales o en ambientes en de folclore más tradicional?
La verdad es que tuvimos casi siempre muy buenas experiencias. Viajamos y participamos en festivales con una dinámica muy tradicional, en casi todos los aspectos, pero siempre nos han recibido muy bien. Obviamente, también hay algo en nuestra música de eso tradicional, porque si bien nos tomamos nuestras licencias, tratamos de tocar chacareras, gatos, escondidos o carnavalitos y guaynos tal como ellos son, estructuralmente hablando, porque más allá de esta renovación que hubo, de este trastocar las formas, consideramos que la parte de bailar es fundamental. Salimos a tocar en peñas en las que la gente baila y eso es tan o más importante que la música que suena. Y nosotros somos parte de eso también. Hace ya muchos años que hacemos eso, y a veces estamos arriba del escenario, y a veces abajo. Esa también es la clave para que nos haya ido bien en esos espacios. Por ahí sí hay resistencia al principio de los shows, por nuestro aspecto o por el lugar del que venimos, porque de algún modo el que viene del interior a Buenos Aires, a hacer música folclórica, tiene como el camino más allanado, a revés de lo que pareciera. Tiene un poco que ver con confundir el origen con la sangre o con el lugar en el que naciste. Yo creo que la identidad musical se forja con el tiempo, y no por el lugar en el que naciste, y lo mismo pasa con la identidad musical.
Hay en el disco algunos arreglos “contemporáneos”, como voces grabadas incluidas en los temas, efectos. ¿Eso es algo que se proponen hacer o es parte de la estética por la que transitan naturalmente?
Un poco y un poco. Sinceramente, nunca nos sentamos a decidir qué elementos incorporar a nuestro folclore porque va a rendir en tal o cual contexto. Nunca hicimos ese trabajo, pero creo que somos conscientes de todas las herramientas que tenemos por haber sido músicos de rock, por haber accedido a un montón de géneros o de músicas que nos han enriquecido. Son herramientas que se van acumulando y que están a disposición, pero no es que nos preguntamos qué nos falta usar cuando hacemos un tema. Lo que sí es que somos bastante conscientes de que todo eso está. El texto que incluimos como introducción de Agua y oro, por ejemplo, que está tomado de una asamblea en Famatina, surgió también naturalmente, no es que pensamos en ser panfletarios ni nada. Sí decimos que ese tema requería una introducción, una contextualización y escuchamos eso y la verdad es que nos emocionó y lo pusimos, y listo.
También es cierto que hay un contexto generacional de folcloristas jóvenes que les dan plafón para poder hacer esas cosas.
Sí, tiene que ver con la generación y con el contexto social y cultural en el que crecimos. Y tiene que ver nuestra formación y nuestra militancia política. Hemos tenido acceso a ciertas ideas y ciertas lecturas que favorece que eso suceda, y nos hacemos cargo de eso.
¿Qué les trajo de nuevo este disco?
Creo que logramos plasmar de manera más acabada lo que propusimos en los dos anteriores. Desde lo musical, hay na formación que ya estaba en germen en el segundo disco y muy esbozada en el primero, que tiene que ver con la incorporación de bajo y la batería, que nos da otras sonoridades y que nos permite reconocer nuestra herencia más rockera. Estamos encontrando las herramientas que antes teníamos que suplantar con otras cosas. En ese caso, Posta pudo cuajar mucho mejor. Desde lo conceptual, también hubo un mayor desarrollo, estuvimos más claros de lo que queríamos. Hicimos explícita esa deuda con el rock nacional al incluir Estaré, del Palo Pandolfo, por ejemplo, con un aire más andino. También está la versión de Vientito de Tucumán, que si bien la poesía es de Atahualpa, la música es de Divididos, con un arreglo de voces poco convencional, también.
¿Qué esperan que les pase como banda?
Nuestro anhelo más profundo es poder seguir tocando, que podría parecer un cliché, pero no lo es, porque estamos descubriendo cada vez más que la música es lo que queremos hacer, a pesar de cada uno de nosotros viene de otros lugares. Tocar y viajar, eso queremos hacer. También obvio queremos acceder a escenarios más importantes de acá y compartir el camino con otros músicos.
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