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- 03.06.2015
En el Polo Educativo de Saavedra convergen 2000 alumnos
En el Polo Educativo de Saavedra convergen 2000 alumnos que cursan en distintos establecimientos de la zona. Los vecinos celebran la recuperación del predio de Galván y Larralde, que era un baldío.
El Polo Educativo de Saavedra funciona en su totalidad en el predio situado en el cruce de las avenidas Crisólogo Larralde y Galván. La mejora de la infraestructura y el movimiento de casi 2000 chicos repartidos en establecimientos de preescolar, secundario y educación especial beneficiaron el entorno vecinal y comercial. Algunos se quejan porque dicen que grupos de adolescentes ensucian la vía pública y grafitean paredes.
"En los últimos tiempos, el lugar era un baldío. Ganamos porque se destinó a algo bueno, luego de que proyectaron mudar acá a la Villa 31 de Retiro. Se mejoraron la iluminación y las veredas, y se generó más movimiento de gente. Algunos comercios se vieron favorecidos, como la fábrica de pastas de Galván al 3500, que empezó a preparar y vender viandas para los chicos", dijo a La Nación Juan Carlos Saucedo, que vive a 50 metros del polo.
El vecino recordó que, a lo largo de las décadas, el predio supo albergar el vivero municipal, un cementerio de animales y la Unión Argentina de Rugby, para luego quedar ocioso. "Hubo entusiasmo vecinal por la recuperación, aunque la construcción llevó tiempo", agregó.
El Polo Educativo ya estaba planificado en 2003 durante la gestión de Aníbal Ibarra. Pero las obras comenzaron en 2006. Mauricio Macri las concluyó y habilitó en etapas entre 2011 y 2014.
Norma Figueredo, que vive sobre Jaramillo a metros de Galván, también celebra que el polo se haya terminado de inaugurar. "Antes era un asco el lugar. Ahora aprovechamos y mandamos a mi nietito al preescolar. Lástima que no hay nivel primario", sostuvo la mujer ante La Nación.
El Polo Educativo Saavedra abarca cuatro escuelas que funcionan alrededor de un espacio central verde, que actúa de gran plaza pública. Incluye una escuela infantil para niños de 45 días a cinco años, donde cursan 480 alumnos. Fue la primera en quedar inaugurada, en 2011.
También, la Escuela Media Técnica Guillermo Brown, con especialización en computación, medios y obras, que cuenta con 840 estudiantes. Abrió sus puertas en 2012, en un edificio de tres niveles que posee aulas, laboratorios y un SUM.
En 2013 se mudó el Instituto Juan Pedro Esnaola. Ofrece bachillerato con especialización en música y un profesorado con la misma orientación. Tiene una matrícula de 1500 alumnos. Finalmente, la Escuela Especial N°1, a la que concurren 200 chicos con discapacidad motriz, fue habilitada el año pasado.
Este año, recordó a La Nación el subsecretario de Administración de Recursos del Ministerio de Educación, Carlos Regazzoni, se concluyeron el cerco perimetral de 500 metros y el auditorio para 450 personas con diseño acústico, que será destinado a la comunidad, una vez inaugurado.
En total, la inversión en el polo educativo fue de 135 millones de pesos, financiados en su mayoría por un crédito del BID y con fondos provenientes de la venta de terrenos en la ex AU3.
Para Rubén, que hace 38 años maneja el quiosco situado en Crisólogo Larralde y Galván, frente al Polo Educativo, el mayor impacto ocurrió a poco de la apertura del polo. "En ese momento yo comencé a vender más, porque entraban muchos chicos. Pero luego se estabilizó, porque les instalaron buffet dentro de la escuela. De todos modos, la zona está más linda; antes era un baldío", sintetizó a La Nación.
La opinión de Eduardo Guida del barrio de Villa Urquiza no es favorable. Señalaba con el dedo un grafiti pintado en la propiedad aledaña a su casa, en Díaz Colodrero al 3500. "De positivo no tuvo nada. Los chicos dejan basura en la calle; hasta me han dejado desechos dentro del porche. Yo soy docente jubilado, pero esto es demasiado: los padres de los alumnos del Esnaola argumentan que los grafitis son parte de la liberación de los hijos", indicó a La Nación.
Todos los consultados en el entorno del polo coincidieron en que no hay más seguridad que antes en la zona.
El Polo Educativo de Saavedra funciona en su totalidad en el predio situado en el cruce de las avenidas Crisólogo Larralde y Galván. La mejora de la infraestructura y el movimiento de casi 2000 chicos repartidos en establecimientos de preescolar, secundario y educación especial beneficiaron el entorno vecinal y comercial. Algunos se quejan porque dicen que grupos de adolescentes ensucian la vía pública y grafitean paredes.
"En los últimos tiempos, el lugar era un baldío. Ganamos porque se destinó a algo bueno, luego de que proyectaron mudar acá a la Villa 31 de Retiro. Se mejoraron la iluminación y las veredas, y se generó más movimiento de gente. Algunos comercios se vieron favorecidos, como la fábrica de pastas de Galván al 3500, que empezó a preparar y vender viandas para los chicos", dijo a La Nación Juan Carlos Saucedo, que vive a 50 metros del polo.
El vecino recordó que, a lo largo de las décadas, el predio supo albergar el vivero municipal, un cementerio de animales y la Unión Argentina de Rugby, para luego quedar ocioso. "Hubo entusiasmo vecinal por la recuperación, aunque la construcción llevó tiempo", agregó.
El Polo Educativo ya estaba planificado en 2003 durante la gestión de Aníbal Ibarra. Pero las obras comenzaron en 2006. Mauricio Macri las concluyó y habilitó en etapas entre 2011 y 2014.
Norma Figueredo, que vive sobre Jaramillo a metros de Galván, también celebra que el polo se haya terminado de inaugurar. "Antes era un asco el lugar. Ahora aprovechamos y mandamos a mi nietito al preescolar. Lástima que no hay nivel primario", sostuvo la mujer ante La Nación.
El Polo Educativo Saavedra abarca cuatro escuelas que funcionan alrededor de un espacio central verde, que actúa de gran plaza pública. Incluye una escuela infantil para niños de 45 días a cinco años, donde cursan 480 alumnos. Fue la primera en quedar inaugurada, en 2011.
También, la Escuela Media Técnica Guillermo Brown, con especialización en computación, medios y obras, que cuenta con 840 estudiantes. Abrió sus puertas en 2012, en un edificio de tres niveles que posee aulas, laboratorios y un SUM.
En 2013 se mudó el Instituto Juan Pedro Esnaola. Ofrece bachillerato con especialización en música y un profesorado con la misma orientación. Tiene una matrícula de 1500 alumnos. Finalmente, la Escuela Especial N°1, a la que concurren 200 chicos con discapacidad motriz, fue habilitada el año pasado.
Este año, recordó a La Nación el subsecretario de Administración de Recursos del Ministerio de Educación, Carlos Regazzoni, se concluyeron el cerco perimetral de 500 metros y el auditorio para 450 personas con diseño acústico, que será destinado a la comunidad, una vez inaugurado.
En total, la inversión en el polo educativo fue de 135 millones de pesos, financiados en su mayoría por un crédito del BID y con fondos provenientes de la venta de terrenos en la ex AU3.
Para Rubén, que hace 38 años maneja el quiosco situado en Crisólogo Larralde y Galván, frente al Polo Educativo, el mayor impacto ocurrió a poco de la apertura del polo. "En ese momento yo comencé a vender más, porque entraban muchos chicos. Pero luego se estabilizó, porque les instalaron buffet dentro de la escuela. De todos modos, la zona está más linda; antes era un baldío", sintetizó a La Nación.
La opinión de Eduardo Guida del barrio de Villa Urquiza no es favorable. Señalaba con el dedo un grafiti pintado en la propiedad aledaña a su casa, en Díaz Colodrero al 3500. "De positivo no tuvo nada. Los chicos dejan basura en la calle; hasta me han dejado desechos dentro del porche. Yo soy docente jubilado, pero esto es demasiado: los padres de los alumnos del Esnaola argumentan que los grafitis son parte de la liberación de los hijos", indicó a La Nación.
Todos los consultados en el entorno del polo coincidieron en que no hay más seguridad que antes en la zona.
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