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- 20.08.2014
Científicos comprueban que un hongo elimina el mosquito que transmite chikungunya y dengue
Investigadores de la Universidad Nacional de La Plata comprobaron que un hongo acuático combate el mosquito transmisor y ahora estudian su formulación para que pueda ser comercializado.
Se trata de un hongo acuático llamado Leptolegnia chapmanii, que fue hallado en charcos de agua de la localidad platense de Melchor Romero.
El novedoso desarrollo pertenece a investigadores del Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (Cepave), un instituto dependiente de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo y del Conicet.
El larvicida biológico fue testeado en forma positiva en pruebas de campo y en distintas condiciones ambientales, explicó Juan García, quien dirige el proyecto acompañado por Claudia López Lastra.
Los investigadores de la UNLP remarcaron que sólo resta su formulación, es decir la manera en que el hongo será preparado para conservar la viabilidad y virulencia y poder ser comercializado en el mercado.
Con este descubrimiento, el control biológico actuará sobre los mosquitos de las especies Aedes aegypti y Aedes albopictus que transmiten el virus de la chikungunya y el dengue.
Desde hace años, el Cepave centra sus investigaciones en la búsqueda, identificación y evaluación de los enemigos naturales que afectan las poblaciones naturales de Aedes aegypti, remarcó el investigador.
"La finalidad de los trabajos es conocer de qué manera los depredadores (otros insectos u microcrustaceos), los parásitos (nemátodos) y los patógenos (virus, bacterias, hongos y protozoos) afectan las poblaciones de Aedes aegypti para reducir el número de insectos", explicó.
Asimismo, López Lastra señaló que la idea es determinar "cuál de estos hallazgos tiene posibilidades de convertirse en un insecticida biológico que pueda llegar al mercado para ser utilizado en el control de este mosquito vector, y así reducir el uso de insecticidas químicos neurotóxicos".
El insecticida biológico se encuentra en la etapa de formulación, es decir determinar de qué forma será trasladado a un preparado de manera que pueda permanecer activo por un período de tiempo prolongado y de esta forma se comercialice masivamente.
En esta región, al Aedes aegypti, se lo puede encontrar como larva, pupa y/o adulto desde septiembre-octubre hasta abril, con un pico poblacional en marzo, por lo que la temperatura máxima necesaria para que la larva salga del huevo debe superar los 17ºC durante varios días.
Si bien aún no se ha registrado la presencia de larvas de Aedes albopictus en esta zona, los huevos de algunas cepas de este mosquito pueden tolerar hasta 10º bajo cero, lo que no sucede con el Aedes aegypti.
Como no existen aún medicamentos antivirales para tratar la chikungunya y el dengue, la prevención es la única forma de evitar el contagio de estas enfermedades.
López recordó que en la actualidad se refuerzan las tareas de prevención mediante la fumigación, el uso de repelentes, de mosquiteros o mallas metálicas en ventanas y puertas, aire acondicionado, ropa tratada con permetrina, limpieza de cacharros y recipientes, entre otras.
Se trata de un hongo acuático llamado Leptolegnia chapmanii, que fue hallado en charcos de agua de la localidad platense de Melchor Romero.
El novedoso desarrollo pertenece a investigadores del Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (Cepave), un instituto dependiente de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo y del Conicet.
El larvicida biológico fue testeado en forma positiva en pruebas de campo y en distintas condiciones ambientales, explicó Juan García, quien dirige el proyecto acompañado por Claudia López Lastra.
Los investigadores de la UNLP remarcaron que sólo resta su formulación, es decir la manera en que el hongo será preparado para conservar la viabilidad y virulencia y poder ser comercializado en el mercado.
Con este descubrimiento, el control biológico actuará sobre los mosquitos de las especies Aedes aegypti y Aedes albopictus que transmiten el virus de la chikungunya y el dengue.
Desde hace años, el Cepave centra sus investigaciones en la búsqueda, identificación y evaluación de los enemigos naturales que afectan las poblaciones naturales de Aedes aegypti, remarcó el investigador.
"La finalidad de los trabajos es conocer de qué manera los depredadores (otros insectos u microcrustaceos), los parásitos (nemátodos) y los patógenos (virus, bacterias, hongos y protozoos) afectan las poblaciones de Aedes aegypti para reducir el número de insectos", explicó.
Asimismo, López Lastra señaló que la idea es determinar "cuál de estos hallazgos tiene posibilidades de convertirse en un insecticida biológico que pueda llegar al mercado para ser utilizado en el control de este mosquito vector, y así reducir el uso de insecticidas químicos neurotóxicos".
El insecticida biológico se encuentra en la etapa de formulación, es decir determinar de qué forma será trasladado a un preparado de manera que pueda permanecer activo por un período de tiempo prolongado y de esta forma se comercialice masivamente.
En esta región, al Aedes aegypti, se lo puede encontrar como larva, pupa y/o adulto desde septiembre-octubre hasta abril, con un pico poblacional en marzo, por lo que la temperatura máxima necesaria para que la larva salga del huevo debe superar los 17ºC durante varios días.
Si bien aún no se ha registrado la presencia de larvas de Aedes albopictus en esta zona, los huevos de algunas cepas de este mosquito pueden tolerar hasta 10º bajo cero, lo que no sucede con el Aedes aegypti.
Como no existen aún medicamentos antivirales para tratar la chikungunya y el dengue, la prevención es la única forma de evitar el contagio de estas enfermedades.
López recordó que en la actualidad se refuerzan las tareas de prevención mediante la fumigación, el uso de repelentes, de mosquiteros o mallas metálicas en ventanas y puertas, aire acondicionado, ropa tratada con permetrina, limpieza de cacharros y recipientes, entre otras.
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