Salud: una grieta cada vez más profunda en la Ciudad

Se puede hacer, se puede tener un sistema de salud mejor y para todos. Sólo se necesita tener decisión política y compromiso con los porteños.

Por Matías Barroetaveña, candidato a legislador por el Frente para la Victoria y coordinador de La Fábrica Porteña.

El sistema de salud público porteño presenta graves deficiencias que impactan negativamente en el acceso al derecho a la salud de todos los habitantes de la Ciudad.  La gestión del PRO no demuestra querer revertir esta situación. Una prueba de ello se evidencia en la participación presupuestaria del Ministerio de Salud de la Ciudad en el presupuesto total de la ciudad, que muestra una tendencia decreciente desde el 2007 hasta la actualidad.

No sorprende que los hospitales de la ciudad presenten graves problemas de infraestructura y de recursos humanos que repercuten directamente en la calidad de atención. Para citar un ejemplo, la Organización Mundial de la Salud recomienda que en los hospitales haya tres enfermeros por cada médico. Un caso concreto demuestra que esta recomendación está lejos de cumplirse: en el Hospital Álvarez hay alrededor de 415 médicos y 190 enfermeros, más de dos médicos por cada enfermero. Esta proporción se repite en el resto de los hospitales.

Otro ejemplo de ello son las dificultades para acceder a cirugías programadas en los efectores de salud porteños. En la mayoría de los hospitales de la Ciudad se registran demoras de como mínimo 6 meses y de hasta un año y medio para acceder a una cirugía programada. En muchos casos, estas demoras e ineficiencias hacen que los pacientes abandonen el tratamiento, impactando directamente en su salud integral. Algo que en principio es simple se transforma en grave por la demora en la intervención.

El impacto desigual del sistema de salud en los habitantes se evidencia con las disparidades existentes entre las zonas norte y sur de la ciudad que se profundizaron durante la gestión del PRO. A pesar de que la actual gestión se arroga haber comenzado a desarrollar el sur, las cifras existentes vinculadas a la salud contradicen esa afirmación. El aumento de la mortalidad infantil es un claro ejemplo. En los últimos años la misma aumentó en toda la ciudad (entre los años 2008 y 2013 se incrementó de 7.3 a 8.9 cada mil nacidos vivos). Dentro de este panorama negativo, la zona Sur es la que presenta un mayor aumento en relación a otras zonas de la ciudad. Así, en 2013 fallecieron en promedio en las comunas 4, 8 y 9 más del doble de niños que en Zona Norte. Evidentemente, la política de salud del  PRO no escapa a una lógica general de la gestión que profundiza las diferencias existentes entre las zonas norte y sur de la ciudad.

Consideramos urgente mejorar el sistema de atención pública, para avanzar en la reducción de la desigualdad en la ciudad. Es prioritario mejorar y fortalecer la atención primaria de la salud en tanto primer eslabón de la cadena de atención. La realización de un trabajo territorial que incluya la formación de promotores de salud y la intervención de enfermeros comunitarios es central para comenzar a mejorar la asistencia, la promoción y la prevención de acuerdo a las necesidades de los diferentes barrios y sus poblaciones. Es preciso volver a poner a la salud en el centro de la escena mediante la inversión en infraestructura, compra de equipamientos, mejoramiento de las condiciones laborales de los trabajadores en combinación con un trabajo territorial que facilite el acceso a una salud de calidad. Hay que recuperar la capacidad de rectoría del Estado como coordinador y garante del derecho a la salud para la totalidad de los habitantes de la Ciudad. Un Estado que se haga cargo.

Se puede hacer, se puede tener un sistema de salud mejor y para todos. Sólo se necesita tener decisión política y compromiso con los porteños.


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