OPINIÓN

"El subte a un paso de la calamidad", por Werner Pertot

La semana pasada los pasajeros de la B quedaron atrapados una hora y media en una formación. Detrás, la falta de trenes, las licitaciones que no se hacen y un cambio en la D que quedó a medio camino.


Lo de la línea B fue tan desastroso que ni todo el blindaje mediático lo pudo frenar: salió en todos lados que la línea B tuvo una formación parada con los pasajeros adentro por más de una hora y media, en un subte lleno al mango. Finalmente, caminaron por las vías entre Malabia y Angel Gallardo para poder salir. Lo que no se dice: esto es un producto de postergar y postergar la compra de nuevos trenes (los que están no dan más, a las pruebas me remito), que debería revertirse ya. También hay un serio problema desde que volvió a funcionar la línea D: anda peor, no mejor que antes. Y que vuelva a funcionar por lo menos igual que antes va a
requerir una inversión que no está haciendo SBASE.

Se anunció como una falla técnica, de las muchas que suele tener la línea B. Pero en este caso los intentos de conductor de resolverla no funcionaron. Y tampoco pudo hacer nada el mecánico, que vino desde la cabecera. No había caso: el tren no se iba a mover. Los pasajeros de la formación que se quedó varada el lunes pasado estuvieron arriba del tren encerrados
una hora y media: entre las 17.45 y las 19.25, aproximadamente.

Después del desastre, que buscaron barrer rápidamente debajo de la alfombra, empezaron a salir los trabajadores y trabajadoras del subte a dar una señal de alerta: el problema que tiene la línea son los trenes. O la falta de ellos. El tren que se quedó es de los que le compró Mauricio Macri al Metro de Madrid y que requirió, para que pudiera funcionar, una readecuación de toda la línea. Son los trenes que en España ya eran clasificados como chatarra, pero acá los compramos. Una buena parte ya ni sirven, ni están funcionando. Este sigue en funcionamiento porque no hay por qué reemplazarlo. Tiene 24 años de antigüedad.
Se rompe seguido, aunque no tanto como el lunes pasado.

Los metrodelegados insisten: lo que hace falta es una renovación inmediata de trenes o los problemas como el que ocurrió se van a multiplicar en la B. Hay una licitación para renovar la mitad de la flota que estaba prevista para diciembre de 2023, pero ya SBASE la pateó dos veces para adelante. Ahora dicen que se va a hacer en junio de este año. Si no se vuelve a postergar, los nuevos trenes estarían recién en 2026.

El reclamo de los trabajadores del subte no arrancó ahora: hace por lo menos cuatro años que vienen reclamando lo mismo. Además de por la frecuencia, es porque muchos de los trenes que hoy circulan (en especial los japoneses Mitsubishi, que tienen hasta 70 años) tienen asbesto, un material cancerígeno.

La línea B tiene hoy 18 formaciones operativas. En la hora pico, requiere 16. Se rompen y no hay margen (siempre toda línea de subte tiene que tener trenes de repuesto, por lo menos se recomienda que haya tres formaciones de más).

D de Desastre

Para terminar, un párrafo para la línea D. El gobierno de Jorge Macri la cerró por casi dos meses para cambiar el sistema de señalización por uno más moderno, que debería haber permitido una mejor frecuencia. Pero la frecuencia ahora es peor, ¿por qué?

El rumor es que hubo un problema con los pagos de SBASE y la empresa que tenía que hacer la instalación en el túnel y los trenes (Siemens) y el trabajo se hizo más lento. Hoy hay 14 formaciones andando en la D, cuando se necesitan 18 (y con el nuevo sistema podría haber más -21 por lo menos- y mejor frecuencia, que era la idea). Hasta que SBASE no resuelva el problema de pagos con Siemens es probable que las cosas sigan mal en la línea D. A eso hay que sumarle una cochera que no está andando en Catedral y un error en la velocidad a la que entran los trenes a la estación.

Eso sí, en un par de meses, el pasaje va a salir más de 700 pesos el viaje. 

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