CULTURA

Proponen crear el Ministerio del Libro

La idea surgió de los colectivos Territorio y Producción Editorial Organizada (TyPEO) y Todo Libro es Político (TLEP) ante la ausencia del Estado.


Hace unos días empezó a circular por redes sociales un logo con estética mileísta que anunciaba la creación del Ministerio del Libro. “La nueva cartera se anunciaría en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Hay expectativa por quién la conducirá y cuáles serán sus alcances. Dudas y sorpresas en el mundo editorial”, se anunciaba en el pie de la foto. Días después se brindaron más detalles en un “comunicado oficial”: “La Oficina del Ministerio del Libro informa que su existencia ya es un hecho. Confirmamos la creación de esta entidad, de la que ya hablan presidencia y los medios, que llevará adelante políticas destinadas a la promoción de la lectura, la industria editorial, la exportación de cultura argentina y mucho más”.
 
Quien asumió la responsabilidad de llevar adelante la creación de esa entidad no fue la Presidencia de la Nación liderada por Javier Milei, ni el Ministerio de Capital Humano a cargo de Sandra Pettovello, tampoco la Secretaría de Cultura al mando de Leonardo Cifelli. La iniciativa surgió de los colectivos Territorio y Producción Editorial Organizada (TyPEO) y Todo Libro es Político (TLEP). “Dado que ‘no hay plata’, será necesaria la contribución, aceptación y fe de todo el sector”, declaraban.
 
Anshi Morán (TyPEO) explica a Página 12 que “Creemos que el Ministerio del Libro existe de la misma manera que existen todos los mundos literarios que a los lectores nos gusta visitar, de la misma manera que existe “La utopía” de Tomás Moro o “Alicia en el país de las maravillas” de Carroll. Son espacios que, por haberlos leído tanto, terminan existiendo en el imaginario de todes. El Ministerio del Libro tiene algo de eso, quizás un poco fantástico o utópico hoy en día pero posible porque entra en nuestra imaginación”.
 
En relación al contexto, Morán dice que hoy “asistimos a la disolución del Ministerio de Cultura, al vaciamiento de muchas agencias estatales y medios que eran parte fundamental del campo cultural argentino, tan rico, variado y potente”. También señala el “brutal ajuste” y critica la “represión" hacia quienes intentan defender lo construido. “Para nosotros es importante que el Estado no se desentienda, que tenga políticas activas, que incluya regulaciones, incentivos y financiamientos que apunten a sostener la cultura y potenciar esta industria. En línea con otros sectores, desde TyPEO enfatizan que “la industria del libro genera miles de puestos de trabajo en toda su cadena de producción”: autores, editores, trabajadores gráficos, correctores, traductores, maqueteadores, diseñadores, libreros, encuadernadores, prensa y otros oficios ligados a “un bien material y simbólico de gran prestigio y larga tradición”.
 
Según Morán, la ausencia de Presidencia en la Feria del Libro este año revela “el desinterés y el desprecio que el actual gobierno tiene por el libro”. Es por eso que desde TyPEO y TLEP decidieron que su stand (el 1321 del Pabellón Verde) será “el que nuclee las políticas públicas necesarias para desarrollar la industria del libro con la estética oficial del gobierno porque queremos hacernos cargo de ese espacio vacante que dejó el Estado”. “Si el Estado no se hace cargo, entonces tendremos que hacernos cargo nosotros”, subrayan, y destacan que será un Ministerio participativo: cada lector podrá aportar sus ideas para elaborar proyectos, DNUs y políticas pertinentes para el desarrollo del libro (las propuestas se reciben en [email protected], en redes o en el stand).
 
Frente a la realidad, un acto de imaginación. Hoy las políticas públicas están ausentes de la escena pero afortunadamente nadie ha prohibido imaginar o crear ficciones. “Desde TyPEO y TLEP decidimos asumir la creación del Ministerio del Libro y su gestión, que vamos a inaugurar el 26 de abril en la Feria del Libro. Creemos que fue un acierto la elección estética y de tono para difundir nuestras ideas. No quisimos ir por una comunicación de oposición sino tomar el lugar vacante del Estado, hacernos cargo como ciudadanos y lectores”. Morán sostiene que "la imaginación es muy importante para poder pensar otras formas de salir de la crisis, no sólo la economía”.
 
Las principales amenazas para el sector, por un lado, el intento de derogar la Ley de Defensa de la Actividad Librera (Nº 25.542) con la Ley Ómnibus y la desregulación de precios, pero también el ataque al mercado interno con el congelamiento de sueldos y los aumentos en los costos. “Actualmente el papel se lleva más del 54% del costo de un libro y eso dificulta la producción. Muchas editoriales no podrán sacar sus novedades este año”, explica Morán, y define esto como “una situación desesperante” en la que los lectores no pueden acceder a libros que se convierten en un bien de lujo. “Esto venía ocurriendo pero se agravó en los últimos años. En Argentina el libro siempre fue más accesible y por eso tenemos tanto público lector. Algunas librerías están denunciando una caída de al menos el 40% en las ventas en los últimos cuatro meses”, advierte.
 
Por otra parte, las políticas de destrucción de la cultura y la educación constituyen una amenaza a largo plazo porque son las que “abonan el suelo fértil que genera el tan destacado campo lector argentino: los lectores se forman en las escuelas, en las universidades, en los teatros y en todos los espacios culturales. Sin eso vamos a empezar a perder lectores”.
 
Matías Reck (TLEP) señala a Página 12 que en Alemania, Japón y España existe el Ministerio de la Soledad, entonces se pregunta: "¿Por qué no imaginar un Ministerio del Libro donde se puedan pensar políticas para ese momento tan personal y a veces colectivo que es la escritura y la lectura?
 
Reck apunta que en tiempos en los que se instalan bases militares, se compran aviones de guerra, se amenaza con el cierre de universidades y se echan a miles de trabajadores de la producción, la cultura y el conocimiento, “creemos que el libro viene a dar cuenta de otro tiempo posible: el tiempo de la palabra escrita como poética para soñar, para imaginar cómo queremos vivir. El libro de tapa dura para leer en el bondi y pasarse de parada y tener que volver a pagar $700 para llegar a destino. Esas son las políticas públicas que se pueden desarrollar en un Ministerio que ya fue cerrado antes de nacer”.
 
 
 
 


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