TERCERIZACIÓN

Con una ayuda de las ONGs amigas

Hace años que la oposición porteña denuncia la tercerización del Gobierno de la Ciudad en ONGs y consultoras amigas. Una reciente auditoría pone el foco sobre la ONG Pronats, que ya recibió 21 millones de la gestión PRO y que es presidida por el marido de una funcionaria.

Werner Pertot
Desde el comienzo de la gestión PRO en la Ciudad se han acumulado críticas de la oposición porteña por las contrataciones de consultorías y la tercerización de tareas del Estado en manos de ONGs amigas. Entre los nombres de esas ONGs, hay algunas que se repiten, como la asociación civil Pronats, que se dedica a defender los derechos de los niños. La entidad era conducida por una funcionaria macrista y a partir del inicio de la gestión de Mauricio Macri en la Ciudad pasó a estar a cargo del marido de la funcionaria. Un reciente informe de la Auditoría General de la Ciudad señala irregularidades en un convenio firmado entre el Ministerio de Desarrollo Social y esa ONG. Indica que no hay documentos que dejen constancia de que el Estado ejerció los controles necesarios sobre las tareas que se le encomendaron. En lo que va de la gestión macrista, esa asociación sin fines de lucro recibió 21 millones de pesos.

Corría el año 2008, el primero de Macri frente a un ejecutivo, cuando el Ministerio de Desarrollo Social cerró dos refugios para chicos en situación de calle y llamó a una convocatoria para que fueran manejados por una ONG. Según relató el periodista Eduardo Videla, los centros Carlos Cajade y Ciberencuentro, que estaban en manos del Estado pasaron a estar manejados por un privado. Ambos lugares tienen camas para que los chicos pasen la noche, salas de juegos y computadoras.

"Un informe de la Auditoría General de la Ciudad señala irregularidades en un convenio firmado entre el Ministerio de Desarrollo Social y esa ONG. Indica que no hay documentos que dejen constancia de que el Estado ejerció los controles necesarios sobre las tareas que se le encomendaron".



Dos resoluciones del Ministerio de Desarrollo Social (505 y 506/08) convocaron “a las organizaciones de la sociedad para la presentación de proyectos, con el fin de establecer un parador o casa abierta las 24 horas para chicos de y en la calle”. La decisión macrista fue cuestionada en ese momento por Gabriela Cerruti -quien indicó: “Se están sacando de encima a los chicos de la calle”- y todo derivó en una discusión en la Legislatura con Soledad Acuña, entonces subsecretaria de Promoción Social y hoy Ministra de Educación.

En esa discusión, durante un informe que debía presentar Acuña, los opositores advirtieron que la coordinadora del Programa Chicos en Situación de Calle era Andrea Bruzos Bouchet, quien había conducido PROnats hasta diciembre de 2007, cuando asumió un cargo público en el Gobierno macrista (hoy es subsecretaria de Coordinación Pedagógica, bajo el ala de Acuña). La dirección de Pronats pasó a partir de ese momento a manos de Nicolás Fariña, que es el marido de Bruzos. Esa ONG consiguió tres convenios con el área por cuatro hogares de tránsito para chicos en situación de calle que tiene en la Ciudad de Buenos Aires.

"Andrea Bruzos Bouchet había conducido PROnats hasta diciembre de 2007, cuando asumió un cargo público en el Gobierno macrista. La dirección de Pronats pasó a manos de Nicolás Fariña, su marido".

 

Los opositores cuestionaron que los convenios se hicieran con el área que tenía Bruzos Bouchet a su cargo, dado que se ponía a la funcionaria a controlar las tareas que debía cumplir la ONG que presidía su marido. La polémica pasó al olvido por unos años, hasta que en 2013 comenzó el conflicto con Soledad Acuña por el cierre de las Orquestas Infantiles y Juveniles en 2013. Allí los trabajadores en una de las protestas indicaron que sospechaban que se buscaba vaciar las orquestas “a favor del retiro del Estado para que hagan su participación ONG ‘amigas’, como se ha comprobado con el desembarco en el área Socioeducativa de Andrea Bruzos Bouchet, como gerente operativa, quien en su paso por Promoción Social como coordinadora de Atención de Niñez y Adolescencia fue denunciada en la Legislatura por contratar a la ONG Pronats, cuyo titular, Nicolás Fariña, era nada menos que su propio marido”.

Lo cierto es que a lo largo de los años se incrementaron los subsidios que recibió esta entidad de bien público, según se puede ver en el cuadro:


 
Los subsidios incluyen una beca mensual por cada chico del que se hace cargo, a lo que hay que sumarle el pago de los alquileres de los inmuebles. Por el hogar Nueva Cork, en Devoto, reciben más de 20 mil pesos por mes. Las críticas de los opositores nunca se dirigieron al objetivo del programa, sino a la tercerización de tareas del Estado y al hecho de que se ponía a una funcionaria a controlar a su esposo. 

"La AGC observó que "no se verificó existencia de documentación que formalicen las tareas de supervisión que surgen del Convenio firmado con la organización Pronats”. Una vez más, los controles fallaron en torno a una ONG amiga".



Un reciente informe de la Auditoría General de la Ciudad, que preside Cecilia Segura, encuentra falencias en el control de otro convenio que tiene Pronats con el Gobierno porteño. Es por la atención y derivación de niños y niñas víctimas de violencia familiar en el marco del programa Centros de Integración de la Mujer que dependen de la Dirección General de la Mujer. La Auditoría señaló que el convenio no especifica la cantidad de niños que deben atender o derivar, lo que convertiría el dinero que recibieron en concepto de esa tarea en 2014 en un virtual cheque en blanco. Desde la Auditoría advirtieron que se debería establecer una contraprestación concreta (por ejemplo, atender a una cantidad determinada de niños).

El convenio indica que durante 2014 se pautaron 894 mil pesos para Pronats en pagos de 74 mil pesos por mes, pero a partir de abril esa cifra aumentó a 96 mil pesos. La asociación sin fines de lucro se comprometió a emplear para ese programa a seis psicólogos, un trabajador social y un abogado. Cuando la Auditoría le solicitó al Ministerio de Desarrollo Social que informara cómo se controló el trabajo que hizo Pronats, respondieron que se hacían reuniones trimestrales con la directora general de la Mujer. Sin embargo, la auditoría dejó como observación que “no se verificó la existencia de documentación (actas o informes) que formalicen las tareas de supervisión que surgen del Convenio firmado con la organización Pronats”. Una vez más, los controles fallaron en torno a una ONG amiga.

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