ACAMPES

Debajo de la alfombra

Los cooperativistas que dependen del Gobierno porteño encontraron dos veces la forma de romper con la estrategia macrista de ignorarlos. Hoy cobran en promedio 4500 pesos, muy por debajo de los 18 mil que el Gobierno porteño considera que una familia debe tener para gastos básicos.

Werner Pertot
Un bonito video difundo por el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, muestra la Ciudad desde arriba, vista a vuelo de dron, mientras pequeñas pantallas se abren y desde ellas nos muestren a los vecinos. Son como ventanas a historias mínimas que ocurren en Buenos Aires. En ninguna de ellas veremos a los cooperativistas que esta semana acamparon en Plaza de Mayo y hace no tanto llevaron sus carpas al interior del edificio futurista de Parque Patricios, donde tiene sede la jefatura de Gobierno. Larreta los trató de “violentos” y de “minoría”. En todo caso, son una minoría intensiva, que viene encontrando la forma de jaquear la comunicación macrista y pone su situación en el centro de la escena. El reclamo de los cooperativistas es que se eleven los magros sueldos de 4500 pesos que reciben del Gobierno de la Ciudad, que los ubican muy por debajo de la canasta básica que confecciona la Dirección de Estadística del mismo gobierno.

Escena 1: Mil personas, muchos de ellos jóvenes, trasponen las puertas de cristal del edificio del Gobierno porteño, que parece sacado de una película futurista. Despliegan banderas de distintos colores, rojas y negras, celestes y blancas, cantan, aplauden, cacerolean y protestan. Pero lo que tomó por sorpresa a la seguridad del Gobierno porteño ahora se convierte en un hecho impensable. Despliegan y arman carpas. Se instalan en pleno hall a reclamar. Prometen pasar allí la noche. Los cochecitos de bebé y los mates contrastan con las luces circulares que se prenden cuando atardece en el edificio inteligente. La manifestación termina cuando el objetivo de instalar su situación queda cumplido. Los refuerzos de policía en la sede porteña durarían algunas semanas.

"Lo que tomó por sorpresa a la seguridad del Gobierno porteño ahora se convierte en un hecho impensable. Despliegan y arman carpas. Se instalan en pleno hall a reclamar. Prometen pasar allí la noche".

 

Escena 2: Vuelven las carpas pero esta vez a instalarse en Plaza de Mayo el día que el presidente Mauricio Macri pensaba hacer un locro en la Plaza Colón, detrás de la Casa Rosada. En el Gobierno nacional niegan que los dos hechos tengan relación, pero lo cierto es que el acto se trasladó a la Quinta de Olivos, y la Plaza amaneció vallada y vacía como pocas veces. Lo que logró el Gobierno fue que los cooperativistas instalaran el campamento a unos metros, sobre Diagonal Norte. Armaron fogones. Circuló el mate para tratar de combatir el frío. De yapa, todas las personas que querían acercarse al Cabildo un 25 de mayo se encontraron con que no los dejaban pasar y cuestionaron la medida restrictiva del Gobierno. Un joven PRO soltó que era “por culpa de unos inadaptados”.

El jefe de Gobierno estuvo más diplomático: dijo que era “una minoría, compuesta por el 10 por ciento de los cooperativistas”. Aseguró que ya dieron un aumento, pero algunos no lo aceptaban. No aclaró de cuánto era el aumento, ni cuánto cobran, porque hubiera tenido que entrar en un territorio pantanoso. "Nosotros encantados de volver a tener diálogo. Hubo acuerdo con la mayoría de los trabajadores, pero quedó este grupo que no acordó", aseguró. El diálogo no se produjo. De hecho, los cooperativista no le pudieron entregar un petitorio. Desde el Ministerio de Desarrollo Social porteño, les repiten que no piensan negociar bajo presión.

¿Cuál es la situación de los cooperativistas? Ganan un sueldo de 4500 pesos, en promedio. El Gobierno porteño les ofreció un aumento del 23 por ciento para un año donde la suba de precios amenaza con superar el 40 por ciento. Con ese aumento que planteó el Gobierno, el salario promedio que cobran llegaría a 5535 pesos, ni la mitad de lo que la Ciudad estima que se requiere para la canasta básica de una familia tipo. La Dirección de Estadísticas porteña estableció que se necesitaron en abril 18297 pesos para cumplir con esos gastos básicos. ¿Cómo se explica que el mismo Estado que publica ese dato sea el empleador de personas que no llegan ni a la mitad de esa cifra por mes?

"Ganan un sueldo de 4500 pesos. El Gobierno porteño les ofreció un 23 por ciento para un año donde la suba de precios amenaza con superar el 40 por ciento. Con ese aumento, el salario promedio llegaría a 5535 pesos, ni la mitad de lo que la Ciudad estima que se requiere para la canasta básica de una familia tipo".



La gran mayoría de los cooperativistas proviene del sur de la Ciudad de Buenos Aires: La Boca, Lugano, Soldati, la villa 21-24, pero también la 31, la 1-11-14 y Los Piletones. Las cooperativas en las que trabajan se ocupan más que nada de limpieza de espacios públicos, aunque también hacen tareas de construcción y de recolección de residuos en las villas. Muchas dependen del Ministerio de Ambiente y Espacio Público. En prácticamente todos los casos, el ingreso que reciben por ese trabajo es el principal sustento de su familia. Los acampes en Plaza de Mayo y en el Gobierno porteño fueron los más visibles, pero en conflicto viene de antes, con otras medidas de fuerza previas.

Los cooperativistas piden un aumento del 40 por ciento, que para el nivel de los salarios, no parecería ser pedir mucho: los pondría en 6300 pesos mensuales, todavía por debajo de la mitad de la canasta básica familiar que estableció el Gobierno porteño. El costo para la administración pública sería de dos millones por mes, se ocuparon de señalar los manifestantes. También piden que se abran nuevos puestos de trabajo para las personas que están desocupadas, dado que tuvieron un incremento en los reclamos en los barrios de personas que buscan trabajo.

Los macristas, por supuesto, hacen énfasis por lo bajo en que estos cooperativistas forman parte de distintas agrupaciones: el Frente Popular Darío Santillán, Polo Obrero, Lucha y Trabajo, El Sol, TPR, Los invisibles, y la lista sigue. Estamos en democracia: militar en una agrupación no derrumba ninguno de los argumentos, ni modifica los números de los salarios que están en discusión. En el acampe de esta semana, los cooperativistas reclamaron no sólo por sus sueldos, sino por un cúmulo de políticas del Gobierno porteño que consideran que los afectan: “Somos los que vivimos en las villas que no están urbanizadas, las madres y los padres de los chicos de las escuelas de zona sur que se quedan sin vacante, de los chicos que no se pueden atender en los hospitales públicos por falta de presupuesto. Somos los y las que sufrimos el recorte de alimentos del gobierno de la Ciudad, su política de pobreza, su ocultamiento del dengue”, se autodefinieron. Tal vez sería hora de que alguien los escuche.

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