Pepe Voltarelli: “Buenos Aires parece la ciudad de Calabria más grande del mundo”

Por Sebastian Scigliano
El notable cancionista y performer italiano Pepe Voltarelli está de visita, por quinta vez, en Buenos Aires. Creador de la tarantela punk, un dechado de desparpajo regionalista, este calabrés orgulloso y émulo del mítico Doménico Modugno viene a presentar su último trabajo, “Lamentarsi come ipotesi”, en el que despliega la idea de que “para nosotros, el lamento es como un condimento”. Toca este jueves y el que viene en Café Vinilo.

Es tu quinta vez en esta ciudad, ¿qué es lo que te hace volver a Buenos Aires?
La primera cosa que me atrae es la gran energía de esta ciudad, energía humana, de encuentro de personas y culturas, la dimensión de este fenómeno, que es numérico y energético. La segunda cosa, es que tengo una ligazón muy fuerte, porque está muy conectada con mi tierra, es como si fuese la ciudad de Calabria más grande del mundo, a veces me parece estar realmente en mi casa.

El vínculo cultural entre Buenos Aires y el sur de Italia es innegable, sí.
Tengo que decir que encontré desde la primera vez que toqué acá una atención y una predisposición de la gente con mi música muy especial, y creo que para un músico es la cosa fundamental, buscar personas interesadas por tu música, y esto me pone a mí también en una condición de una absoluta disponibilidad. Es difícil, también, porque es lejana la Argentina, pero para mí es como una especie de empeño moral.

El nombre de tu último disco podría traducirse como “El lamento como una hipótesis”. ¿Por qué ese nombre?
Es una reflexión, por un lado, por mi carácter personal, que soy una persona siempre en continuo deseo del otro, muy curioso, atento a lo que sucede en el mundo, con curiosidad natural, como un niño. Y también es la idea de transformar la energía del sufrimiento, del dolor, en una energía diferente, propositiva y positiva. Esto puede suceder solamente si el lamento está concebido no como un acto de denuncia, de dolor, sino como un acto ritual, como un ritual cotidiano, como algo que no tiene continuación negativa. Un ritual como para provocar, como un ritual deportivo, como un ejercicio. Como comer por el gusto de comer, por deporte. La letra de la canción que tiene ese nombre dice “el lamento, para nosotros, es un condimento”, como un placer. Es muy difícil hacerlo pasar como mensaje, es muy complejo, porque el lamento, por definición, es un hecho de sufrimiento. Es muy difícil hacer comprender a alguien que el lamento es como felicidad.

¿Podría tener eso relación con cierta condición de “italianidad”?
Es posible, porque somos un país con una historia muy compleja, muy larga, llena de dominaciones y guerras, de pueblos que llegaron a dominarnos. El lamento tiene origen árabe, y entra por nosotros, los del sur.

Reivindcás la figura de Domenico Modugno. ¿Qué significa él para vos?
Para mí Modugno es como un símbolo de autenticidad, de verdad, de hombre de pueblo, de carácter, que ha luchado por la libertad de cantar sus propias canciones, en un tiempo, los años ´50, en el que estaban por un lado los autores y por el otro los intérpretes. Y él fue las dos cosas. Fue un revolucionario para la época. Y siempre me gustó su carácter, su manera de estar en el escenario, de interpretar las canciones con actitud teatral, con una cara interesante. Es como un símbolo, para mí, de la meridionalidad positiva.

¿Cómo sería eso?
Es como un orgullo del sur, pero mundial, no local. Yo hago muchos temas de él y me gusta siempre en mis conciertos hacerle un homenaje, recordarlo. A mí me encantaría ser considerado su descendiente.

¿Qué es la tarantela punk?
Era una manera de tocar la música tradicional con una actitud de rock, agresiva. También era una manera de entender un meridionalismo sin vergüenza, sin ninguna barrera cultural. Así como los ingleses inventaron el punk, nosotros inventamos la tarantela punk, sin ninguna vergüenza.

Subrrayás esto de un "meridionalismo sin vergüenza". ¿Sigue siendo fuerte la división entre el sur y el norte, en Italia?
Actualmente no. Ya no tenemos la necesidad de afirmar la meridionalidad, porque somos naturalmente meridionales. Es un espíritu histórico, que no se puede cambiar. Existe la cuestión meridional, de la que hablaba Gramsci, pero ahora es un meridionalismo tercermundista. Maradona es un meridionalista, el presidente de Bolivia es un meridionalista; los pueblos africanos que luchan por la revolución son meridionalistas. Esto es el meridionalismo para mí: la lucha por la libertad. Después, existe siempre el sur del sur, hay siempre un sur presente.

¿Podría decirse que tus canciones son sobre eso?
Sí, pero un poco más irónicas, de significado más transversal, no como un slogan, pero en el espíritu está eso, cierto. Hay una cosa cercana con la tierra, con el dialecto, en el que yo escribo, también. El dialecto es la primera forma de expresión y de identificación cultural de un pueblo, la lengua originaria.

¿Qué esperás de los conciertos en Vinilo?
Espero que hagamos dos lindas fiestas, como un pretexto para encontrar a los amigos y cantar juntos. Para mí es importante intentar reconstruir estos grandes puentes culturales entre Italia y Argentina, porque creo que en los últimos 20 años están un poco dilatados. Quiero que muchos más artistas italianos vengan a tocar acá y, lo mismo, que artistas argentinos puedan ir a mostrarse a Italia.

¿Qué se viene para tu carrera?
Mientras tenga fuerzas para viajar, me gusta viajar a tocar y a encontrar personas. Me gusta mucho también escribir, sobre comunicación, sobre antropología, sobre urbanística. Tengo ganas de no limitar el pensamiento exclusivamente al discurso artístico, sino considerarlo más bien como si fuera una de las posibilidades de la mente de divertirse y de ser útil para la comunidad, de hallar una cosa que es buena también para los otros.


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