Guillermo Beresñak: “las canciones se van abriendo paso solas"

Hijo de la escena del oeste, pero de una una “con un nuevo color”, como él mismo dice, Guillermo Beresñak tiene muchas horas transitadas en los estudios, como músico pero también como productor - Juanito el cantor, que también es su socio, Coiffeur, Sol Marianela-. Y en su música suenan todas esas músicas de los colegas con los que trabajó y la de los popes que escuchó obsesivamente de chico, a quienes en su último disco dice rendirles tributo abiertamente, incluso desde el nombre mismo. Presenta “Mucha madera” hoy, en MOD.

Por Sebastián Scigliano
¿Por qué el disco se llama así?

Es un homenaje a La balsa, que es una de mis canciones preferidas y es además un punto iniciático del rock nacional. Es un grito medio animal, que me recuerda también el punto rockero del cual salimos. Buena madera se dice, también, cuando hay talento, y estuve trabajando con músicos muy buenos que me aportaron su buena madera.

Tenés muchos años de músico pero también de productor. ¿Se escucha la música de esos colegas con los que trabajás en la tuya?

Se escucha constantemente. Porque cuando produzco, siento todo el tiempo que soy músico, y que ejerzo ese oficio desde diferentes ángulos. Todo termina repercutiendo en las canciones que hago. Hago más menos 10 discos por año, y de cada uno me llevo algo para el próximo, sea mío o de otro. Todo me deja alguna herramienta.

¿Cómo es que te nace la inquietud de producir a otros?

Arrancó un poco por accidente, sin que me lo proponga. Arranqué haciendo mi propio disco, en 2002, con una banda que tenía que se llamaba Antú, y ya desde el primer momento que me metí en la música, bastante tarde en comparación con otros músicos, tenía una necesidad de laburar mucho para ponerme a la par de la gente de mi edad, y de generar un material, sobre todo porque yo quería ser compositor, y tampoco tocaba tan bien como para convocar a otros músicos buenos para hacer lo que quería. Entonces a través de la grabación y de ir construyendo las cosas de poquito fui encontrando una forma de hacer mis canciones. En esa búsqueda exploratoria fui también desarrollando una estética y aprendiendo cosas de ingeniería de sonido, y me uní con Juanito el Cantor, como socio de esto de producir, porque compartíamos la banda. A partir de que salió ese disco otras bandas del barrio vieron que sabíamos grabar, o que nos había salido bien, y nos empezaron a llamar para que los ayudemos con sus discos, a grabar o a mezcla. De a poquito se fue haciendo como un boca en boca de que sabíamos hacer ese trabajo, y lo fui aprendiendo mientras lo hacía, no estudié en ningún lado. Ahora ya me siento más firme con esto de ser productor, ya que hice unos 50 discos, ya.

Qué cosa el oeste y el rock, ¿no?

Es un semillero muy grande, pero creo que como son todos los barrios. Un poco tengo ganas de cambiar ese paradigma del oeste, de la música que suena ahí. Porque para los que estamos más metidos, siempre se relaciona a la música del oeste con esa cosa “grunchosa” de Los Caballeros de la Quema o Divididos; o con el reggae. Y la verdad es que hay una escena de rock pop muy fuerte que empezó a generarse también, desde bandas como Ella es tan cargosa, de Castelar, que si bien es rockera, tiene a la canción muy presente, y después a través de Juanito el cantor, Coiffeur, Contrastes, Chaboncitos, Sol Marianela, Ignacio Castillo, se generaron muchos focos fuertes de la escena, que todavía no se empezaron a unir. Yo tengo ganas cambiar eso, lo que todos pensamos qué es el oeste, y mostrar una nueva escena que tiene otro color.

¿Cuál es ese color?

Tiene que ver más con la canción rock pop, con diferentes vertientes. Contrastes, como lo más pop que hay en ese estilo, y cosas más indie, o lo de Coiffeur, que se fue hacia un lugar más elegante. Esa escena en el oeste tiene una elegancia rústica. A las bandas que hacen el mismo estilo, en Capital, les falta tren Sarmiento, les falta Rivadavia. Se escucha el baterista de departamento, que no tiene que molestar demasiado. En el oeste somos más salvajes, que a veces incluso juega en contra. Yo a veces les pido que bajen un poco porque es difícil que no se vuelva todo rockero, muy sanguíneo. Pero es la impronta, una crudeza y una aridez que por ahí lo diferencia bandas del mismo estilo, pero de otro barrio. Es enérgico y aguerrido.

¿Qué es una canción?

Tiene dos cosas. En Argentina, especialmente, le damos mucha importancia a la letra, y por el otro lado está la melodía. Aunque hay muchas formas de abordar una canción, una canción la hace Pink Floyd y Leo García, y es difícil decir cosas que engloben a los dos. Fundamentalmente, tiene que tener algo nos emocione a las personas ciudadanas. La canción proviene de algo que tiene una sensibilidad espontánea, a diferencia de la música académica, que en general se desarrolla de una manera mucho más arquitectónica. Si bien la canción en algún momento entra en ese estado de arquitectura, en el momento en el que surge, trata de decir algo que refleje lo que uno representa para la sociedad en la que está. Yo puedo decir lo que me pasa a mí y reflejar a muchas personas que se parecen a mí. Y eso muchas veces surge del inconsciente del artista; en muchas ramas del arte se expresa el inconsciente, pero en la canción tiene ese modo particular de unir poesía y música, espontánea e irracional, que la vuelve diferente, muchas veces producto más de la tirantez de la sangre que de la cabeza.

¿Qué emociones espontáneas te hacen escribir a vos?

En general cuando escribo una canción es porque tengo un nudo atado en el pecho y necesito desahogarme. No escribo en general desde la alegría y la felicidad sino desde la tristeza, de tratar de transformar la tristeza en lago bello. Lo leí alguna vez de Borges, que decía que la felicidad era un fin en sí mismos y que los artistas transformaban la tristeza en algo bello. y a mí me pasa bastante eso, cuando me siento ahogado o angustiado, me siento en el piano y sale de una manera muy espontánea tanto la letra como la melodía, como algo que no tengo que pensar, que si me entrego, sale. Me sumerjo en ella y sale todo con naturalidad. Hay otras veces que escribo más puliendo este primer trabajo, pero siempre con la necesidad de desahogarme, como que las emociones que me invaden suelen ser eufóricas cuando compongo.

¿Y en este disco te pasó eso?

Incluso en este se trata de ver sonriendo a tristeza, es decir que no por eso las canciones son melancólicas o transmiten ese humor, sino que al transformarla, también se transforma la visión, y uno puede ver las cosas como aceptando un fluir universal.

El nombre del disco es un homenaje a Nebia, estuviste hace poco en un homenaje a Cerati, ¿cómo te llevás con la tradición del rock nacional?

Este es el primer disco en el cual me acerco a las influencias en vez de alejarme para diferenciarme. Siempre que surgen artistas nuevos, uno trata de asociarlos a lo que conoce. En mi caso me asociaban a Charly, a Fito, todos clásicos. Y en un momento intenté alejarme de eso, diferenciarme, para evitar las comparaciones. Pasado todo eso, y yendo y viniendo de distintas influencias, en este disco decidí honrarlas y dejarlas a la vista, como una manera de decirlo en voz alta y agradecer a Charly, al Flaco, a Cerati, a Calamaro, a todos esos padres del rock argentino que para mí influyeron tanto, y dejando por sentado eso tanto en la estética tímbrica del disco como en lo poético. Hay una canción que se llama Perfume, que para mí podría ser de Serú Girán, y que Charly no me escuche (risas), pero que la hice teniendo el recuerdo de Seminare, de esos temas de Charly de esa época, con ese tipo de armonías que yo aprendí cantando los temas de Charly y que acá las apliqué abiertamente, si él lo escucha va a saber. También suenan cosas de Giros, que fue el primer casette que me regaló mi viejo, y cuando se lo conté a Tweety González, que me ayudó con el disco, me dijo que ese fue el primer disco que él produjo, así que ya estábamos conectados de alguna manera.

¿Cómo es para un productor que lo produzca u productor del calibre de Tweety González?

Me costaba elegir un productor de mi generación, porque de alguna manera sentía que ya sabía lo que me iban a decir mis amigos músicos sobre mi música. Y con Tweety encontré una persona que sentía que me podía dar algo diferente, que yo no conocía. Pero tampoco es que lo fui a buscar. Nos vio en un show y se acercó después de tocar y nos quedamos hablando dos horas de orquestacíón, de tango, de mil cosas, y me invitó a su estudio. A los dos días fui, le mostré mis temas y en ese momento siento que me recibí, que me dieron el dipona. Puede sonar medio vanidoso esto que voy a decir, pero le mostré dos temas ye me hacía reverencias, “por fin uno”, decía, y a mí se me caían las lágrimas. Que alguien de esa altura me valorara de esa manera era como si me estuviera recibiendo.

¿Te dijo cosas que vos no sabías de tu música?

Sí, y sobre todo lo que más aprendí dentro del estudio es la paciencia que tiene para lograr las cosas. Yo sentía que habìa algo que sabían los genios que era como más misterioso, y en definitiva lo que mostró es la humildad ante la obra y el trabajo, que es lo que llevaba a que las cosas estén tan buenas. No es que ya sabía lo que íbamos a hacer, estaba 40 minutos con una perilla, yendo y viniendo, con el guitarrista 40 minutos tocando la introducción de un tema hasta que encontraba el sonido, cosa que yo no hice nunca. Estábamos un día para hacer dos temas, pero lograbas el sonido. Había cosas como que sonaran las guitarras de Gustavo, por ejemplo, y nosotros habíamos llegado a cosas parecidas, experimentando, a algo que estaba bueno, pero la búsqueda obsesiva de él te lleva a “el” sonido, clavado. Lo que mostró fue un espejo de alguien que trabaja de lo mismo que yo, con más experiencia y que logró cosas muy buenas, y que el camino era ese. También aprendí de Cerati a través de él, por su obsesión dentro del estudio, que no existen los genios o los talentosos natos, sino los tipos que, a partir de lo que viene, trabajan mil horas. Cuando le quise hablar de plata, me dijo que le hacía esto porque le gustaba. No es común que gente tan grosa le enseñe todo a alguien que hasta puede ser su competencia. Eso habla de él como persona, también.

¿A dónde querés llegar?

Todas las cosas se van dando solas. No soy un artista que sacó su primer disco ayer, no tengo 20 años. Todos los pasos que he ido dando han sido pequeños pasos hacia adelante, con lo que no tengo expectativas gigantes con este disco, sino seguir sumando. Sé que hice un buen disco, y eso no siempre pasa. Las cosas van a llegando de a poquito, nada pasa de golpe. En los últimos años del rock argentino, la gente que va llegando alto lo va haciendo así, paso a paso y de a poquito, y siento que haciendo buenas canciones, se van abriendo paso solas.


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